Condenado en Florida un muchacho de quince a?os por asesinato
Un juicio por homicidio que se celebra actualmente en Miami contra un ni?o de quince a?os se est¨¢ convirtiendo, dadas las especiales caracter¨ªsticas del caso, en un proceso contra la televisi¨®n y contra la influencia que telefilmes violentos, del tipo de Kojak, pueden ejercer sobre los espectadores infantiles o emocionalmente desequilibrados.Ronney Zamora, un muchacho de origen hispano que vive en un suburbio de Miami, es el principal acusado en la causa que se est¨¢ viendo en un tribunal del condado de Dade por el asesinato, el pasado 4 de junio, de Elinor Haggart, una anciana de 82 a?os vecina del presunto criminal. Seg¨²n la versi¨®n del fiscal, Ronney y otro muchacho de su misma edad entraron a robar en la casa de la anciana y, cuando fueron sorprendidos por ¨¦sta, Ronney hizo fuego con un rev¨®lver, caus¨¢ndole la muerte.
Hasta aqu¨ª la historia podr¨ªa ser una m¨¢s de delincuencia juvenil. Pero el motivo de la popularidad alcanzada por este crimen y el juicio reside en los argumentos presentados por el abogado defensor, que asegura que Ronney estaba perturbado por las muchas horas que pasaba ante el televisor y que los programas violentos que ve¨ªa constantemente en la pantalla son los verdaderos culpables del asesinato.
Para el abogado Ellis Rubin, su defendido sufri¨® lo que denomina una ?intoxicaci¨®n subliminal televisiva?, que debe ser admitida por el juez como eximente o, por lo menos, como atenuante de la conducta de Ronney Zamora. ?Para Ronney -explica el abogado- apretar el gatillo era un reflejo condicionado, producido por el h¨¢bito que crearon cientos de horas de visi¨®n de telefilmes?.
Tres psiquiatras han examinado al ni?o los pasados d¨ªas. Aunque los dos primeros advirtieron en Ronney s¨ªntomas de desequilibrio emocional, piensan que sab¨ªa distinguir, en el momento del crimen, entre el bien y el mal y evaluar las consecuencias de sus actos. Estos requisitos, seg¨²n las leyes del estado de Florida, son los que deben darse para que un acusado sea considerado s¨ªquicamente normal. Sin embargo, el tercer psiquiatra, Michael Gilbert, opina que Ronney actu¨® respondiendo a un reflejo casi de tipo pauloviano, que la violencia a la que se habitu¨® a trav¨¦s de la televisi¨®n se convirti¨® en el medio de descargar su agresividad y que su concepto del bien y el mal estaba distorsionado a causa de sus veladas ante el televisor.
La madre del muchacho, Yolanda Zamora, declar¨® que, efectivamente, el teniente Kojak era el personaje favorito de Ronney, quien lleg¨® incluso en una ocasi¨®n a pedir que le afeitaran la cabeza, para parecerse a su h¨¦roe. Ronney, quien al parecer recib¨ªa frecuentes palizas de su padrastro, hab¨ªa mostrado instintos suicidas en alguna ocasi¨®n. Era reservado, hura?o, y su principal pasatiempo era ver la televisi¨®n.
El juez, Paul Baker, no parece muy satisfecho de la publicidad que se est¨¢ dando al caso. En un primer momento se neg¨® a aceptar la definici¨®n de intoxicaci¨®n subliminal televisiva en los argumentos de la defensa, pero Ellis Rubin. le respondi¨®: ?Se?or¨ªa, cierto que la intoxicaci¨®n mental por televisi¨®n es un nuevo argumento de la defensa, pero tambi¨¦n lo fue en otra ¨¦poca la enajenaci¨®n mental y es ahora admitida por la justicia?.
Seg¨²n el siquiatra Gilbert, el ni?o le cont¨® lo ocurrido en la casa de su vecina bajo los efectos de una droga hipn¨®tica y lo narr¨® igual que una escena de un tejefilme. ?Ronney ha estado sometido a miles de situaciones como la que vivi¨®, argurnenta el abogado, por lo que reaccion¨® del mismo modo que los personajes de la televisi¨®n. Es un ni?o emocionalmente perturbado que nunca tuvo antes un arma en sus manos?.
El juicio contra Ronney Zamora se ha convertido, por tanto, en el primer juicio contra la violencia en la televisi¨®n. La sentencia puede suponer un hito no s¨®lo en la jurisprudencia norteamericana, sino tambi¨¦n en la historia de la televisi¨®n. Recientes estad¨ªsticas se?alan que en Norteam¨¦rica un adolescente ha visto al cumplir los dieciocho a?os unas 15.000 horas de televisi¨®n, en las que se han producido unos 18.000 asesinatos. Por, otra parte, un estudio realizado por un grupo de abogados detectaba veintiuna violaciones flagrantes de la ley en quince episodios de la serie Kojak, tomados al azar.
Mientras el Congreso, las asociaciones de padres y educadores y otras organizaciones estudian el fen¨®meno de la violencia en la televisi¨®n y buscan f¨®rmulas para luchar contra sus efectos, Ronney Zamora se ha convertido, en palabras de su ahogado, en el ?primer m¨¢rtir de la televisi¨®n?.
Parad¨®jicamente, el juicio contra Ronney Zamora est¨¢ siendo televisado en directo por las emisoras locales de Miami. Es la primera vez que en el estado de Florida las c¨¢maras penetran en la sala de un tribunal. Y, m¨¢s ir¨®nico todav¨ªa: una de las sesiones televisadas tuvo que competir, hace unos d¨ªas, con un episodio de la nueva temporada de Kojak, que estaba siendo emitido por una cadena de televisi¨®n rival. Ronney Zamora, sentado en el banquillo con gesto ausente y mirada temerosa, no pudo ver un nuevo telefilme de su h¨¦roe.
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