La cuesti¨®n canaria / 1
?Fuera godos?. Es la pintada m¨¢s extendida en estos momentos en las tapias y muros de las ciudades y pueblos canarios. ?Godo? es la denominaci¨®n despectiva y peyorativa con que el insular designa al peninsular. Entend¨¢monos, ?godo? no es sin¨®nimo de peninsular; ?godo? es la designaci¨®n irritada y xen¨®foba hacia el peninsular cuando se le ve desde una perspectiva negativa y descalificante. Es una precisi¨®n que conviene hacer y tener muy en cuenta si se quiere entender de veras lo que est¨¢ aconteciendo en el otrora denominado archipi¨¦lago afortunado. En este sentido aclaratorio hay que interpretar las recientes declaraciones a la prensa nacional del sic¨®logo tinerfe?o Jos¨¦ Mar¨ªa Mart¨ªnez Casto: ?Ser godo -afirma- no es tanto una definici¨®n de origen racial como una definici¨®n de car¨¢cter. Ese peninsular hablador, presuntuoso, con aires de superioridad y comportamiento agresivo ser¨¢ siempre un godo por muchos a?os que lleve residiendo en las islas. Yo, m¨¢s que de godos y de canarios, hablar¨ªa de car¨¢cter godo y de car¨¢cter canario. Ah¨ª es donde est¨¢ la diferencia, y eso es lo que configura el sentimiento de canariedad?.Un observador superficial de la realidad canaria interpretar¨ªa el grito ?fuera-godos? como manifestaci¨®n de un sentimiento separatista en las islas. Es lo que se piensa en la Pen¨ªnsula y se publica con frecuencia en la prensa nacional. Es incluso lo que quieren hacerse creer un n¨²mero creciente de canarios, contagiados por los que trazan irresponsablemente las pintadas de este tenor xen¨®fobo. Pero esto es quedarse en la superficie de las cosas, Vayamos al centro de la cuesti¨®n. Para ello abr¨¢monos espont¨¢neamente a lo que se advierte nada m¨¢s llegar a las islas Canarias. Nada m¨¢s llegar all¨ª se advierte una sensaci¨®n de profunda desesperanza y creciente irritaci¨®n. Sobrados motivos hay para ello, ciertamente.
Sombr¨ªo panorama
Uno de cada diez canarios no tiene trabajo. Uno de cada cinco no cuenta con vivienda ni con asistencia sanitaria adecuadas. Una de cada dos empresas canarias est¨¢ actualmente en crisis. Los salarios han sido pr¨¢cticamente congelados, en su mayor¨ªa, en niveles muy bajos, mientras que los precios suben un 30% anual. Las islas Canarias padecen el mayor ¨ªndice de analfabetismo de Espa?a. La presi¨®n demogr¨¢fica es casi insoportable, con ¨ªndices de crecimiento ?tercermundistas?. La vida social y cultural canaria sufre una degradaci¨®n progresiva. Y, para colmo de males, la desgraciada forma en que Madrid descoloniz¨® el Sahara ha dejado a Canarias sola ante el peligro. Los canarios tienen clara conciencia de que su circunstancia geohist¨®rica ha sido modificada de ra¨ªz y para siempre. Canarias ha pasado de la condici¨®n de tierra interior espa?ola a la de frontera. Hasta ahora la historia del archipi¨¦lago hab¨ªa discurrido sin sobresaltos exteriores, si se descuentan los epis¨®dicos ataques de los corsarios brit¨¢nicos y holandeses. La tierra m¨¢s cercana -y bien cercana que est¨¢- es el Sahara, y este territorio ha estado durante estos siglos en manos de los espa?oles. Precisamente ¨¦sta fue la justificaci¨®n hist¨®rica de la presencia de Espa?a en la ?orilla de enfrente de Canarias?. Las islas, pues, ya no tienen las espaldas cubiertas. Hasta ahora el archipi¨¦lago ha vivido fuera del protagonismo conflictivo internacional. Para desgracia. de los canarios esto se ha acabado ya.
Desmoralizaci¨®ny crisis
La conjunci¨®n de la crisis social y econ¨®mica del archipi¨¦lago y la descolonizaci¨®n mal hecha del Sabara conturba enormemente la vida social canaria hasta grados extremos. La sociedad canaria est¨¢ gravemente desmoralizada. Los supuestos sobre los que ha funcionado pasablemente hasta ahora han saltado hechos a?icos. Los roles sociales que mal que, bien ven¨ªan presidiendo la vida canaria se han quedado vac¨ªos Y sin funci¨®n. El hombre canario no sabe qu¨¦ hacer, ni siquiera a qu¨¦ atenerse en la presente y dif¨ªcil circunstancia hist¨®rica.
?La historia de Canarias es pr¨®diga en crisis econ¨®micas y pol¨ªticas graves, pero ninguna como la actual presenta caracteres tan dram¨¢ticos y pesimistas.? En estos t¨¦rminos se expresa el. director del vespertino tinerfe?o La Tarde, Alfonso Garc¨ªa-Ramos, al comienzo de un l¨²cido serial en tres partes, aparecidos este verano en su peri¨®dico y que conmovi¨® la opini¨®n p¨²blica de Tenerife. Garc¨ªa-Ramos es, en estos momentos, una de las pocas cabezas claras en el confuso panorama canario. Es miembro del Partido Socialista Obrero Espa?ol y pertenece a una familia desde siempre vinculada a las islas, desde la conquista misma. En este serial a que hago referencia el director de La Tarde tinerfe?a denuncia la deficiente respuesta -?miedo, ambig¨¹edad, indiferencia?- de la sociedad canaria a los graves retos de la hora presente. La valiente denuncia de Garc¨ªa-Ramos provoc¨® las iras del movimiento independentista MPAIAC de Cubillo, que orden¨® un atentado contra su peri¨®dico, afortunadamente no consumado. En definitiva, la voz de alarma de Garc¨ªa-Ramos va contra la ?epifan¨ªa de la mediocridad fracasada? que est¨¢ invadiendo las islas (aunque, desde luego, es una lacra que se extiende a nivel nacional). Y as¨ª escribe certeramente Garc¨ªa-Ramos: ?Aqu¨ª todo fracasado profesional se nos convierte en independentista, porque aqu¨ª todo el negado para hacerse con la cultura que se le ofrece en las aulas o en su forma.ci¨®n autodidacta acaba parando en africanista, porque aqu¨ª toda frustraci¨®n personal, merecida o inmerecida, deviene en sa?a ant¨ªgoda?.
En mi opini¨®n, la deficiente respuesta de la sociedad canaria a sus problemas se manifiesta en dos ¨¢mbitos distintos. En la burgues¨ªa, desesperanza, ambig¨¹edad y cobard¨ªa. Resentimiento, exasperaci¨®n y xenofobia, en el creciente proletariado en paro.
Burgues¨ªa culpable
La burgues¨ªa canaria ha sido la gran culpable de la crisis actual, en la medida de su connivencia durante cuarenta a?os con el aparato centralista del fascismo espa?ol. Claro que sus culpas se remontan a tiempos anteriores al franquismo. Una constante del proceder de la burgues¨ªa insular ha sido la de utilizar su poder econ¨®mico en su beneficio exclusivo al servicio de los grandes capitales exteriores. En el archipi¨¦lago hubo siempre una especie de pacto t¨¢cito mutuamente beneficioso entre las clases dominantes y la peque?a y mediana burgues¨ªa agr¨ªcola y comercial. De esta manera las clases dominantes pod¨ªan contar con la imprescindible base pol¨ªtica para actuar como articulaci¨®n local del mecanismo de dependencia. Es una historia que cuenta muy bien el periodista grancanario en su reciente libro ?Canarias hoy (Apunte a un procego hist¨®rico); A la peque?a burgues¨ªa se le contentaba con los puertos francos, que permit¨ªan un nivel de consumo barato. Al fondo, las clases populares no contaron nunca-para nada: s¨®lo para emigrar cuando las cosas se pon¨ªan dif¨ªciles en el archipi¨¦lago. Las masas populares han estado desde siempre en Canarias marginadas del piotagonismo social y pol¨ªtico en proporciones s¨®lo comparables a lo acontecido en las regiones m¨¢s atrasadas de Espa?a: Gal¨ªcia, Andaluc¨ªa y Extremadura. Este maridaje esp¨²reo entre las capas sociales dominantes del archipi¨¦lago funcion¨® mientras el gran capital exterior -peninsular y extranjero- no ten¨ªa otro inter¨¦s que controlar los escalo es exteriores -transporte, merczos extranjeros, etc¨¦tera- y dejaba de buen grado el espacio insular a los nativos. Esto se acab¨® en la d¨¦cada de los sesenta, en que se produjo el ?boorn? tur¨ªstico y la consiguiente especulaci¨®n inmobiliaria. Los ?tycoons? internacionales se abalanzaron sobre el espacio insular hasta entonces reservado a las clases dominantes canarias. Lo tr¨¢gico del asunto es que nuestras clases dominantes se prestaron al juego, que supon¨ªa para ellas un aut¨¦ntico ?harakiri?. Sin, demagogia alguna puede decirse que la historia de la burgues¨ªa canaria es el triste relato de la dejaci¨®n de sus propios y leg¨ªtimos derechos y protagonismos a cambio de f¨¢ciles y poco duraderas ventajas coyunturales. La burgues¨ªa canaria ha vendido siempre su progenitura por un plato de lentejas.
Clases populares perjudicadas
Como siempre, las clases populares canarias han pagado la factura. Lo in¨¦dito de la situaci¨®n es que la factura, es insoportable y los trabajadores ya no quieren seguir siendo los que se hagan cargo de los platos rotos por otros. La emigraci¨®n, la habitual v¨¢lvula de escape de los problemas canarios, ya no sirve por mil razones de todo tipo. Por primera vez en la Historia, el hombre canario quiere realizarse en su terru?o, no quiere marcharse fuera para que, a la larga, su puesto al sol en la vida insular termine ocup¨¢ndolo un forastero. Yo pienso que la actual renuncia del canario a emigrar por las buenas, como ha ocurrido hasta ahora cuando se produc¨ªa una crisis econ¨®mica, constituye un factor positivo, porque forzar¨¢ a los canariog a encontrar soluciones eficaces y duraderas que pongan t¨¦rmino a las crisis c¨ªclicas que han azotado al archipi¨¦lago desde los tiempos de la conquista hasta hoy mismo. Es quiz¨¢ lo ¨²nico positivo de la grave situaci¨®n actual. Casi todo lo dem¨¢s es negativo, porque mi impresi¨®n es que estas clases populares han sido lanzadas a la exasperaci¨®n, la xenofobia y el resentiminto, a que antes hac¨ªa referencia. Y as¨ª no se resuelven los problemas, sino agravarlos y llevarlos a unas coordenadas en que las soluciones se alejan cada vez m¨¢s y m¨¢s.
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