La burocracia retrasa la aplicaci¨®n del tratado con EEUU
La aplicaci¨®n por parte espa?ola de las cl¨¢usulas del tratado de Amistad y Cooperaci¨®n entre Espa?a y Estados Unidos, que favorecen a nuestro pa¨ªs, ha tropezado con inefables dificultades burocr¨¢ticas y con ?guerras? interdepartamentales, que dejan en no muy brillante lugar la capacidad de la Administraci¨®n para afrontar responsabilidades de cooperaci¨®n internacional.Los problemas se han presentado cuando el consejo hispano-norteamericano, instituci¨®n central del tratado, ha querido sacar las consecuencias del mismo, por medio de sus comit¨¦s conjuntos para cooperaci¨®n cient¨ªfica y tecnol¨®gica, y para asuntos de la educaci¨®n y la cultura. En la comedia de enredos han sido protagonistas m¨¢s o menos voluntarios los ministerios de Educaci¨®n, Asuntos Exteriores y Hacienda, y la comisi¨®n asesora de Presidencia del Gobierno para la pol¨ªtica cient¨ªfica. Como consecuencia de todo ello, la aplicaci¨®n del tratado lleva casi un a?o de retraso.
No hay respaldo
Los comit¨¦s tres y cuatro del tratado, para cooperaci¨®n cient¨ªfica y tecnol¨®gica, y para educaci¨®n y cultura respectivamente, no han contado con el respaldo suficiente para seleccionar programas de cooperaci¨®n compatibles con el tratado. Mientras ¨¦ste favorece netamente la investigaci¨®n y la tecnolog¨ªa aplicadas, en los terrenos de la energ¨ªa convencional y solar, ¨¢tomo, agricultura, industria, medio ambiente, etc¨¦tera, el Ministerio de Educaci¨®n ha estado luchando por aplicar los fondos a la investigaci¨®n de base. La comisi¨®n asesora de la Presidencia del Gobierno, que debe asesorar tambi¨¦n a los comit¨¦s tres y cuatro, ha dejado de indicar los criterios selectivos que se propone aplicar a la ciencia espa?ola, y que deb¨ªan de ser tenidos en cuenta por los comit¨¦s. Por eso se han puesto sobre la mesa de negociaci¨®n con los norteamericanos proyectos por valor de cien millones de d¨®lares, cuando el acuerdo de desarrollo del tratado provee solamente 4.600.000 d¨®lares para ciencia y tecnolog¨ªa y 2.400.000 d¨®lares para cooperaci¨®n cultural.
Los comit¨¦s respectivos han tenido que aplicar su mejor saber y entender para ajustar los fines a los medios. La confusi¨®n ha llegado a tal punto que se ha recibido en Asuntos Exteriores una carta de protesta de un antiguo directivo de la comisi¨®n asesora, criticando decisiones tomadas por Exteriores despu¨¦s de haber consultado y obtenido la aprobaci¨®n del propio autor de la carta.
Retrasos por parte norteamericana
El comit¨¦ militar conjunto no ha corrido mejor suerte. Despu¨¦s de que los miembros espa?oles del mismo pasasen ocho meses buscando una sede que satisficiese las m¨¢s exigentes garant¨ªas de seguridad, por fin, a principios de verano, encontraron un local a su gusto, para descubrir que carec¨ªan todav¨ªa de las finanzas m¨¢s elementales, pues Hacienda a¨²n no hab¨ªa provisto los fondos necesarios al consejo hispano-norteamericano.
S¨®lo el Consejo de Ministros de ¨²ltimos de septiembre aprob¨® veinticinco millones de pesetas con destino a las necesidades del consejo hispano-norteamericano y de sus diversos comit¨¦s.
Despu¨¦s de la ¨²ltima sesi¨®n del consejo, en Nueva York, el 30 de septiembre, bajo la presidencia de Oreja y Vance, la parte espa?ola observa que los retrasos en materia cient¨ªfica y cultural, empiezan a producirse ahora por la parte norteamericana.
En el terreno militar se presentan ?novedades? que no se ajustan a la previsiones del tratado. La toma en alquiler, por parte de Espa?a, de 42 aviones F-4E, por 53 millones de d¨®lares, no se llevar¨¢ a efecto, y nuestra fuerza a¨¦rea con tinuar¨¢ usando los 34 F-4C que el tratado dec¨ªa deb¨ªan ser vendidos a Estados Unidos por 55 millones de d¨®lares. La raz¨®n de ello es que los aviones que EEUU iba a ceder a Espa?a estaban ?hipotecados? por restricciones t¨¦cnicas y pol¨ªticas. Entre las primeras, el hecho de que eran aviones gastados en Vietnam; que en el grupo de 42 hab¨ªa dos versiones distintas del mismo modelo; que el equipo de mantenimiento ten¨ªa que ser reemplazado en gran parte. Adem¨¢s, estos aviones, al ser propiedad del Gobierno norteamericano, no pod¨ªan ser utilizados en un conflicto m¨¢s que con su autorizaci¨®n. As¨ª que el Estado Mayor del Aire decidi¨® quedarse con sus viejos F-4C, mejor conservados que los m¨¢s modernos F-4E, y adem¨¢s, libres financiera y pol¨ªticamente.
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