Una pista para Mart¨ªn Villa
El tema es el siguiente: despu¨¦s de salir del cine, ayer por la noche, y como era pronto, se nos ocurri¨®, a mi mujer y a m¨ª, ir dando una vuelta hasta Cibeles. En la esquina de la calle de Goya con la del Conde de Pe?alver se nos acerc¨® un joven de unos dieciocho a?os vendi¨¦ndonos Fuerza Nueva, que, seg¨²n sus palabras textuales, ?es portavoz de los ideales del 18 de julio?, a lo que le contestamos que no nos interesaba, porque nuestros ideales son completamente opuestos a los que nos ofrec¨ªa el joven vendedor. Hasta aqu¨ª me parece totalmente justo, cada cual est¨¢ en su perfecto derecho de vender lo que quiera, aunque personalmente me den l¨¢stima los ideales de estos j¨®venes y ellos mismos -hab¨ªa una media docena de vendedores-, que tienen semejantes ideas reaccionarias. Pero, despu¨¦s, a la altura del comienzo de Vel¨¢zquez, por donde seguimos nuestro paseo, fue donde tuvo comienzo un nuevo acto denigrante de los que se denominan ?Salvadores de la Patria?. Iban unos cincuenta j¨®venes en una procesi¨®n de coches, portando banderas rojigualdas, falangistas y tradicionalistas. Como se dio el caso de un sem¨¢foro cerrado, la caravana qued¨® parada a la altura de? hotel Wellington; de pronto, en un momento dado, salt¨® -la palabra es la apropiada- de un coche una joven, botas de ca?a alta, pantalones de pana por dentro de las mismas, jersey de cuello alto, con el pelo en cola de caballo y bandera nacional al brazo, gritando a los coches portabanderas: ?a por ellos?, siendo ?ellos? gente que sal¨ªa de un edificio, a los que asaltaron con porras de metal y cadenas.Despu¨¦s de esto s¨®lo me queda hacer, sirvi¨¦ndome esta carta, una declaraci¨®n por escrito -por v¨ªa oral ya la realic¨¦ en la manifestaci¨®n convocada hace pocos d¨ªas, en la misma zona, por las Centrales Sindicales- solicitando la dimisi¨®n de Mart¨ªn Villa; solicitud que podr¨ªa retirar si el ministro m¨¢s reaccionario del actual Gabinete hiciera algo contra estas bandas de matones fascistas, aplicando, no ya una pena por delito pol¨ªtico, sino la tan odiada ley de Peligrosidad Social, pero que hasta su abolici¨®n servir¨ªa para meter en cintura a semejante caterva de b¨¢rbaros. Por cierto, le dar¨¦ al se?or Villa la pista que podr¨ªa servirle si ¨¦l quisiera hacer algo: la caravana iba encabezada por una bandera, de considerables dimensiones, de Fuerza Nueva, as¨ª que no puede decir que no tiene contra qui¨¦n actuar.
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