Gobernar no es ceder
?(...) El ¨²nico faro de esperanza que pod¨ªa guiarle a Callaghan para superar las dificultades que ten¨ªan enfrente era el petr¨®leo del mar del Norte. Pero para llegar al petr¨®leo hab¨ªa que galvanizar a la sociedad inglesa toda en su conjunto y hacerla comprender que por, duros que fueran los sacrificios hab¨ªa que sanear la econom¨ªa, devolver al mundo de la empresa privada -trabajadores y empresarios- la confianza y la iniciativa. Y, sobre todo, y antes que nada, hab¨ªa que acabar con la inflaci¨®n.Para un l¨ªder socialista como Callaghan no era ciertamente f¨¢cil enfrentarse con este problema, pues, sin duda, los poderosos sindicatos ingleses, es decir, su propia base, ser¨ªan aqu¨ª su principal enemigo con un argumento que no requiera mayor explicaci¨®n para el ciudadano de a pie, frente a la subida de los precios no hay otra arma que subir los salarios para mantener el poder adquisitivo de las clases trabajadoras. que son siempre las m¨¢s afectadas por la inflaci¨®n. Callaghan rechaz¨® inmediatamente este argumento porque no hay que ser socialista para saber que ese c¨ªrculo vicioso es una trampa mortal. Es de suponer, por otra parte, que el primer ministro ingl¨¦s, en los primeros d¨ªas de su mandato, tuviese tambi¨¦n la tentaci¨®n -nada m¨¢s natural en un socialista- de que el Estado salvase la econom¨ªa inglesa. De que creciese el gasto p¨²blico y que la. intervenci¨®n burocr¨¢tica supliese al empresario privado.
Por parad¨®jico que resulte. Callaghan eligi¨® otro camino. El ¨²nico posible para devolver a la sociedad inglesa la confianza en s¨ª misma. Y para ello lanz¨® un programa econ¨®mico, enfrent¨¢ndose con su propia base y con las cr¨ªticas de propios y extra?os, cuyo principal objetivo no era otro que acabar con la inflaci¨®n. Y cuando los precios crec¨ªan en Inglaterra a un ritmo pr¨®ximo al 30%, Callaghan, sin dudarlo, present¨® un programa al pa¨ªs en virtud del cual una pol¨ªtica monetaria restrictiva ir¨ªa acompa?ada de un crecimiento de los salarios no superior al 10% anual. Todo ello en el contexto de una econom¨ªa de libre empresa en la que la flexibilidad de las plantillas -lo que los ingleses llaman redundancy- era una pieza clave para restaurar la confianza en el sistema de producci¨®n de riqueza y bienestar.
Si a los hombres ha de juzg¨¢rseles por los resultados, el triunfo de Callaghan ha sido completo ( ... )
Salvadas todas las distancias de tiempo y lugar, a m¨ª me recuerda" esta actitud del primer ministro ingl¨¦s a la del presidente Su¨¢rez durante la reforma pol¨ªtica que ha hecho posible inaugurar en nuestro pa¨ªs una democracia el pasado d¨ªa 15 de junio. Me imagino las tensiones que habr¨¢ tenido que superar quien, como ¨¦l, pudo haber sucumbido a la tentaci¨®n m¨¢s f¨¢cil de no enfrentarse con la realidad.
El pacto de la Moncloa responde a otra estrategia de Gobierno distinta en un pa¨ªs diferente y en otras circunstancias. Otra pudo ser la alternativa y no fue. Pero, en todo caso, el pais, en su conjunto, y los, electores de la Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico en particular esperan de su presidente esa misma actitud sin concesiones que hizo posible la reforma pol¨ªtica. ?
23 octubre
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