Ganader¨ªa y capitalismo: la producci¨®n de pollos en Espa?a / y 2
?Qui¨¦n controla la producci¨®n de carne de pollo? El intento de respuesta pasa necesariamente por el an¨¢lisis de la estructura de la nueva Asociaci¨®n Nacional de Productores de Pollos (nacida en julio de este a?o). En ella -que representa entre el 60 y 70% del total de la producci¨®n- se re¨²nen unos cincuenta miembros que, en conjunto, constituyen un fuerte grupo de presi¨®n para la defensa de sus intereses frente al poder regulador del Estado. En definitiva, un modelo que no difiere en nada del que es habitualmente utilizado en los pa¨ªses capitalistas para la organizaci¨®n de su agricultura.Los miembros m¨¢s importantes de la Asociaci¨®n son las Cooperativas Leridanas -L¨¦rida produce el 40 % del total nacional de carne de pollo- de Guissona y Copaga, que, al igual que las de Reus, practican en modalidades m¨¢s o menos semejantes la Integraci¨®n vertical y controlan el 8 % del total de la Asociaci¨®n. Tras ellas aparece un n¨²cleo de seis empresas -de las que destaca Porta Labata, de Huesca y L¨¦rida-, sin que ninguna llegue al 8% y que en total representan- el 16,5 % de la producci¨®n de la Asociaci¨®n. El resto se distribuye en peque?os porcentajes entre los restantes cuarenta miembros. Se puede afirmar, pues, que es un conjunto de grandes cooperativas o empresas fabricantes de piensos o mataderos el que controla la producci¨®n de carne de pollo,en Espa?a, aunque existan gran n¨²mero de peque?os y medianos avicultores independientes.
Precios politicos
?Cu¨¢l es el origen del conflicto actual? Puede decirse que en gran parte est¨¢ en lo que se apunt¨® en EL PAIS en el editorial del 1 de febrero, al que se hac¨ªa referencia en el art¨ªculo publicado ayer: el precio relativamente bajo que el kilogramo de pollo tiene en Espa?a.
El hecho de que esta carne sea m¨¢s barata en Espa?a que en el resto de los pa¨ªses de la CEE s¨¦ debe a que en ¨¦stos la ganader¨ªa tradicional con tierra se halla m¨¢s desarrollada, existiendo una mejor planificaci¨®n de la explotaci¨®n de los recursos ganaderos y lanz¨¢ndose al mercado carnes de mayor calidad a precios competitivos, que hacen que el consumo de pollo sea muy inferior al espa?ol y la oferta mucho m¨¢s limitada. En Espa?a se indujo una fuerte demanda de este producto en los a?os sesenta a trav¨¦s de la costosa opci¨®n de fomentar una ganader¨ªa industrial sin tierra a gran escala, lo que origin¨® un claro exceso de oferta. A partir de aqu¨ª se ha venido observando durante los ¨²ltimos a?os una situaci¨®n dif¨ªcil en las empresas del sector. Las cadenas integradoras han podido suplir a trav¨¦s de los precios en alza de los p¨ªensos los m¨¢rgenes negativos del pollo, pero los avicultores independientes se han ido arruinando sin remisi¨®n.
La elevaci¨®n del precio del producto en un 10 % experimentado en los ¨²ltimos meses no parece haber resuelto ni las dificultades de las empresas ni el problema de fondo, que consiste -habr¨¢ que decirlo una vez m¨¢s- en que el bajo precio relativo del pollo est¨¢ impidiendo el desarrollo de otras producciones alternativas que se pueden obtener con recursos propios. Las noticias aparecidas en la prensa recientemente parecen augurar graves problemas, incluso de orden p¨²blico, ante la fuerte presi¨®n de los productores por una nueva subida. Quiz¨¢ sea interesante intentar clarificar cu¨¢l es el procedimiento por el que se fija el precio de esta carne.
De entre los precios que se contemplan en la regulaci¨®n de la carne de pollo, el precio testigo es el que mayor inter¨¦s ofrece, por ser el que determina la intervenci¨®n del Estado. Este precio se ajusta mediante unos precios-¨ªndice que se toman en la ya famosa ?tablilla? de Madrid (con una poderaci¨®n de un 70 %) y los de las lonjas de Bellpuig (L¨¦rida) y Reus (Tarragona) con ponderaciones respectivas del 20 y el 10%.
La ?tablilla?, claro ejemplo de intransparencia de mercado, se maneja entre los mayoristas (integradores con matadero y mataderos independientes) y los detallistas. En ella la verdad no se refleja nunca pero, en todo caso, si los precios son altos, su grado de fiabilidades mayor que cuando son bajos-, caso en el que los detallistas, cuyo margen inferior de beneficio es el 14 % de lo que la ?tablilla? marca, fuerzan a los mayoristas a la cesi¨®n de un porcentaje mayor para cubrir sus costes y obtener mayores beneficios. Es de esperar que los productores de pollos demuestren que sus intenciones son positivas y que no sigan recurriendo a manejos en los precios y en los m¨¢rgenes que a cada escal¨®n de la distribuci¨®n le corresponden.
?Cu¨¢l ha sido la soluci¨®n dada a la situaci¨®n por la que atraviesa el sector? La nueva Asociaci¨®n, sabi¨¦ndose fuerte, ha forzado -gracias a las facilidades que le concede el que el sector est¨¦ integrado- la revisi¨®n trimestral de precios que prev¨¦ el decreto regulador demandando un aumento de cinco pesetas en el kilogramo de carne (de 83 a 88 ptas/kg). El FORPPA lo ha comprendido as¨ª y, reconociendo la evidencia, ha adoptado una postura que podr¨ªamos definir como consecuente e inteligente. Sin embargo, dado que el precio de mercado ha superado al de intervenci¨®n y que, por tanto, la Administraci¨®n se ve obligada legalmente a intervenir, el Ministerio de Comercio ha decidido unilateralmente importar a toda velocidad carne de pollo francesa, que resulta 35 ptas/kg. m¨¢s cara que la espa?ola, y que no puede salir al mercado, de momento, a m¨¢s de 83 ptas/kg. (precio de intervenci¨®n); es decir, que las p¨¦rdidas van a ser de treinta pesetas por cada kilo que se importe, aun en el caso de que el precio interior se suba, efectivamente, en cinco pesetas.
En resumen: el sector aviar est¨¢ hipotecando largamente la balanza comercial agraria, y su estado de dependencia tecnol¨®gica es total. Los peque?os avicultores son simples asalariados a domicilio -sin Seguridad Social ni capacidad de reivindicaci¨®n- de los miembros de la poderosa Asociaci¨®n de Productores de Pollo. Pero hay que reconocer que es inaudito que un Gobierno que propugna una ?econom¨ªa social de mercado? pueda creer que para solucionar el problema haya que hundira un sector productor que intenta -amparado por lo que dispone el decreto de la campa?a y aunque por medios quiz¨¢ no muy ortodoxos- su autorregulaci¨®n.
Parece que en pol¨ªtica agraria -al menos por lo que al Ministerio de Comercio se refiere y cuya cesi¨®n de funciones alimentarias a Agricultura es inaplazable- tienen el mismo tratamiento problemas de unos millones de pesetas que pueden afectar a unos cuantos campesinos que un problema de miles de millones que afecta a todo el pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.