Reservas de Schmidt ante propuestas de Su¨¢rez
El presidente del Gobierno espa?ol, Adolfo Su¨¢rez, concluy¨® esta ma?ana en Bonn su visita oficial a la Rep¨²blica Federal de Alemania, donde mantuvo conversaciones con el presidente, Walter Scheel; el canciller, Helmut Schmidt; el jefe de la oposici¨®n democristiana, Helmut Kohl, representantes de la industria alemana, y con una amplia representaci¨®n de la colonia de emigrantes espa?oles en este pa¨ªs. En la conversaci¨®n con Schmidt destac¨® la advertencia alemana a Espa?a de que la libre circulaci¨®n de trabajadores hispanos en el territorio de la CEE no ser¨¢ consecuencia inmediata del acercamiento de Madrid a la Comunidad, que Su¨¢rez sit¨²a en 1982 y Schmidt en 1987. Como tel¨®n de fondo pol¨ªtico de este viaje emergi¨® la crisis actual del Sahara occidental.
Su¨¢rez cabalga de nuevo. En plena sicosis de terrorismo y rodeado de un espectacular servicio de seguridad, con tanquetas incluidas, el presidente Su¨¢rez lleg¨® ayer a la capital federal bajo una intensa lluvia que remoj¨® sensiblemente los honores y el estricto protocolo con que Schmidt acogi¨® a su invitado en el patio de la Canciller¨ªa federal. El r¨ªgido recibimiento, con guardia de honor, himnos nacionales y presentaci¨®n de autoridades, no fue superado en demas¨ªa por la prensa germana, que dio poco espacio a la visita y que dedicaba sus primeras p¨¢ginas, alarmada, a la crisis del Sahara occidental que reaviv¨® el Gobierno de Francia con el env¨ªo de tropas a la frontera de Mauritania. Una prensa que, en el caso del Frankfurter Allgemeine, aparece por segunda vez en una semana con un rid¨ªculo ataque al periodismo espa?ol (an¨¢rquico y que perdi¨® el bozal) porque en Madrid se escribe sobre las sicosis comunista y terrorista de la RFA sin complejos, sin mala conciencia y con seriedad.Y es en este ambiente en el que el presidente Su¨¢rez inici¨® la tercera parte de su gira europea para ?una toma de contacto con los primeros pol¨ªticos de la CEE y para presentar, seg¨²n la tradici¨®n, la candidatura hispana al ingreso en la comunidad?. Seg¨²n gusta autodefinir la comitiva-Su¨¢rez los objetivos de esta gira que dicha comitiva (a la que se suma con generoso entusiasmo el embajador en Bonn, Antonio Garrigues) no quiere que se coloque en los platillos de una balanza que incluya el ¨¦xito y el fracaso como ¨²nicas alternativas.
S¨®lo buenas palabras
Pues bien, dif¨ªcil resulta huir de la disyuntiva. Del viaje de Su¨¢rez a la Rep¨²blica Federal se esperaban, al menos, dos cosas: un apoyo real a la candidatura hispana ante la CEE y un esfuerzo financiero en favor del relanzamiento de nuestra dolida econom¨ªa. Y la verdad, en Bonn, no vimos nada de ello, sino buenas palabras. Un s¨ª pol¨ªtico indiscutible de Schmidt a Su¨¢rez, con aplausos al proceso democr¨¢tico espa?ol, y la expresa voluntad del canciller de mantener, ante toda ampliaci¨®n de la comunidad, los ?peros? que ya expuso hace meses en Londres ante el consejo europeo.
Si Francia insiste que la ampliaci¨®n de la CEE no puede ser posible a costa de la actual Europa verde, Alemania recuerda que la ?libre circulaci¨®n de trabajadores? en territorio comunitario no puede, por el momento, extenderse a m¨¢s de nueve pa¨ªses: ?Quiero advertir contra la impresi¨®n de que la entrada en la Comunidad de otros pa¨ªses significar¨ªa la exportaci¨®n del paro a los candidatos a las naciones de la CEE, lo que no corresponde a los deseos de las partes interesadas?, declar¨® Schmidt.
Sobre las posibilidades de una especial ayuda financiera (plan Marsall o fondo de ayuda europeo) a Espa?a, como candidato, Schmidt se limit¨® a hacer ante la prensa un llamamiento a los inversores alemanes para que dirijan s as capitales a territorio espa?ol. No habl¨® de plan especial, ni de legislaci¨®n sui generis que favorezca este posible flujo de capitales. Schmidt se?al¨® que, una vez como miembro de la CEE, Espa?a podr¨ªa beneficiarse de las ayudas. de los fondos europeos (agr¨ªcola, regional y social) y de los cr¨¦ditos de la banca europea de inversiones. Y esto lo dec¨ªa el canciller mientras recordaba que la negociaci¨®n ser¨¢ larga, que puede durar unos diez a?os , y, que habr¨¢ muchos problemas.
Por su parte, el presidente Su¨¢rez resumi¨® los tres temas esenciales de su entrevista con el canciller: informaci¨®n de la situaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica espa?ola, con amplia explicaci¨®n del -contenido del pacto de la Moncloa -que el presidente calific¨® como ejemplo de la ?irreversible consolidaci¨®n de la democracia hispana?-, candidatura de Espa?a a la CEE, y temas bilaterales, en los que el propio Schmidt destac¨®, la cooperaci¨®n antiterrorista hispano-alemana ?de manera positiva?.
En conversaci¨®n con los periodistas espa?oles, Su¨¢rez insisti¨® en que Espa?a no aceptar¨¢ un trato discriminatorio en la Comunidad -?no entraremos en un garaje aparte?- y declar¨® en que las negociaciones podr¨ªan concluir en 1982, aunque el per¨ªodo de adaptaci¨®n arancelaria puede incluir otros a?os m¨¢s ya dentro de la CEE. Y aqu¨ª est¨¢ el meollo del acercamiento hispano al territorio comunitario:?ser¨¢ s¨®lo una adaptaci¨®n arancelaria, una vez firmada la adhesi¨®n o tambi¨¦n agr¨ªcola, institucional y laboral como piden Francia, Bonn y el Benelux? Espa?a no puede aceptar un apartheid semejante y la CEE, al parecer, no puede dar un s¨ª real de integraci¨®n inmediata. Ello nos lleva a la idea de que la negociaci¨®n y la adaptaci¨®n se unifiquen antes de la firma de los tratados, lo que dar¨ªa por buena la cifra de diez a?os anunciada por Schmidt.
El presidente no quiso hablar, por ahora, de la crisis del Sahara y de la presencia militar francesa en el territorio. No obstante, matiz¨®, sobre esta intervenci¨®n, que ?Espa?a sostiene una pol¨ªtica favorable a la distensi¨®n en la zona, que debe negociarse por los pa¨ªses pr¨®ximos a este ¨¢rea, por la que Espa?a est¨¢ profundamente interesada?.
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