Los maestros de la Rep¨²blica, quieren que sus derechos profesionales sean reconocidos
Los maestros procedentes del plan profesional de 1931 y de los cursillos de perfeccionamiento e 1936 -conocidos como los cursillistas del 36- son los ¨²ltimos funcionarios de la administraci¨®n civil que sufren las consecuencias discriminatorias de la guerra civil. Aproximadamente son unos doscientos -el m¨¢s joven cuenta 55 a?os- los supervivientes de estas promociones. Todos ellos fueron privados de los derechos profesionales adquiridos dentro de la legalidad de la Rep¨²blica y muchos perseguidos y encarcelados.? El hecho de ser maestro ya era suficiente para ser sospechoso y culpable. Como dijo una vez Pem¨¢n, con quien hab¨ªa que meterse era con los maestros por la influencia que entonces ten¨ªamos en las masas populares?, comenta uno de los cursillistas del 36. Las memorias personales de estos maestros alejados del ejercicio de su profesi¨®n forman uno de Ios cap¨ªtulos de la cr¨®nica negra del r¨¦gimen anterior. Muchos tuvieron que exiliarse. Otros tuvieron que abandonar el magisterio y dedicarse a los m¨¢s diversos oficios. Otros fueron encarcelados y procesados, acusados, por ejemplo, de ?defender las ideas y la pol¨ªtica del Frente Popular, dando trato preferente y amistad a las izquierdas; leer prensa de este matiz y ser de mala conducta religiosa?.
?La actuaci¨®n antipatri¨®tica y contraria al esp¨ªritu del Movimiento Nacional salvador de Espa?a? era uno de los cargos por los que un maestro pod¨ªa ser depurado. La asociaci¨®n o reuni¨®n il¨ªcita, la simpat¨ªa pol¨ªtica por los partidos que hab¨ªan ?contribuido al mal que hoy padece nuestra querida Patria? eran otros tantos motivos de depuraci¨®n.
Decreto de reintegraci¨®n
Al terminar la guerra todos los cursillistas quedaron suspensos de empleo y sueldo a efectos de la orden de 5 de noviembre de 1936 emitida por la junta de Burgos, que invalidaba todas las disposiciones administrativas dictadas con posterioridad al 18 de julio que no hubieran dictado las autoridades de la zona nacional.En 1960 se convoc¨® una oposici¨®n restringida para el ingreso de
cursillistas y ex combatientes que pudieran demostrar su afecci¨®n al r¨¦gimen franquista y estar libres de antecedentes penales. Quienes voluntariamente no hicieran uso de esta v¨ªa para regular su situaci¨®n profesional ?quedar¨ªan privados de cuantos derechos pudieran corresponderles?.
El decreto de amnist¨ªa, as¨ª como la rehabilitaci¨®n de sancionados de 1955, no incluy¨® a los maestros por no ser ¨¦stos considerados como funcionarios del Estado. Por fin, en julio de este a?o apareci¨® en el Bolet¨ªn Oficial del Estado el decreto sobre la reintegraci¨®n de los profesores de planes anteriores a 1936 en el cuerpo de profesores de EGB. Cuatro meses m¨¢s tarde todav¨ªa no hab¨ªan aparecido las normas que deber¨ªan regular su aplicaci¨®n.
La Comisi¨®n Nacional para la Reivindicaci¨®n de los derechos de los cursillistas, que se form¨® hace unos a?os a partir de la Iniciativa de una comisi¨®n provincial que surgi¨® en Murcia, hizo varias gestiones en el Ministerio de Educaci¨®n para investigar qu¨¦ ocurr¨ªa con las esperadas normas. Respuestas evasivas y dilatorias, y tambi¨¦n alg¨²n comentario de este estilo: ?No sabemos qu¨¦ hubiera pasado si ustedes hubieran ganado la guerra?, fue todo lo que obtuvieron.
Despu¨¦s del ¨²ltimo cambio ministerial se reanudaron las conversaciones y el nuevo director de personal, Mat¨ªas Vall¨¦s, prometi¨® a los cursillistas que antes de fin de mes convocar¨¢ una reuni¨®n para tratar el tema de las normas.
Reconocimiento de antig¨¹edad
El reconocimiento de la antig¨¹edad es el punto que se presentaba m¨¢s conflictivo de cara a la elaboraci¨®n de las citadas normas. En el decreto de julio s¨®lo se reconocen tres trienios pero, en opini¨®n de los cursillistas, a efectos de cobrar las pensiones de retiro y vejez, el reconocimiento de la antig¨¹edad debe ser pleno.?No pedimos un mill¨®n a cuenta de atrasos -se?alan-, reclamamos sobre todo la inmediata incorporaci¨®n al cuerpo. Los que no hemos cumplido setenta a?os, todav¨ªa podemos dar clases. ?
Otra cuesti¨®n que se anunciaba pol¨¦mica era la fijaci¨®n del sistema a seguir para que los cursillistas acrediten su condici¨®n de tales. Debido a los desastres de la guerra -bombardeos, incendios, etc¨¦tera- muchos han perdido los documentos que prueban su condici¨®n de maestros. En algunos casos ¨¦stos han sido deliberadamente destruidos.
Pero la falta de documentaci¨®n puede suplirse con la declaraci¨®n de dos testigos, seg¨²n admite el derecho procesal. Una vez conocido el contenido de las normas, los abogados que se encargan de este asunto -se?or de la Rocha y se?or Virseda- estudian el porcentaje de cursillistas que podr¨¢n beneficiarse del decreto. ? Suponemos que este porcentaje ser¨¢ muy minoritario -afirma Manuel de la Rocha- porque muchos no podr¨¢n probar que han realizado todos los ejercicios; en algunos sitios no se celebraron y en otros mataron a los tribunales al llegar la guerra. En Madrid concretamente los ejercicios se depositaron en el Banco de Espa?a y fueron quemados.?
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