Un teatro no verbal
Estoy encantado de haber visto -de haber vuelto a ver- Lecci¨®n de anatom¨ªa, pero si el se?or Mathus trata un d¨ªa de repetir su gracia har¨¦ todo lo que pueda para descalabrarlo. Su trabajo me parece espl¨¦ndido y su teor¨ªa siniestra. No siento por ¨¦l la menor simpat¨ªa. Su mundo analfab¨¦tico est¨¢ lej¨ªsimos de mi carga cultural. Su idea de la dramaturgia no tiene nada que ver con mis ideas. Detesto el tipo de trabajo teatral que se propone en Lecci¨®n de anatom¨ªa. Y aclarado todo esto dir¨¦ que Lecci¨®n de anatom¨ªa es una maravilla.Se trata de un an¨¢lisis de los conflictos humanos realizado a trav¨¦s de acciones, expresiones y tensiones corporales con renuncia al lenguaje alfab¨¦tico. Los actores movilizan el potencial de los movimientos corporales buscando pat¨¦ticamente su identidad. Es la utilizaci¨®n teatral de la doctrina -morteamericana, si no me equivoco- seg¨²n la cual nuestra identidad real, nuestra historia personal, est¨¢ impresa en nuestro propio cuerpo que, por otra parte, nos inquieta y domina a la vez. Habr¨ªa, pues, que intentar una comunicaci¨®n fresca, directa, espont¨¢nea, t¨¢ctil y no verbal. Para que esto se produzca es preciso liberar el cuerpo de la normativa cultural que lo reprime y automatiza a fin de desbloquear las afectividades sicol¨®gicamente encadenadas en ¨¦l. Por favor, t¨®queme, o algo as¨ª, se titulaba la serie con que la revista Life difundi¨® hace diez o doce a?os estas experiencias.
Lecci¨®n de anatom¨ªa, de Carlos Mathus
Direcci¨®n, vestuario y dise?o lum¨ªnico: Carlos Mathus. Int¨¦rpretes: Emma Cohen, Mar¨ªa Jos¨¦ Goyanes, Julieta Serrano, Ramiro Oliveros, Eusebio Poncela, Jos¨¦ Mar¨ªa Prada y Pedro Mar¨ªa S¨¢nchez. En el teatro de la Comedia
Nada que objetar, pues, a que cada uno se desbloquee como le d¨¦ la gana. Pero lo que aqu¨ª se propone es una teatralizaci¨®n de esa medicina sicoanal¨ªtica. Y aqu¨ª ya hay que decir algo m¨¢s. Porque la expresi¨®n corporal de los conceptos se acompa?a tan rudamente de una petici¨®n de respuesta emotiva que uno se resiste a abandonar el ejercicio de la raz¨®n, se lo pida Mathus o se lo pida Hitler. El famoso footing de Lecci¨®n de anatom¨ªa me comunica, efectivamente, la crispaci¨®n vital de los actores. Pero mi respuesta no es pasarles la mano por el lomo. Mi respuesta de europeo cargado de dudas, esperanza y piedad consiste en decirles que no lo vuelvan a hacer.
Pero he dicho que se trata de una maravilla. Y maravilla me parece que siete actrices y actores importantes hayan asumido tan excelentemente la gram¨¢tica de la expresi¨®n corporal. Es evidente que sus cuerpos han vencido dificultades t¨¦cnicas notables. Han aprendido a descubrir sus centros de fuerza, sus centros de personalidad, sus regiones corporales expresivas, el valor de las posiciones tranquilas y las planificaciones del humor o la tragedia. Mathus, muy l¨²cidamente, organiza una sintaxis de posiciones cerradas y planos opuestos que, naturalmente, triangula los movimientos para dotarlos de coherencia.
Sus int¨¦rpretes -y especialmente, y por ese orden, Mar¨ªa Jos¨¦ Goyanes, Pedro Mari S¨¢nchez y Julieta Serrano- consiguen la intensidad expresiva sin caer en la brusquedad. Y al engranar con sus compa?eros se cumplen las leyes del g¨¦nero: expresi¨®n de una realidad f¨ªsica, tr¨¢nsito de lo primario a lo secundario, apertura del mundo observado al imaginado, salto de la concreci¨®n a la abstracci¨®n. Todo eso lo hacen divinamente y es espl¨¦ndido verles expresar sensaciones, acusar esfuerzos, reflejar sentimientos y solicitar ayudas. Vale la pena verlos. Y eso que yo cuento, entre sus dificultades, el hecho de que en esta versi¨®n espa?ola se han utilizado a actores conocidos y queridos. Ello aumenta, sin duda, la dificultad. Pero, en cambio, nos da un trabajo de orfebrer¨ªa y filigrana.
Pero yo prefiero a Shakespeare, en lo que sin duda disiento del se?or Mathus. No me da la gana de renunciar a la cultura occidental. Y propuestas como la del se?or Mathus me parecen util¨ªsimas para un mundo al que me honro much¨ªsimo en no pertenecer. Ese mundo que, a ratitos, el se?or Mathus parece querer utilizar cuando hace decir a sus actores un texto sonrojante. El se?or Mathus, mudo, tiene un talento gigantesco. El se?or Mathus, sonoro, es horripilante. La cosa est¨¢ clara.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.