Hacia un pacto escolar
presidente de la Federaci¨®n Espa?ola de Religiosos de Ense?anza (FERE)
La FERE no ha estado presente en las discusiones del pacto de la Moncloa ni ha sido consultada en ning¨²n momento sobre pol¨ªtica educativa. Por tanto, las opiniones que se expresan a continuaci¨®n s¨®lo pretenden responder a los interrogantes que recogen los medios de informaci¨®n y que sorprenden al hombre de la calle. Se ha hablado de entreguismo del Ministerio de Educaci¨®n, de cl¨¢usulas secretas en materia de ense?anza, aunque resultaba imposible creer que el Gobierno de UCD hubiera cedido en asunto de tanta importancia dentro de su programa electoral.
El pacto de la Moncloa
En el pacto de la Moncloa, hay orientaciones de pol¨ªtica educativa con las que estamos totalmente de acuerdo. Tales son, la democratizaci¨®n del sistema educativo, la implantaci¨®n de la gratuidad progresiva de la ense?anza, entendida para todos los espa?oles, tanto en los centros estatales corno no estatales, la adecuada retribuci¨®n del profesorado, la participaci¨®n de los padres de alumnos y de los profesores en la funci¨®n y necesidades del centro, la incorporaci¨®n, en sus respectivos ¨¢mbitos territoriales, de las distintas lenguas y culturas, etc¨¦tera.
En cuanto a la manera concreta de aplicar la gratuidad progresiva de la ense?anza -que es lo que importa, ya que las declaraciones generales se pueden quedar en buenos prop¨®sitos-, hago constar nuestra disconformidad con los siguientes puntos.
1. Que los 40.000 millones de pesetas del Plan Extraordinario de Escolarizaci¨®n se destinan a crear puestos escolares estatales ¨²nicamente; en el a?o 1978, 200.000 en preescolar, 400.000 en EGB y 100.000 en el BUP; todos estatales.
Tal modo de proceder parece injusto y d¨ªscriminatorio con los ciudadanos que prefieren puestos no estatales; un paso firme hacia la estatificaci¨®n de la ense?anza, contraria a la libertad y a la democracia; un atentado al derecho de los padres de elegir el tipo de educaci¨®n y el centro para sus hijos.
Frente al proyecto de que todos los puestos de nueva creaci¨®n sean solamente estatales propugnamos, que, en cada localidad, antes de crear un nuevo puesto escolar deber¨ªan cubrirse todos los que est¨¢n vacantes en centros estatales y no estatales, no se ha de crear un nuevo centro sin que haya sido comprobada su aut¨¦ntica necesidad, criterio que no se ha seguido en los ¨²ltimos a?os, condenando a otros centros a desaparecer o a que funcionen a medias, con un evidente despilfarro de los fondos p¨²blicos. En estos momentos de austeridad ser¨ªa un derroche intolerable.
2. Que se intente la gratuidad total de comedores y transportes y el abaratamiento de los libros de texto, en los niveles obligatorios, ¨²nicamente en favor de los alumnos de los centros estatales es una medida discriminatoria e injusta, ya que el mismo derecho a la gratuidad tienen los alumnos de los centros estatales como los de los no estatales.
3. Que se propugne una profunda revisi¨®n del sistema de financiaci¨®n de los centros no estatales, sin decir claramente en qu¨¦ sentido.
Debemos recordar que han sido precisamente los directores de los centros no estatales, al nlenos los de la FERE, los primeros en exigir la gratuidad efectiva de la ense?anza para todas las clases sociales; en reclamar la aplicaci¨®n de los conciertos de gratuidad previstos en la ley de 1970; en denunciar las insuficiencias del sistema de subvenciones aplicado provisionalmente desde 1973; en pedir reiteradamente que se hagan p¨²blicos, correctamente elaborados, los costes reales por niveles de la ense?anza estatal.
En consecuencia, estamos de acuerdo con la revisi¨®n a fondo de las subvenciones; pero de modo que posibiliten la gratuidad a las familias que eligen los centros no estatales, al cubrir aqu¨¦llas el coste real. A esta gratuidad tienen derecho no los centros, sino los alumnos y sus padres.
Sistema de subvenciones
En cuanto al sistema de subvenciones conviene recordar que no estaba previsto en la ley general de Educaci¨®n. Fue una soluci¨®n provisional y transitoria hasta llegar, como l¨ªmite en 1980, a la implantaci¨®n total de la gratuidad por el ¨²nico sistema de los conciertos de la ley, que cubrir¨ªan todos los costes reales.
En la pr¨¢ctica las subvenciones, han sido y son insuficientes. En los cursos 1973 y 1974 las cantidades asignadas por aula al a?o, 184.000 pesetas y 235.000, respectivamente, cubr¨ªan apenas un tercio del coste real del aula de EGB, que sobrepasaba las 600.000 pesetas. En el curso 1977, ascienden las subvenciones a 650.000 pesetas, que s¨®lo financian la mitad del coste real, que en 1978 sobrepasar¨¢ 1.200.000 pesetas. Estos datos dejan en evidencia las acusaciones de lucro y de negocio hechas con car¨¢cter general.
A pesar de todo, las subvenciones han sido oportunas, pues de lo contrario, dado el considerable incremento de los costes, debido sobre todo a las elevaciones de los sueldos del personal, de las cotizaciones a la Seguridad Social, y del ¨ªndice general del coste de la vida, ni las familias hubieran podido elegir los centros no estatales, ni ¨¦stos podido, ni querido, subsistir. La FERE no quiere servir en la educaci¨®n s¨®lo a los que m¨¢s pueden pagar, sino a todas las clases sociales.
Aconfesionalidad y autogesti¨®n
Pese a que la existencia de acuerdos secretos en el pacto de la Moncloa ha sido rotundamente desmentida por el Ministerio de Educaci¨®n, por su resonancia, queremos dejar claramente manif¨¦stada nuestra postura ante el supuesto contenido de esos acuerdos.
En cuanto al recorte de las subvenciones, ya hemos denunciado anteriormente que han sido y son insuficientes. Nos oponemos a que se recorten, ya que por justicia social y distributiva ser¨ªa necesario y urgente adecuarlas al coste real para hacer efectiva la gratuidad en los niveles obligatorios inmediatamente y, en los dem¨¢s, progresivamente. Si consideramos el problema a nivel maeroecon¨®mico, es clara la injusticia de que, siendo los alumnos no estatales m¨¢s del 40 % del total, se les asigne solamente un 16 % del presupuesto del Ministerio de Educaci¨®n. Hecho tanto m¨¢s inadmisible cuanto que con la reciente reforma fiscal, nos pondremos a nivel europeo y a¨²n superaremos a varias naciones.
Es absurda y contradictoria la pretensi¨®n de exigir a cambio de las subvenciones la renuncia a la confesionalidad de los centros. Los titulares de la gratuidad y de las subvenciones no son los centros, sino los padres de cada familia, que as¨ª pueden ejercer su derecho personal e inviolable a elegir para sus hijos el tipo de educaci¨®n y de centro que prefieran, estatal o no estatal, confesional o no. No se puede imponer la aconfesionalidad de los centros a cambio de las subvenciones, porque va contra el fin intr¨ªnseco de las mismas: la libertad de elecci¨®n, contra los derechos de las personas, derechos que no son negociables ni parcelables, y contra los pactos internacionales recientemente ratificados por Espa?a, que nos comprometen tanto a no dictar leyes que los contradigan como, positivamente, a promulgar leyes que pongan en ejecuci¨®n dichos pactos.
Por ¨²ltimo, y en cuanto a la autogesti¨®n, est¨¢ fuera de duda la necesidad de la participaci¨®n de los padres de familia y de los profesores en la marcha del centro. Pero rechazamos la autogesti¨®n por ir vinculada a un contexto de nacionalizaci¨®n de toda la ense?anza, de escuela p¨²blica ¨²nica, con un pluralismo ideol¨®gico en el interior de cada centro. Tal sistema de participaci¨®n, en el caso particular de la ense?anza, har¨ªa inviable la libertad y la democracia, pues conducir¨ªa a la dictadura sobre los esp¨ªritus que es la peor de todas.
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