Yugoslavia nos ha echado una mano
A Kubala se las han puesto como a Fernando VII. Ahora resulta que, hasta perdiendo por un gol de diferencia, Espa?a se clasifica para el Mundial argentino. Si tal ocurre, en Buenos Aires, le deber¨¢n un homenaje a Yugoslavia, algunos dirigentes de la Federaci¨®n gritar¨¢n con gusto el ?vivan las caenas?, porque no les importar¨¢ seguir m¨¢s tiempo con Kubala de seleccionador, la balbuceante democracia tendr¨¢ un recurso del que echar mano para distraer al personal y la tele Ans¨®n olvidar¨¢ sus inquietudes culturalistas y hasta nos ofrecer¨¢ m¨¢s partidos de f¨²tbol.
No estaba previsto que Yugoslavia ganara a Rumania ni estaba previsto que televisi¨®n nos ofreciera el encuentro y sucedieron las dos cosas. Lo que, desde luego, era inimaginable es que en Bucarest, cada nueve minutos, marcaran un gol. Dicen que Kubala andaba ayer por la capital rumana preguntando por el resultado del partido; no se lo cre¨ªa. Por una vez ta selecci¨®n espa?ola, que, como siempre, de pend¨ªa de terceros, ha quedado tan favorecida que ni planificado hu biera podido salir mejor.Los jugadores espa?oles tienen prometida una prima que alcanza el mill¨®n y medio para el que haya participado en todos los partidos de la fase clasificatoria. Puede suceder que se lleven a casa todo un dineral por tan s¨®lo ganar dos partidos de los cuatro. Podr¨ªa ser un superr¨¦cord en el asunto de las primas.Despu¨¦s de la que form¨® el maestro Kovacs, porque se barruntaba un contubernio contra Rumania, resulta que la faena se la han gastado sus propios jugadores. No est¨¢ demostrado que los yugoslavos jugaran con m¨¢s de once hombres, t¨¢ctica que por cierto en una ocasi¨®n le sali¨® bordada sobre la pizarra a un seleccionador espa?ol. El hombre estudi¨® tanto la manera de llegar a la porter¨ªa contraria y el modo de evitar que el contrario llegara a la suya, que no hab¨ªa fallo posible. Lo malo es que se le ocurri¨® consultarle a Di St¨¦fano, tras la explicaci¨®n, qu¨¦ le hab¨ªa parecido todo el estudio estrat¨¦gico y fue ¨¦ste y le desmont¨® todo el tinglado cuando le respondi¨®: ?Che, por m¨ª macanudo; con tal de que el contrario no se d¨¦ cuenta de que somos doce.? En Bucarest fueron-once contra once, pero fue como si con Yugoslavia, adem¨¢s, hubiera participado la selecci¨®n espa?ola.Desde que la teleAns¨®n se puso en plan culturalista el f¨²tbol estaba de capa ca¨ªda. Nos han prometido s¨®lo dos partidos al mes y alguno de ellos s¨®lo para la segunda cadena El domingo hubo que reaccionar tiempo para ofrecer en diferido el encuentro. Como siempre, pusieron delante del monitor a Joaqu¨ªn D¨ªaz Palacios, para que el hombre contara lo que no hab¨ªa visto la faena de siempre, y encima sin lo Marie, Katalinski, Buljan, Dzajic, Oblak y dem¨¢s cl¨¢sicos conocidos. Hab¨ªamos quedado en que ¨ªbamos a tener menos f¨²tbol a cambio de m¨¢s cultura, pero ahora nos han quitado a Jana Escribano, que era el toque de distinci¨®n de la cultura televisiva. Para acabarlo de arreglar, a cambio de Jana, en 300 millones nos largan los res¨²menes que ya hemos visto en Estudio estadio m¨¢s algunas secuencias de Ligas como la inglesa y la alemana. Total, que puestos a ver la televisi¨®n, al espectador le da la impresi¨®n de que durante todo el domingo no hay otra cosa que f¨²tbol y, sin embargo, se queda sin ver el partid de la jornada. Yo prefiero las piernas de Pirri a las ocho y la cara de Jana a las once, pero no las piernas de Pirri a todas horas.
Quiz¨¢ Televisi¨®n suprime partidos de f¨²tbol para luchar contra la ola de erotismo que nos invade. Antes, la gente del f¨²tbol era muy suya, pero ¨²ltimamente da qu¨¦ pensar. Hace unos d¨ªas Miguel se cambi¨® el calz¨®n roto en medio del campo, en un partido amistoso, y Bernab¨¦u, en su reaparici¨®n, dijo que deseaba que todos fu¨¦ramos felices con t¨ªas lo con t¨ªos. El domingo, Cruyff, al que el p¨²blico del Camp Nou le silb¨® un fallo, qued¨® en un lance con el calz¨®n roto y opt¨® por cambi¨¢rselo a la vista de los espectadores. Resulta que no se admiti¨® el f¨²tbol femenino para evitar descocos y ahora los se?ores de los grandes clubs se quedan en porreta. La cosa empez¨® con el cambio de camisetas al final de los encuentros y ya se ve por d¨®nde va la cosa. Antes la gente era m¨¢s recatada. A Mangri?¨¢n le romp¨ª en un partido amistoso de pueblo la cinta del calz¨®n, se sent¨® en el suelo y esper¨® a que le trajesen uno nuevo y se lo coloc¨® encima. Nos esta mos echando a perder. Despu¨¦s de tantos a?os de censura para las chicas del Mart¨ªn ahora Cruyff se despelota y no pasa nada.
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