Un aviso
Por lo que se ve, las vallas no van a ser suficiente para frenar a los incontrolados. El domingo, en el S¨¢nchez Pizju¨¢n sevillano, un ?espont¨¢neo? se lanz¨® al mojado c¨¦sped con un paraguas en ristre y se dirigi¨® raudo hacia el colegiado de turno, Guruceta. Este, que llegaba a la carrera desde otra posici¨®n en el campo, apenas tuvo tiempo para amagar un ?crochet? defensivo, que no alcanz¨® al supuesto agresor. La rapidez con que un jugador sevillista cogi¨® de la zamarra al invasor -no faltan apelativos- impidi¨® quiz¨¢ que consumara su acci¨®n.Lo curioso es que el Sevilla le gan¨® al Atl¨¦tico de Madrid por 3-0 y no hubo jugadas dudosas ni protestadas en demas¨ªa. Tampoco resultaron da?adas las vallas, de forma que hubiese podido pasar por el caballero -es un decir- del paraguas. Grave, por tanto, es que un incontrolado as¨ª tuviera libre acceso al c¨¦sped. Este ha sido s¨®lo un intento o un aviso.
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