Tres maestras de Lugo, apartadas de sus puestos
El asunto se remonta a 1972. Una de las maestras, Mar¨ªa del Carmen Ramos Careu, estaba entonces encargada del comedor escolar. Seg¨²n cuenta Antonio Iglesias P¨¦rez, patr¨®n mayor de la Cofrad¨ªa de Pescadores (Vicedo es fundamentalmente marinero), por el pueblo se corri¨® la opini¨®n de que la maestra no administraba bien el comedor. ?Aqu¨ª las docenas de huevos -Inform¨® a EL PAIS- ten¨ªan diez piezas y los kilos de carne pesaban menos gramos o desaparec¨ªan. El pan, por ejemplo, se pagaba en el colegio cincuenta c¨¦ntimos m¨¢s caro que en las panader¨ªas del pueblo, que est¨¢ a trescientos metros. Todo pasaba por un intermediario que tiene una tienda de ultramarinos al lado de la escuela.?
Nada se pudo probar
En aquella ¨¦poca dirig¨ªa el colegio Manuel Reija Reija. que fue expedientado y trasladado posteriormente. ?La culpa de su expediente la tuvieron las tres maestras -cuentan ahora algunos vecinos-. No pararon hasta lograr que lo echaran. Le acusaron de todo. Dijeron incluso que hab¨ªa intentado violar a una de ellas.No ten¨ªan por qu¨¦ hacer eso con una persona que era buena, honrada y trabajadora. ?
Intervino el Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia y se abri¨® expediente a las tres maestras, despu¨¦s de que las familias estuvieran ocho meses en 1972 sin enviar a sus ni?os a la escuela como protesta. El entonces delegado provincial y actual director general de Ense?anza General B¨¢sica, Pedro Caselles Beltr¨¢n, fue quien instruy¨® las diligencias.
?Nos tuvieron durante cinco a?os adscritas a otras escuelas -declararon a este pri¨®dico Mar¨ªa del Carmen V¨¢zquez Vale y Manuela Dopico, las otras dos maestras-. Siempre sin probarse nada contra nosotras. Cada curso era una inc¨®gnita pues no sab¨ªamos siquiera en que condiciones ¨ªbamos a seguir. Finalmente, este a?o se nos comunic¨® que se nos restitu¨ªan nuestros puestos en Vicedo y entonces pas¨® lo que pas¨®.?
Lo que sucedi¨®, seg¨²n se pudo recoger de diversas fuentes de informaci¨®n, es que las tres se presentaron en el colegio al comenzar las clases. Una resoluci¨®n del 10 de febrero de 1973 ya hab¨ªa establecido ?no haber lugar para declarar incompatibles con el vecindario a las maestras ... ?
Transcurre la primera semana de curso sin novedad. Realmente no se daba clase durante ese tiempo. Y, cuando llega el momento, de iniciar la ense?anza, se vuelve a plantear la supuesta incompatibilidad. Los ni?os dejan nuevamente de ir a la escuela y la Guardia Civil tiene incluso que proteger la seguridad personal de las maestras.
Se produce entonces un curioso suceso en el pueblo. El alcalde, Isaac Prado Villapol, decide consultar la voluntad de las familias mediante refer¨¦ndum y convoca ?a todos los padres, madres, abuelos, tutores o representantes de los ni?os y ni?as? para que ?manifiesten libre y espont¨¢neamente si est¨¢n o no conformes que las maestras vuelvan a dar clases?. Se lleva a cabo la votaci¨®n, utilizando papeletas impresas para el ¨²ltimo Refer¨¦ndum Nacional, y la totalidad de los votantes, 281, se pronuncia contra las maestras.
La versi¨®n por parte de las maestras afectadas es muy distinta. ?Est¨¢ claro que hay manejos -dijeron- y que, detr¨¢s de todo, est¨¢ la mano de unos pocos caciques que quieren salirse con la suya. Nosotras somos inocentes en este asunto. Se nos hizo objeto de acusaciones que son totalmente falsas y que nunca fueron fundamentadas. Nuestros puestos de trabajo est¨¢n all¨ª y tenemos derecho a ellos, por eso pedimos que se nos restituya lo que nos fue sacado sin justicia. Es mentira todo lo que se dice de que se administraba mal el comedor y es mentira todo. El Ministerio deber¨ªa hacer que se respetaran las decisiones que toma y no que estemos como ahora, a virtud de lo que maniobren cuatro cabecillas
El Ministerio de Educaci¨®n, por su parte, no actu¨® con toda presteza que el caso requer¨ªa. El delegado provincial de Lugo practic¨® la correspondiente inspecci¨®n y remiti¨® a Madrid la soluci¨®n del problema. La escuela ha abierto de nuevo sus puertas el pasado martes con lo que termina al menos las vacaciones forzosas de casi trescientos ni?os. Queda por resolver la situaci¨®n de las maestras, inamovibles de sus puestos desde un punto de vista legal, pero a todas luces incompatibles con los habitantes de Vicedo.
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