Ramiro Pinillia: "Un alegato contra la Espa?a oscura"
Entrevista con el autor y el protagonista de Antonio B., ?El Rojo?
La de Antonio B.,El Rojo es una historia terrible. Ramiro Pinilla ha hecho con ella un libro que es un alegato contra la Espa?a oscura y pobre, y una prueba de que es verdad lo que pensaba Zola: que la sociedad y la familia hacen al hombre, y que la literatura puede desempe?ar, en medio de la desgracia, del miedo y de la corrupci¨®n, un papel purificador. Catarsis que dec¨ªan los griegos. Al alim¨®n los entrevisto, a Pinilla y a El Rojo, Rosa Mar¨ªa Pereda.EL ROJO: Lo de mi nombre no es por pol¨ªtica. Es que como soy rubio, cuando nac¨ª unas vecinas le dijeron a mi madre: mira, parece que te ha salido rojillo. A lo mejor es hijo de un rojo. Es que yo soy hijo de soltera. Pero no s¨¦ si mi padre ser¨ªa rojo o no. Eso mi madre sabr¨¢. Pero yo me qued¨¦ con lo de ?El Rojo?.
RAMIRO PINILLA: Y yo, cuando conoc¨ªa su historia, por un amigo com¨²n, pens¨¦ que hab¨ªa que escribirla. Empec¨¦ cuando todav¨ªa no. eran tan p¨²blicos los problemas de los presos comunes, cuando no estaba de moda El Lute, y en vida del general Franco, en 1973. Ahora, que la Editorial Galba acaba de publicarla, creo que el libro sigue siendo necesario: es una denuncia de una situaci¨®n social y, por tanto, pol¨ªtica. Porque conviene decir ahora que en este pa¨ªs todav¨ªa hay terceros mundos que redimir. Y, aunque se sabe, o se intuye, y muchos lo conocen, hay que machacar sobre ello.
Antonio se hace fotografiar de espaldas, que no le vean la cara, seguramente porque, aunque hace muchos a?os que la justicia no le persigue, el ?flash? no le suena a nada bueno.
E.R.: Fue con una escopeta, que se atascan con nada. Me revent¨® porque le entr¨® nieve. Yo estaba cazando una noche.
R.P.: Es que Antonio tuvo que vivir tres a?os en los montes, escapando, de furtivo. A veces robaba, cuando llegaba el fr¨ªo y se acababa la caza. El, que pas¨® por docenas de c¨¢rceles y prisiones, por tres penales, siempre y ¨²nicamente rob¨® para comer. No se trataba de ning¨²n tren de Glasgow.
E.R.: No hab¨ªa trenes entonces.
R.P.: Y, en cualquier caso, ¨¦l es una prueba de que la delincuencia, lo que llaman delincuencia, es muchas veces fruto de la necesidad. Al menos, en este caso. La prueba es que lleg¨® a una zona industrial, encontr¨® trabajo, y es una persona normal, que tiene su familia y su vida y que nunca m¨¢s ha vuelto a robar. Yo acuso de esta historia terrible que empez¨® a sus siete a?os, a los curas, a los jueces, a las autoridades. A la derecha, que ha abominado de este pa¨ªs y lo ha llenado de v¨ªctimas irremediables, que funciona con abstracciones, pero que luego ama con realismo el oro y la plata.
EL PA?S: ?C¨®mo han hecho ustedes para escribir el libro?
R.P.: Estuvo viniendo a mi casa durante un mes, todos los d¨ªas, y durante horas enteras me contaba sus recuerdos, que yo grababa primero y ordenaba despu¨¦s en lo que fue el libro.
E.R.: Yo trabajaba de guarda, as¨ªque ten¨ªa los d¨ªas libres para poder ir a casa de Ramiro.
E.P.: Y el lenguaje, ?c¨®mo podr¨ªa calificarse?
R.P.: He tratado de conservar la historia, tal como ¨¦l me la cont¨® y, en las partes m¨¢s ambiguas, atrapar su esp¨ªritu y su lenguaje. Si he metido algo m¨ªo es para hacerle sentir a ¨¦l. El est¨¢ en todo el libro. Por eso, porque en este libro no hay literatura propiamente dicha, no hay fabulaci¨®n, he tratado de que el lenguaje fuera transparente.
E.P.: A usted, Antonio El Rojo: ?Qu¨¦ impresi¨®n le da verse en el libro?
E.R.: La verdad, casi no lo leo. No me gusta mucho: me hace recordar mi vida aquella... Mis hijos, en casa, lo cogieron y hasta lo ense?aron en la escuela... Muchas cosas les hab¨ªa contado ya, pero el mayorcito, que tiene catorce a?os, llor¨® y todo cuando ley¨® que me tuve que meter las tripas yo solo cuando me qued¨¦ herido en el monte. Pero lo que m¨¢s gracia les hizo es cuando me hice pasar por un primo de una chica que vive aqu¨ª, en Madrid.
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