Miles de israel¨ªes se preparan para visitar El Cairo como turistas
?Quince d¨ªas en Egipto, todo inclu¨ªdo, por s¨®lo 8.990 libras?(49.000 pesetas). Esta es la oferta que acaba de hacer una agencia de viajes de Tel-Aviv, aunque a¨²n no hay relaciones diplom¨¢ticas en los dos pa¨ªses, ni consulados, ni siquiera l¨ªnea a¨¦rea directa. Te¨®ricamente, el estado de guerra subsiste a¨²n entre Egipto e Israel pero eso no importa: miles de israel¨ªes se han inscrito ya y esperan su billete Tel-Aviv-El Cairo.
En 1967, inmediatamente despu¨¦s de la guerra de los seis d¨ªas, por Tel-Aviv empez¨® a circular una an¨¦cdota sobre un pretendido cartel de la Oficina israel¨ª de Turismo: ?Visite Israel y sus pir¨¢mides.? Si cualquiera intentara repetir hoy en Israel esa clase de humor ser¨ªa acogido con un silencio glacial. Los sue?os imperiales de? pueblo, nacidos de aquella extraordinaria victoria militar, han desaparecido, se han evaporado. Hoy, todos sue?an con visitar las pir¨¢mides, pero no en territorio conquistado, en un pa¨ªs enemigo. Ahora se trata, simplemente, de ir a una naci¨®n amiga; no solamente vecina sino amiga. Tales son las consecuencias inesperadas, inimaginables, de la ?bomba? Sadat.Por eso, los jud¨ªos m¨¢s populares del pa¨ªs son, precisamente, los jud¨ªos de origen egipcio. Uno de los casos representativos de este estado de ¨¢nimo es el del periodista Sammy Grynspan, de 52 a?os, nacido en El Cairo y emigrado a Israel a la edad de veinticinco. Igual que otros trescientos periodistas israel¨ªes, Grynspan se inscribi¨® para acompa?ar a la delegaci¨®n de Israel a las negociaciones de El Cairo. Al no recibir respuesta, se impacient¨® y decidi¨® jugarse el todo por el todo: vol¨® a Roma, y all¨ª se embarc¨® en un avi¨®n de Alitalia con destino a la capital egipcia. Al llegar a El Cairo present¨® su pasaporte, naturalmente, sin visa egipcia. El agente de aduana, asombrado, le pregunt¨®: ??T¨² eres israel¨ª, verdaderamente israel¨ª? Claro -replic¨® Grynspan- soy ciudadano de Israel.? El funcionario sali¨® de su cabina, sonriente, y bes¨® a Grynspan. ?Ahlan vesahlan?, dijo (en ¨¢rabe, ?s¨¦ bienvenido?). Y llam¨® a sus colegas para que pudieran contemplar a aquel jud¨ªo en El Cairo. El caso ha sido divulgado por todos los peri¨®dicos israel¨ªes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.