Un gran ejemplo de lo que debe ser el f¨²tbol
Cien mil personas en el Camp Nou, con r¨¦cord de recaudaci¨®n; otras 5.000 en el Palau Blau Grana, que presenciaron el partido gracias a un circuito cerrado de televisi¨®n por primera vez en Espa?a; expectaci¨®n m¨¢xima, en fin, para el encuentro m¨¢s importante que se pod¨ªa celebrar en el f¨²tbol espa?ol actual y, como conclusi¨®n, un espect¨¢culo deportivo ejemplar. Tras el lamentable desarrollo del pasado Yugoslavia-Espa?a, el Barcelona-Real Madrid del domingo devolvi¨® al f¨²tbol su categor¨ªa de gran deporte, algo que parec¨ªa, injust¨ªsimamente, casi olvidado. La correcci¨®n imper¨® y, por fin, dos equipos grandes en un choque de rivalidad, se dedicaron simplemente, a jugar al f¨²tbol.El Madrid gan¨® en esta ocasi¨®n con merecimiento, y se destaca a¨²n m¨¢s en la cabeza de la Liga. Los aficionados del equipo blanco pueden estar contentos de ello, especialmente como compensaci¨®n a las amarguras de la pasada temporada, y todos, en general, lo debemos estar, porque el f¨²tbol as¨ª s¨ª merece la pena. Esperemos que sirva el ejemplo para el futuro.
Molowny le gan¨® la partida t¨¢ctica con claridad a Michels. Este se equivoc¨® al mover sus peones y tambi¨¦n en alinear a ciertos de ellos. Sac¨® a S¨¢nchez, por ejemplo, para marcar a Jensen y aprovechar su deambular por el centro del campo para canalizar juego, pero ni hizo esto ¨²ltimo, ni pudo casi nunca con el derroche de energ¨ªas, velocidad y regate del dan¨¦s. Precisamente el primer gol de ¨¦ste fue todo un s¨ªntoma.
San Jos¨¦, como se esperaba, marc¨® a Cruyff, y esta vez necesit¨® hacer un gran partido, porque el gran problema del Barcelona actual es su dependencia absoluta del holand¨¦s. Si ¨¦ste funciona, puede hacer la genialidad que dio lugar al gol del empate, pero si se ?pierde?, todo el equipo navega sin rumbo. Cuando Cruyff se adelantaba desde el medio campo, Fortes, te¨®rico delantero centro, se iba hacia la derecha, por donde jugaba Zuvir¨ªa, pero sin utilidad ninguna. Pese a que Benito no segu¨ªa a Fortes y s¨®lo quedaba Camacho en la zona, el Barcelona no supo aprovechar esa superioridad num¨¦rica. La mejor ocasi¨®n azulgrana fue tambi¨¦n por la izquierda, en otro pase magn¨ªfico de Cruyff que Asensi, solo ante Miguel Angel, no pic¨® de cabeza y permiti¨® al guardameta internacional desviar por alto a c¨®rner. Iban s¨®lo catorce minutos de partido y como el tiro al poste de Susic el d¨ªa de Yugoslavia, ah¨ª pudo cambiar el rumbo del partido.
Pero no fue as¨ª. La lucha del centro de campo, aparte de las parejas citadas San Jos¨¦-Cruyff y S¨¢nchez-Jensen, fue poco a poco decant¨¢ndose del lado blanco. Del Bosque y Stielike pudieron a Asensi y Neeskens. El alem¨¢n, concretamente, quiz¨¢ jug¨® el mejor partido desde que est¨¢ en el Madrid, y fue pilar b¨¢sico en los contados pero eficaces contraataques blancos. De ¨¦l nacieron los dos primeros goles. Y, adem¨¢s, detr¨¢s quedaba la seguridad defensiva, con un Wolf que no hizo recordar a Pirri, y un Sol mejor que nunca.
As¨ª pues, el 4-4-2 de Molowny, m¨¢s equilibrado, pudo al 3-4-3 de Michels, que hubo de recurrir a Esteban y Clares, ya sin ¨¦xito, en la segunda parte, pasando Cruyff claramente a un ataque sin frutos. El Barcelona abus¨® siempre del bombeo de balones, y por alto, la defensa madridista estuvo impecable, como el propio Miguel Angel. El juego fue muy lineal en este sentido, tanto en el primer tiempo como en el segundo, y el dominio ?por obligaci¨®n? del Barcelona, que jugaba en casa, y adem¨¢s siempre fue con desventaja en el marcador, qued¨® contrarrestado sobradamente con el peligro del contraataque blanco, en el que Santillana tambi¨¦n brill¨®.
Tan bien estaba jugando el Madrid que Molowny tuvo a Roberto Mart¨ªnez casi media hora haciendo ejercicios de calentamiento en la banda y s¨®lo lo sac¨® a dos minutos de? final por Del Bosque. La impotencia azulgrana, salvo una genialidad aislada e imprevisible, era clara. El Madrid se permiti¨® incluso el lujo de ir poco a poco a menos y ya ni siquiera luch¨® por los balones como al principio a la hora de? contraataque. A Michels tampoco le sirvi¨® el doble cambio realizado, pues Esteban se perdi¨® por el centro de? campo y Clares no encontr¨® ocasi¨®n para su olvidado -quiz¨¢ a fuerza de no jugar- oportunismo.
Tras el tercer gol de? Madrid y, sobre todo, de la jugada de Juanito, que caus¨® admiraci¨®n, el p¨²blico enmudeci¨®, y bastante hizo el Barcelona con sacar fuerzas de flaqueza. El problema es que ya ni tir¨¦ bien de lejos -s¨®lo Rexach dos veces- ni termin¨® algunos avances demasiado elaborados y premiosos de cerca. El Madrid le dio una lecci¨®n enorme de c¨®mo ser pr¨¢ctico, pues aunque contraatac¨® mucho y dio sensaci¨®n de peligro, apenas tir¨® a puerta m¨¢s que en los goles. Fue suficiente. Molowny contin¨²a fraguando la firmeza de un equipo a la deriva por estas fechas hace un a?o. ?Qui¨¦n lo dir¨ªa!
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