Feministas
Me llaman las feministas, algunas feministas (porque otras, me temo, no quieren saber de m¨ª), para decirme que se encierran y que me encierre con ellas:-Que nos encerramos y que te encierres con nosotras.
Esto, viniendo de una normal, ser¨ªa todo un programa, pero viniendo de una feminista puede ser una clausura. De todos modos, les digo que s¨ª, que bueno, que vale:
-Vale, t¨ªas.
No s¨¦ si el encierro es en una catedra o en una sinagoga, porque s¨®lo me dicen que ser¨¢ ?en un lugar religioso?. A estas horas a lo mejor ya se sabe y se ha publicado.
-?Y de qu¨¦ va lo vuestro, chelis?-El adulterio, que se ha despenalizado, pero sigue vigente como esc¨¢ndalo p¨²blico, delito com¨²n o cosa as¨ª. Y el divorcio, claro, que es nuestra cruz.
Yo les digo que no creo en el divorcio, porque me parece la otra cara del matrimonio, una manera de perder el tiempo y seguir someti¨¦ndose a las altas magistraturas de la Iglesia o de lo que sea. Pero entiendo su causa, su lucha aqu¨ª y ahora. De modo que les prometo encerrarme con ellas y hacer columna si se tercia. Si no entra la guardia suiza del Papa o la caballer¨ªa rusticana a metemos ca?a. Mientras nosotros est¨¢bamos en estas conspiraciones, Taranc¨®n almorzaba con don Juan Carlos. As¨ª no hay manera.
-Ha sido un almuerzo casi ritual y protocolario -me dice el conde de Lavern (ap¨®crifo).
Las feministas tienen una idea muy clara de la cosa. Que en el divorcio no se persiga de oficio un culpable. Que el divorcio se plantee como un problema a resolver, no como un delito a condenar. Por la noche voy a Radio Madrid. Miguel Angel Nieto y otros amigos me preguntan por mi vida sentimental:
-?Eres un hombre-objeto?-No, que se enfadan las feministas.
El enemigo m¨¢s fuerte que tienen hoy las feministas en Espa?a no es el macho de pantalones, para qu¨¦ nos vamos a enga?ar, sino el macho de sotana, y ellas ya lo van sabiendo.
-A ver si os aclar¨¢is, t¨ªas, que la discriminaci¨®n de la mujer en las sociedades paleocristianas no es una conspiraci¨®n de los machos, sino una consigna de San Pablo, el mayor mis¨®gino a caballo que han conocido los tiempos. Casi tan mis¨®gino como Baroja, s¨®lo que Baroja no ten¨ªa caballo. ?Ha habido alguien m¨¢s machista que San Pablo a caballo? El caballo de San Pablo.
El se?or Blasco, due?o del caballo llamado Umbral, dice que est¨¢ de acuerdo en que el caballo y yo nos conozcamos, porque, al parecer, el caballo me lee mucho:
-Y se r¨ªe con sus cosas, el hombre. Todas las ma?anas le pasamos el pienso y EL PAIS, lo primero.
Uno se ha quedado en escritor para caballos y para marquesas. Pese a lo cual les quiero decir a las feministas lo que ya les he dicho: que no hay actitudes individuales que denunciar, sino una actitud social, hist¨®rica, que es la de la Iglesia, con todos los tab¨²es secundarios (a los que la Iglesia es ajena, todo hay que decirlo) y que Taranc¨®n en estos momentos, con sus pastorales y documentos, es el que m¨¢s est¨¢ haciendo, a mi entender, por la perpetuaci¨®n de una ense?anza y moral tradicionales, retardatarias, que luego se derramar¨¢n sobre el hombre, haci¨¦ndole paulino y mis¨®gino (paulino, que no paulatino, aunque quiz¨¢ tambi¨¦n, como el otro d¨ªa sali¨® aqu¨ª). Pero ellas ya est¨¢n orientadas, y la prueba es que van a encerrarse o se han encerrado ya en sagrado. O sea, que corto porque voy a encerrarme con ellas. Por una vez, sin lujur¨ªa.
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