Replanteamiento general de la fiesta
El invierno pasado fue, en lo taurino, escandaloso por la huelga de subalternos, que amenaz¨® de suspensi¨®n a las principales ferias de la temporada 1977. Sin embargo, el actual invierno taurino tiene mayor importancia porque hay la convicci¨®n de que es urgente un replanteamiento general de la fiesta y las distintas fuerzas que la configuran toman posiciones. Para el toreo y lo que comporta puede ser un invierno hist¨®rico.S¨®lo en estas 48 horas venideras habr¨¢ reuni¨®n de la comisi¨®n promotora de la Unidad Sindical de los toreros; nuevas sesiones para la reforma del reglamento, con el tema m¨¢s pol¨¦mico del mismo -la suerte de varas- sobre el tapete; la anunciada asamblea de la asociaci¨®n ben¨¦fica de auxilios mutuos de toreros, donde, con independencia del futuro de su sanatorio, se abordar¨¢n las m¨¢s candentes cuestiones profesionales; y, junto a ello, las de UGT y CC OO, que perfilan el carnet profesional y designar¨¢n una comisi¨®n para que se entreviste con el ministro del Interior.
Estamos en esa encrucijada en la que confluye todo tipo de tendencias, por lo com¨²n a impulsos de intereses de grupo. Los toreros modestos denuncian la explotaci¨®n capitalista por parte de los empresarios; quienes estuvieron bien con el sindicalismo vertical, intentan perpetuarlo, aunque le cambien las formas; el Ministerio del Interior se lanza a reformar el reglamento, con asesoramiento de las partes interesadas, para lo cual echa mano de las representaciones que hab¨ªa en dicho sindicalismo sin considerar si son las adecuadas en el marco de la democracia; por otro cauce, varios toreros, ganaderos y empresarios inician el camino de lo que ellos llaman ?unidad sindical?, con prop¨®sito de aglutinar la sustancia profesional y t¨¦cnica del entramado de la fiesta y soslayando toda opci¨®n pol¨ªtica.
Todo esto, y m¨¢s que hay, es en apariencia un batiburrillo de mucho cuidado, que abonan el desconcierto y el recelo de otra buena parte del taurinismo, la cual permanece en pasividad, pero expectante, a la espera de que alguien le ofrezca una soluci¨®n, por supuesto democr¨¢tica, pero a su vez l¨®gica, s¨®lida, justa y atractiva.
Mas, aunque batiburrillo aparente, supone una conmoci¨®n necesaria, resultante de la arbitrariedad y la incompetencia con que la fiesta ha sido tratada durante d¨¦cadas; una conmoci¨®n que tendr¨¢ resultados muy positivos en cuanto, eliminados los arribistas -algunos de los cuales operan astutamente desde honorables plataformas- y los que pululan en todas las corrientes con el encargo de ser correa de transmisi¨®n de la situaci¨®n anterior, unan esfuerzos y ordenen sus objetivos.
Lucha contra los monopolios
Estos parecen ser, fundamentalmente, la desaparici¨®n de los monopolios y la eliminaci¨®n de los c¨¢nones de arrendamiento de plazas, que asfixian la fiesta hasta el extremo de hacer imposible su normal desenvolvimiento. Para lo cual es necesaria la presi¨®n de los propios protag onistas de aqu¨¦lla, convenientemente organizados y unidos. Un adecuado entendimiento y apoyo del espect¨¢culo desde el Gobierno ser¨ªa sacarlo del Ministerio del Interior y pasarlo al de Cultura, para all¨ª potenciar las escuelas taurinas; los estudios sobre la lidia y la investigaci¨®n del toro; ejecutar un programa de divulgaci¨®n, parte del cual habr¨ªa de hacerse en RTVE; hacer prospecciones de mercado y encuestas serias sobre el lugar que verdaderamente ocupa la llamada fiesta nacional en la sociedad espa?ola actual y el que podr¨ªa ocupar si recuperara su aut¨¦ntica naturaleza.
La reforma del reglamento hay que detenerla de inmediato y no debe reemprenderse si no es con la presencia activa de los representantes ciertos de todos los estamentos de la fiesta, entre ellos los aficionados. De cualquier modo, la reforma no debe hacerse jam¨¢s si no es para revitalizar el espect¨¢culo, arbitrando f¨®rmulas que eliminen las causas de la decadencia profunda en que ahora se encuentra, y que son principalmente: la escasa fortaleza del toro que lidian las figuras y del que aparece en las corridas televisadas; el lamentable suceso en que el taurinismo ha convertido el tercio de varas, cuyo significado y desarrollo fueron suplidos, ya hace muchos a?os, por un tr¨¢mite grosero y cruel, en el que se acumulan corruptelas; la extinci¨®n del toreo de capa; la merma de calidad en el tercio de banderillas; la deformaci¨®n t¨¦cnica y progresiva desaparici¨®n del repertorio de muleta, y la crisis de la suerte de matar.
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