En las carreras de caballos tambi¨¦n existen casos de suplantaci¨®n
En Espa?a, aunque s¨®lo de cuando en cuando, aparecen noticias sobre caballos drogados. Que el doping en el denominado turf o carreras de caballos existe es algo evidente y que s¨®lo la falta de una investigaci¨®n a fondo no ha acabado de demostrar p¨²blicamente. Sin embargo, en este plano y como ejemplo de los muchos ?casos? antirreglamentarios que se producen en un mundillo donde el dinero corre en cantidad, como es el caso de Am¨¦rica, he aqu¨ª uno muy curioso. Su exposici¨®n viene a colaci¨®n porque de fuera se importa lo bueno y a veces tambi¨¦n lo malo.
Los asistentes a las carreras de caballos celebradas en Belmont Park (Nueva York) el 23 de septiembre se quedaron asombrados cuando Lebon, un caballo reci¨¦n importado de Uruguay, fue el ganador en una de las pruebas, pag¨¢ndose las apuestas 115-2. Cuando las fotograf¨ªas del vencedor se publicaron en u¨¢ peri¨®dico de Montevideo la verdadera identidad del caballo se puso en duda.A principios del mes de mayo un tratante de caballos llamado Luis Donamari, residente en Montevideo, se entrevist¨® con la se?ora Alice Gerard, quien representaba a su marido, Mark Gerard, un veterinario de Nueva Jersey. La se?ora Gerard tom¨® varias fotograf¨ªas y mand¨® hacer unos an¨¢lisis de sangre a dos caballos que Mark Gerard ten¨ªa intenci¨®n de comprar. Uno de ellos, Cinzano, hab¨ªa sido campe¨®n de Uruguay y hab¨ªa sido ganador en siete de las ¨²ltimas ocho carreras en que hab¨ªa participado. El otro, llamado Lebon, no ten¨ªa gran prestigio, ya que s¨®lo hab¨ªa sido ganador una vez de todas las carreras en las que hab¨ªa participado, llegando incluso en los ¨²ltimos puestos. Su antiguo propietario, Ciro Mattos, se deshizo de ¨¦l en una subasta por novecientos d¨®lares - unas 75.000 pesetas-. Un mes m¨¢s tarde Donamari, el intermediario de Gerard, lo adquiri¨® por 2.000 -168.000-.
Ambos caballos eran muy parecidos, bayos - de color blanco amarillento- y con una estrella blanca en la frente. Los detalles del trato no son muy claros todav¨ªa, y cada persona que particip¨® en la transacci¨®n da una versi¨®n diferente, pero lo que s¨ª es cierto es que Robert Forne, un acaudalado hombre de negocios y due?o de Cinzano, accedi¨® a venderlo por 81.000 d¨®lares -casi siete millones de pesetas-.
Una vez efectuada la venta, los dos caballos fueron enviados en el mes de junio a Estados Unidos en el mismo al avi¨®n. Despu¨¦s de pasar una semana en cuarentena fueron trasladados a la granja de Gerard.
Fue entonces cuando empez¨® a desarrollarse lo que pudiera ser un fraude internacional del que todav¨ªa no se sabe la amplitud ni el n¨²mero de personas implicadas.
Seg¨²n declaraciones de Gerard, al d¨ªa siguiente de la llegada de los caballos a la granja Cinzano tuvo que ser sacrificado, pues se hab¨ªa fracturado el cr¨¢neo. La compa?¨ªa aseguradora pag¨® 150.000 d¨®lares -1.300.000 pesetas- a un tal Joseph Taub, quien misteriosamente figuraba como el actual propietario.
El 9 de septiembre Lebon particip¨® en las carreras de Belmont Park, sorprendiendo a los aficionados al llegar en segundo lugar en una de las pruebas. El 23 del mismo mes, Lebon particip¨® de nuevo en Belmont, siendo esta vez el ganador. El ¨²nico creyente en la habilidad de Lebon invirti¨® una cantidad sustancial multiplicando su dinero en una proporci¨®n de 115-2.
Fue entonces cuando la historia de la muerte de Cinzano se puso en duda.
Simult¨¢neamente el veterinario Mark Gerard fue suspendido en sus funciones por orden judicial hasta que la identidad del caballo fuera aclarada y una comisi¨®n de cinco miembros fue enviada a Montevideo para obtener pruebas del supuesto fraude. Uno de los m¨¦todos para establecer la verdadera identidad del supuesto campe¨®n Lebon es una serie de an¨¢lisis de sangre a todos los consangu¨ªneos de ambos caballos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.