Gran despliegue policial ante la reuni¨®n de los pa¨ªses petroleros
Diez millones de bol¨ªvares (doscientos millones de pesetas) le costar¨¢ al Gobierno de Venezuela la organizaci¨®n de la cincuenta reuni¨®n ordinaria de la OPEP, que debe iniciarse el martes en el hotel Meli¨¢ Caribe, en Caraballeda, punto de la costa situado a unos cuarenta kil¨®metros de Caracas. Y, tal como est¨¢n las cosas, esos diez millones de bol¨ªvares pueden ser como el pago de un simb¨®lico acto funerario de la organizaci¨®n, que se asemeja tristemente a un cad¨¢ver.Esta reuni¨®n de los supergrandes del petr¨®leo promete ser una de las m¨¢s controvertidas. Probablemente, Venezuela, el pa¨ªs anfitri¨®n, no conseguir¨¢ ver cumplidos sus deseos de que la conferencia se desarrolle en un clima de unidad y consenso. Todo parece indicarlo as¨ª, a pesar de las protestas de optimismo del ministro venezolano de Energ¨ªa y Minas, Valent¨ªn Hern¨¢ndez, quien, reci¨¦n llegado de Londres, trat¨® de justificar el clima de divisi¨®n entre los miembros de la OPEP como ?las l¨®gicas diferencias de criterio previas a una reuni¨®n de este tipo?. Hern¨¢ndez, que se ha se?alado como el m¨¢s ferviente negociador del consenso, repiti¨® una vez m¨¢s su lema favorito: ?Antes que los precios, la unidad?.
En lo que s¨ª se llevar¨¢ la palma Venezuela es en el cuidado de la seguridad. El operativo desplegado para proteger a los delegados de los trece pa¨ªses miembros de la OPEP es realmente espectacular en efectivos y material y tremendamente m¨¢s visible que en cualquier circunstancia parecida en un pa¨ªs europeo. 5.000 soldados, polic¨ªas uniformados y agentes secretos se mueven aqu¨ª con contundencia y ning¨²n disimulo. Cada una de sus intervenciones, m¨¢s o menos rutinarias, parece una aut¨¦ntica operaci¨®n de captura. Aqu¨ª todos son sospechosos, incluidos periodistas y miembros de las delegaciones.
El Meli¨¢ Caribe est¨¢ situado a unos veinte kil¨®metros del aeropuerto de Maiquetia. El trayecto, habitualmente congestionado por el tr¨¢fico, est¨¢ supervigilado por la polic¨ªa y el ej¨¦rcito. El hotel donde se celebrar¨¢ la conferencia no podr¨¢ ser visitado por los periodistas, que tendr¨¢n su centro de prensa en otro hotel, el Sheraton, contiguo al Meli¨¢. Si se produce alguna declaraci¨®n, ser¨¢ porque alg¨²n ministro de la OPEP se trasladar¨¢ a este ¨²ltimo lugar para hablar con los periodistas.
Las playas de los dos hoteles y otras contiguas est¨¢n cerradas desde hace d¨ªas y vigiladas desde el mar por unidades de la Marina de guerra venezolana; por aire, mediante helic¨®pteros que vuelan constantemente y por tierra por efectivos del ej¨¦rcito y la polic¨ªa, provistos de fusiles de mira telesc¨®pica, veh¨ªculos blindados ligeros y sofisticados aparatos de escucha y detecci¨®n.
Quiz¨¢ hayan contribuido a crear este clima de ?m¨¢xima seguridad? los diferentes rumores y noticias sobre la supuesta presencia de Carlos Ilich Rain¨ªrez, el tristemente c¨¦lebre ?Chacal?, en Venezuela, acompa?ado de algunos de sus compa?eros. Ram¨ªrez es venezolano y muchos responsables de la polic¨ªa piensan que podr¨ªa tener especial inter¨¦s en hacerse presente en esta ocasi¨®n particular.
Sigue la divisi¨®n
Entretanto, no se han apagado los ecos de la petici¨®n de aplazamiento de la conferencia formulada por Venezuela, que ha ocasionado uno de los m¨¢s singulares episodios de confusi¨®n informativa que se recuerdan. La ligereza y la indiscreci¨®n, la buena o mala fe de algunos miembros del Gobierno venezolano, que filtr¨® la noticia, con su inevitable secuela de desmentidos, de afirmaciones a medias, de contradicciones, ha colocado al Gobierno del presidente P¨¦rez en la picota period¨ªstica y provocado cr¨ªticas en todos los ¨®rdenes.Hay quien piensa que Venezuela, en este caso, ha sido el chivo expiatorio de una operaci¨®n desplegada en Estados Unidos, principal interesado en que la conferencia se suspendiera, para aplazar el debate sobre precios, y desde donde siguen partiendo noticias acerca de la no celebraci¨®n del encuentro.
Por lo dem¨¢s, las cosas siguen en la misma posici¨®n que hace unos d¨ªas: la OPEP est¨¢ dividida en el tema principal de debate, los precios. Cada facci¨®n tratar¨¢ de imponer a las dem¨¢s sus criterios, y si esto no se consigue, asistiremos nuevamente al espect¨¢culo de que cada grupo de pa¨ªses establezca los precios que la convenga, lo que supondr¨¢ un duro y quiz¨¢ definitivo golpe para la OPEP.
Algunos expertos creen a¨²n posible un acuerdo, que, de hecho, aumente los precios, si los miembros de la organizaci¨®n deciden reducir sus producciones y aumentar as¨ª la demanda internacional del producto. La soluci¨®n, el mi¨¦rcoles.
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