"La Catedral", un compendio esperanzador, de canciones de Sisa
La Catedral, de Jaume Sisa, es un compendio. Una reflexi¨®n del mundo medio triste, medio alegre que nos rodea. Es un disco de la esperanza que se resiste a caer destrozada bajo el pesado fantasma del cinismo.En este doble elep¨¦ Sisa ha concentrado pr¨¢cticamente dos a?os de trabajo, y el resultado viene a ser no s¨®lo una aglomeraci¨®n afortunada de canciones, sino como el mismo Sisa dice: ?Un disco profundamente religioso, y en ¨¦l, como en un mitin pol¨ªtico, cuando se canta la Internacional, la m¨²sica es s¨®lo un componente m¨¢s del espect¨¢culo. La m¨²sica la pusieron.? No es as¨ª, claro, pero bien podr¨ªa ser.
Parece a primera vista que todos los esfuerzos se han concentrado en los textos que una y otra vez repiten esa esperanza algo triste de que hablaba antes. Por ejemplo, en Tres caballos: ? ... El caballo verde remueve el cielo y el infierno. Es la esperanza del ciego que siente que todo es eterno ... ? ? ... El caballo fuerte es el caballo vencedor. El que nos aleja del miedo de buscar un nuevo horizonte... ?
La catedral
de Sisa. Edigsa-ZelesteUM 2035/6
La m¨²sica se superpone a los textos sin ninguna (o casi ninguna) constante definida. Desde formas que recuerdan lejanos ritmos caribe?os, hasta otras que parecen chinas o sacras. Pero en ning¨²n caso existe copia, el juego contin¨²a hasta aqu¨ª. Es el juego de tomar una realidad deform¨¢ndola, ampliando su visi¨®n; es, como todo juego, algo que hac¨ªamos cuando ni?os y que ahora s¨®lo es posible recordar y record¨¢ndolo volverlo a la vida.
Mucho m¨¢s que unas bellas letras, que unas m¨²sicas y unos cantos extra?os, el valor de La catedral es, precisamente, el de profundizar de manera ingenua, pero sabia, en inquietudes que ahora parecen desaparecer.
En lo instrumental, terreno tratado con una enorme delicadeza, hay que resaltar la presencia de Jaume Cortadellas, a la flauta; la Companya El¨¦ctrica Dharma Josep Fortuny (bater¨ªa), y por otro lado, la carpeta de Claret Serrahima. Hay muchos m¨¢s, en realidad ¨¦stos, o el de Sisa, son s¨®lo nombres que hoy, ahora, han sabido dar fonna a una parte no tan rec¨®ndita de nuestro esp¨ªritu.
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