"La ca¨ªda de Pinochet s¨®lo es cuesti¨®n de tiempo"
EL PAIS: ?Cu¨¢l es la situaci¨®n en Chile hoy, 7 de enero, despu¨¦s de un refer¨¦ndum en el que pr¨¢cticamente no se pod¨ªa decir no, ni votar en blanco y a pesar de eso ha habido un mill¨®n de abstenciones?Luis Corval¨¢n: Yo creo que Pinochet fue por lana y sali¨® trasquilado, aunque su propaganda, como es natural, se empe?e en demostrar lo contrario. Tanto ¨¦l como su ministro de Relaciones Exteriores han dicho lo que ten¨ªan que decir, que el pa¨ªs los ha respaldado. Pero creo que nadie, ni en Chile, ni en el mundo, se enga?a. Conozco muy bien la situaci¨®n de mi pa¨ªs. No obstante llevar un a?o fuera, tenemos buenas comunicaciones, no nos falta la prensa de Chile, ni la prensa occidental, que informa bastante, as¨ª que conozco bastante bien la opini¨®n del resto del mundo. Acabo de recibir la declaraci¨®n de un portavoz del Departamento de Estado norteamericano, que se?ala que el resultado del refer¨¦ndum no ha sido el reconocimiento de un plebiscito, de una consulta limpia, sino todo lo contrario.
Ha sido ampliamente reconocido que all¨ª simplemente se ha montado una farsa y que el espectro pol¨ªtico chileno, con excepci¨®n del Partido Nacional, que no representaba m¨¢s del 20% de la poblaci¨®n, desde comunistas a democristianos, pasando por la serie de partidos que integran la Unidad Popular, estaban en contra, y todo el mundo sabe adem¨¢s que dos instituciones de las Fuerzas Armadas, la Aviaci¨®n y la Armada no estuvieron de acuerdo en la celebraci¨®n del plebiscito.
EL PAIS: ?Considera posible que el deterioro producido en la Junta pueda terminar con el r¨¦gimen actual?
L. C.: Yo creo, con toda franqueza, que los n¨²meros manipulados por Pinochet dicen una cosa y la realidad dice otra Pinochet ha salido debilitado: Yo dir¨ªa m¨¢s: la ca¨ªda de Pinochet me parece que es un asunto de tiempo, y de no largo tiempo. No me atrever¨ªa a afirmar que se vislumbra a corto plazo la ca¨ªda de la Junta. El reemplaz¨® de Pinochet lo veo claro.
EL PAIS: ?No ser¨¢ que a Pinochet le beneficia este rechazo de la Junta para poder asumir el poder personalmente, seg¨²n se desprende de su discurso pronunciado con ocasi¨®n del refer¨¦ndum?
L. C.: Eso est¨¢ claro. Pero por muy fanfarr¨®n y muy dictador que sea no puede sostenerse contra un pueblo y contra el mundo. Hay hombres que juegan un amargo papel en el escenario de la historia, sobre la base de las fuerzas reales y sociales que representan, pero Pinochet, representa muy poca cosa. Hoy en d¨ªa el aislamiento, no digo ya internacional, sino interno, es muy grande. No tiene una base social de apoyo. Es esta una de las caracter¨ªsticas del fascismo de Pinochet, que a diferencia del fascismo hitleriano, por ejemplo, no se ha ganado a la juventud, o del fascismo italiano, no se ha ganado ning¨²n sector de la clase obrera. Diez o quince amanuenses, dirigentes sindicales, no significan nada, porque adem¨¢s no representan a los trabajadores. La prueba est¨¢ en el sector del cobre, donde ¨¦l impuso al presidente y a la directiva sindical, y all¨ª se han producido las huelgas m¨¢s importantes. Todos los dirigentes sindicales de Chuquicamata, la mina m¨¢s grande del pa¨ªs y del mundo, del norte de Chile, han dimitido en desacuerdo con esa directiva impuesta por Pinochet.
A falta de una base popular social, ¨¦l se apoya en un reducido grupo de la oligarqu¨ªa y en las fuerzas armadas. La actitud, en el pasado plebiscito, del ej¨¦rcito del aire y de la marina no revelan, precisamente, que se consoliden las propias fuerzas de Pinochet. Y en el campo de la propia burgues¨ªa, de los industriales, existe en los ¨²ltimos meses un descontento muy grande, porque ha bajado la producci¨®n. Todo el dise?o econ¨®mico ha fracasado. Anuncia Pinochet, ahora, para 1978, la reducci¨®n de los aranceles aduaneros en t¨¦rminos tales que va a significar la ruina de lo que queda en pie de la industria nacional. Pero, sobre todo, el descontento llega a las propias fuerzas armadas, y en el seno de ellas mucha gente se da cuenta de que no se puede seguir por est¨¦ camino.
EL PAIS: ?Si se dan toda esa serie de circunstancias en contra, c¨®mo se explica que a¨²n se mantenga Pinochet?
L. C.: A Pinochet le sostienen determinados c¨ªrculos del imperialismo norteamericano y del imperialismo germano-occidental. En el terreno internacional no digo que sean los ¨²nicos apoyos, porque de alguna manera le ayudan, aunque pudieran no desearlo -pero los negocios son los negocios para los capitalistas-. Muchos capitalistas de otros pa¨ªses europeos y no europeos que tienen un comercio con ¨¦l y le han auxiliado en inversiones a corto, medio y largo plazo. En el terreno nacional todav¨ªa se sostiene apoy¨¢ndose en algunos sectores de las fuerzas armadas y determinados grupos olig¨¢rquicos especulativos. Pero Pinochet se mantiene, sobre todo, porque todav¨ªa falta avanzar m¨¢s en el camino de la unidad del resto de las fuerzas pol¨ªticas.
EL PAIS: Entonces, ?qu¨¦ posibilidades ve usted de un ?frente com¨²n?, propuesto por los socialistas, para agrupar todas las fuerzas democr¨¢ticas, contra la dictadura?
L. C.: Esa es la posici¨®n de la Unidad Popular, la posici¨®n del Partido Comunista. Estamos por la unidad de todos, contra la dictadura. Ya existe un consenso. Yo le pod¨ªa se?alar una infinidad de cosas en torno a las cuales hay consenso. Primero, la vuelta a las libertades democr¨¢ticas. En contra de la pol¨ªtica econ¨®mica, tambi¨¦n hay consenso, que va incluso m¨¢s all¨¢ de la Uni¨®n Popular y de la Democracia Cristiana e incluye, incluso, a gente partidaria del Gobierno. Estas son dos l¨ªneas fundamentales. El pa¨ªs tiene que volver a un r¨¦gimen democr¨¢tico y se avanza por ese camino.
EL PAIS: ?Es decir, que la ca¨ªda de Pinochet depende de que el resto de las fuerzas pol¨ªticas se pongan de acuerdo?
L. C.: Por supuesto que lo que falta es el proyecto pol¨ªtico para enfrentarnos al futuro. En Europa, bajo el fascismo, todas las fuerzas antifascistas llegaron a la conclusi¨®n de que hab¨ªa que entenderse para echar abajo al fascismo. Eso est¨¢ planteado en Chile. Hay que reconstruir el pa¨ªs. Hay problemas acerca de los cuales tenemos que ponernos de acuerdo. Por ejemplo, qu¨¦ vamos a hacer con los criminales. Nosotros, los comunistas, somos partidarios del castigo, no por venganza, sino por justicia, absolutamente necesario para que no vuelva a repetirse en Chile, para que pueda servir de ejemplo y no se vuelva a producir una situaci¨®n semejante en Am¨¦rica Latina.
Ahora bien, no estamos dispuestos a ?degollinar?. Ser¨¢ preciso restringir al m¨¢ximo de lo posible el n¨²mero de los que tengan que ser castigados, pero tiene que haber castigo y somos partidarios de hacerlo mediante tribunales de derecho. Tenemos que ponernos de acuerdo en esto, porque si no, el pueblo va a hacer la justicia por sus propias manos. Usted sabe que hay, 2.500 desaparecidos. Suponga que ma?ana, cuando se destape la olla, por as¨ª decirlo, se sepa que han fusilado a quinientos, a mil, a trescientos o a doscientos. ?Vamos a decir, borr¨®n y cuenta nueva? ?Aqu¨ª no ha pasado nada? O nos ponemos de acuerdo en estos proyectos del futuro o el pueblo tomar¨¢ la venganza por su mano. Nosotros, naturalmente, no vamos a decirle al pueblo ?no?. Que quede claro.
EL PAIS: ?Usted cree en el retorno de Unidad Popular al poder?
L. C.: Creo que el pasado no se repite. No habr¨¢ un nuevo Gobierno de Unidad Popular, ni lo pretendemos. Deseamos un Gobierno ampliamente representativo, un Gobierno que surja sobre la base del entendimiento de la unidad popular y de la democracia cristia na y de los sectores democr¨¢ticos y las Fuerzas Armadas; ese es el proyecto de los comunistas. Se pueden dar otras situaciones, pero nosotros seguiremos luchando por este proyecto. Estamos seguros que si la Democracia Cristiana pudiera llegar al Gobierno con el apoyo de la Unidad Popular o con la Unidad Popular en contra, ser¨ªa un Gobierno inestable, ser¨ªa un Gobierno no capaz para resolver los problemas, y eso va contra los intereses de Chile. Las cosas est¨¢n muy claras, volver¨ªamos a la pugna entre la Uni¨®n Popular y la Democracia Cristiana que permiti¨® lo que hace a?os aconteci¨®.
EL PAIS: Pinochet, en su mensaje del refer¨¦ndum, s¨®lo citaba un nombre, el de Luis Corval¨¢n, a quien califica de m¨¢ximo agente del comunismo sovi¨¦tico. ?Quiere decir esto que es usted el mayor enemigo de Pinochet?
L. C.: Primero, los calificativos de Pinochet no me interesan en absoluto. Segundo, la realidad es que el mayor enemigo de Pinochet es el pueblo de Chile. Para ¨¦l, el mayor enemigo es el comunismo. En esto no podr¨ªa decir que est¨¦ equivocado, y como yo soy el secretario general del Partido Comunista chileno... Pero aqu¨ª no hay nada personal.
EL PAIS: ?Se puede dar un nuevo Pinochet en otro pa¨ªs de Am¨¦rica?
L. C.: Yo creo que es una mercanc¨ªa que no tiene compradores en el continente. Ni al imperialismo norteamericano le gusta, con excepci¨®n de reducidos c¨ªrculos. Todo indica ya, y eso el propio Pinochet lo dice muy bien, que la propia Administraci¨®n Carter no le ve con buenos ojos. Y de ah¨ª el empe?o del presidente de Estados Unidos por convencer a Pinochet de que ten¨ªa que ?maquillarse? e intentar hacerle entrar en la ?operaci¨®n cosm¨¦tica?, mediante algnas concesiones. Creo que el viaje a Chile del subsecretario norteamericano para Asuntos, Latinoamericanos obedeci¨® a ese prop¨®sito. Pero Pinochet no es cambiable, no tiene remedio. ?Genio y figura, hasta la sepultura?, que dicen los espa?oles.
EL PAIS: ?Qu¨¦ relaci¨®n tuvo usted con Pinochet?
L. C.: Virtualmente, ninguna. De ocasi¨®n. Alg¨²n que otro encuentro en el palacio de la Moneda o en alguna ceremonia.
EL PAIS: ?C¨®mo interpreta usted la abstenci¨®n de Espa?a en la ONU cuando se conden¨® al r¨¦gimen de Pinochet?
L. C.: Como un hecho relativamente positivo. Yo me coloco, en este terreno, en una actitud que no quiero que tenga ninguna proyecci¨®n hacia asuntos exclusivos de Espa?a. Es un problema de Espa?a y de los espa?oles. Yo lo respeto.
EL PAIS: ?Cree usted en la posibilidad del nacimiento de un ?euro comunismo? al estilo latinoamericano?
L. C.: No. No lo veo posible. Es un tema acerca del cual hay, yo dir¨ªa, una cierta imagen y versiones confusas para mucha gente. Algunos creen que el ?eurocomunismo? es sin¨®nimo de independencia, de autonom¨ªa de los partidos, de alg¨²n af¨¢n de compenetrarse en los fen¨®menos nuevos de la ¨¦poca en el plano mundial, y de conocer profundamente las particularidades de cada pa¨ªs. Yo estoy contra esa versi¨®n porque me parece que la cuesti¨®n de la independencia y la autonom¨ªa de los partidos comunistas es un asunto confuso. ?Qui¨¦n la ha cuestionado? ?Qui¨¦n la cuestiona? Nosotros no somos eurocomunistas, pero somos tan aut¨®nomos y tan independientes como el que m¨¢s, como todos los partidos comunistas y hacemos todo el esfuerzo posible por dominar las complejidades de la vida actual en el mundo, me refiero a los procesos sociales, y por descubrir, tambi¨¦n, nuestro propio camino de transformaci¨®n de la sociedad. Lo hemos demostrado, puesto que lo que hicimos en Chile es algo un tanto singular.
EL PAIS: Usted, ?de qui¨¦n es m¨¢s amigo, de Santiago Carrillo o de Felipe Gonz¨¢lez?
L. C.: Yo no conozco a Felipe Gonz¨¢lez. A Carrillo lo conozco desde hace tiempo. Por eso no hay comparaci¨®n posible. En el ¨²ltimo viaje del secretario general del Partido Comunista de Espa?a a Mosc¨² tuve ocasi¨®n de saludarle, muy brevemente, con cordialictad.
EL PAIS: Por ¨²ltimo, nos gustar¨ªa conocer si usted tiene ya la maleta preparada y dispuesto el pasaporte para regresar a su pa¨ªs.
L. C.: Yo creo que voy a regresar. Creo que vamos a regresar todos. Hay una verdadera campa?a por el derecho al regreso de los chilenos. Yo creo que Pinochet caer¨¢, ser¨¢ el comienzo del derrumbe de la dictadura, si es que su ca¨ªda no arrastra a toda la dictadura; claro que yo no soy pitoniso. No s¨¦ ni cu¨¢ndo ni c¨®mo ser¨¢. Lo que s¨ª se puede decir es que tiene por lo menos un ala herida, si se puede aplicar esta figura a su caso. El ya no puede hacer hoy todo lo que hac¨ªa ayer incluso tiene que retroceder. Acu¨¦rdese que relev¨® a siete dirigentes sindicales y a los veinte d¨ªas dio marcha atr¨¢s. Estos son signos de la nueva situaci¨®n que hay en el pa¨ªs. La tendencia es contra Pinochet y el plebiscito no modifica esta tendencia, porque no refleja ninguna realidad. El es m¨¢s d¨¦bil que el pueblo de Chile.
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