Ocupaciones de viviendas, resultado de una crisis permanente / y 2
Arquitecto. RAIMUNDO ANDRES, Ingeniero de Caminos. ANGEL CALONGE, EconomistaIniciadas como acciones individuales, las ocupaciones aparec¨ªan como casos l¨ªmites en que la angustia o desesperaci¨®n empujaban a una familia a dar la patada a la puerta de una vivienda oficial que llevaba tiempo cerrada. El hecho se trataba con comprensi¨®n por parte de los vecinos, que suministraban. ropas o muebles a los reci¨¦n llegados. Para la Administraci¨®n se trataba de una cuesti¨®n de orden p¨²blico, de un asalto a la propiedad o de tomarse la justicia por su mano. En algunos casos, despu¨¦s de la ocupaci¨®n vino el desahucio y la penalizaci¨®n con la c¨¢rcel, aunque como el problema segu¨ªa existiendo, algunas familias volvieron a ocupar por segunda o tercera vez una vivienda oficial, puesto que nada ten¨ªan que perder. El procedimiento judicial ha sido una v¨ªa muerta, pues, al darse una coincidencia de situaciones, ocupaci¨®n ilegal e ilegalidad de la utilizaci¨®n hecha por el adjudicatario, los jueces se han inhibido.
La aparici¨®n de movimientos organizados en la toma de viviendas vac¨ªas cambi¨® radicalmente el panorama, convirti¨¦ndose en una parcela de acci¨®n del movimiento ciudadano. Las ocupaciones se han discutido en asambleas, moviliz¨¢ndose barrios enteros o form¨¢ndose comit¨¦s de apoyo a los ocupantes. Lo que la izquierda mayoritaria ha calificado, en alguna ocasi¨®n, de un acto de aventurerismo (PSOE) o de desestabilizaci¨®n (PCE), desfigura la realidad de un hecho de democracia directa o de autogesti¨®n. Tomemos dos ejemplos ilustrativos: en La Ventilla, los vecinos denunciaron a la Delegaci¨®n Provincial la existencia de viviendas de protecci¨®n oficial vac¨ªas, al tiempo que formulaban la petici¨®n de viviendas para chabolistas o familias mal alojadas en el barrio. Pasaron seis meses sin respuesta de la Delegaci¨®n o neg¨¢ndose ¨¦sta reiteradamente a proceder al desahucio de las viviendas mal adjudicadas. Ante este hecho se convoc¨® una asamblea de vecinos, discuti¨¦ndose la situaci¨®n de las viviendas vac¨ªas y el problema planteado a los chabolistas del barrio. De acuerdo con las necesidades de cada familia o la urgencia del caso expuestas ante la asamblea, se estableci¨® un orden de preferencia y se decidi¨® mayoritariamente apoyar a las familias en la ocupaci¨®n de las viviendas.
En El Ferrol, 404 familias, apoyadas por las organizaciones sindicales y partidos pol¨ªticos, ocuparon viviendas vac¨ªas del Pol¨ªgono Carranza, promovido por el INV, que llevaban varios a?os en un deterioro progresivo. Como parte de las viviendas ocupadas hab¨ªan sido adjudicadas a trabajadores sin que se produjera la entrega, se form¨® una comisi¨®n para resolver conjuntamente el problema, exigiendo de la Administraci¨®n la construcci¨®n de viviendas para todos y, mientras tanto, el establecimiento de un sistema de prioridades, refrendado por la asamblea de todos los afectados.
El movimiento de ocupantes, sobre todo en sus comienzos, ha tenido un car¨¢cter marginal o espont¨¢neo, habi¨¦ndose extendido gracias al apoyo de asambleas de vecinos o comit¨¦s de los mismos. La postura de la izquierda mayoritaria ha variado seg¨²n su correlaci¨®n de fuerza con la izquierda extraparlamentaria. As¨ª, en el caso del PCE, ha sido de inhibici¨®n o de oposici¨®n verbal o activa, seg¨²n su peso en las asociaciones de vecinos. El PSOE, cuya implantaci¨®n en el movimiento de barrios es nula, ha jugado una baza oportunista, en ocasiones, para conseguir presencia en estos barrios. La Federaci¨®n de Vecinos de Madrid, alejada de luchas importantes e incapaz de plantear una alternativa coherente, ha boicoteado pr¨¢cticamente las ocupaciones. La importancia que empieza a tener este movimiento o el peligro de su extensi¨®n ha obligado a definirse sobre el tema a la Administraci¨®n y a los partidos mayoritarios de la izquierda. Ambos est¨¢n de acuerdo en institucionalizarlos mediante la creaci¨®n de comisiones mixtas que gestionen los problemas. La gesti¨®n directa o el control del proceso por las familias afectadas -apoyados por la asamblea de vecinos- quedar¨ªa sustituida por la negociaci¨®n de unos interlocutores vecinales en unas comisiones planteadas al margen o con escasa participaci¨®n de los directamente implicados. Estas dos v¨ªas salieron a relucir en San Blas (v¨¦ase EL PAIS de 30 de octubre) cuya asociaci¨®n de vecinos est¨¢ integrada en su mayor¨ªa por el PCE: ?mientras que la asamblea se pronuncia por la patada a la puerta, la asociaci¨®n prefiere una actuaci¨®n m¨¢s legalista: cada una de las actuaciones ha de tener un car¨¢cter legal?. El PSOE, como dec¨ªamos, al facilitar sus locales por la asamblea, intenta implantarse para situarse en las negociaciones con la Administraci¨®n. Pero resulta dif¨ªcil un tipo de soluci¨®n exclusivamente institucional, dada la fundada desconfianza de los vecinos en la gesti¨®n de la Administraci¨®n y, por otro lado, por la delegaci¨®n de una gesti¨®n que pertenece a los directamente afectados. Son los vecinos los que conocen mejor la situaci¨®n de las viviendas vac¨ªas, y la mejor garant¨ªa para ellos es que se conteste a sus demandas. Adem¨¢s, las medidas que se est¨¢n tomando contra los ocupantes son de orden p¨²blico y, por tanto, inaceptables para los vecinos del barrio. Cuando la polic¨ªa desaloja a una familia de ocupantes lo hace porque no se acepta la ocupaci¨®n en t¨¦rminos generales. No obstante, todos los vecinos tendr¨ªan que conocer las causas concretas del desalojo y poder tomar decisiones sobre si esa familia tiene o no derecho a una vivienda.
En relaci¨®n con el resto de las medidas de la propuesta de actuaci¨®n del Ministerio, la ¨²nica que puede ofrecer garant¨ªas es la desaparici¨®n de los cupos de reserva. Las dem¨¢s est¨¢n siendo desmentidas por los casos concretos de ocupaci¨®n que se producen. Basta el momento, las denuncias que mejor han prosperado son las realizadas por los propios vecinos en las acciones de ocupaci¨®n de viviendas; la agilizaci¨®n de los tr¨¢mites o las expropiaciones son letra muerta.
Bases de una pol¨ªtica sobre ocupaciones
La Administraci¨®n, al institucionalizar las ocupaciones sin ofrecer contrapartidas claras a los afectados, ni la participaci¨®n de los mismos, pretende establecer delimitaciones que le permitan una actuaci¨®n m¨¢s radical del orden p¨²blico en los casos de transgresi¨®n, puesto que se est¨¢ negociando la soluci¨®n legal del problema. Pero esta V¨ªa puede dar lugar a un endurecimiento de los enfrentamientos.
Entendemos que las bases de una pol¨ªtica realista sobre ocupaciones son de muy distinto signo, si lo que se pretende es solucionar los problemas urgentes de vivienda. Podr¨ªamos apuntar:
- Expropiaci¨®n de los solares sin edificar retenidos m¨¢s de dos a?os.
- Paralizaci¨®n de licencias o planes que lesionen los intereses de peque?os propietarios o inquilinos, o que atenten contra el patrimonio cultural o art¨ªstico de las ciudades.
- Promulgaci¨®n de un decreto ley que garantice el derecho de realojamiento de los vecinos en los barrios.
- Derogaci¨®n de la actual ley de Viviendas Sociales y anulaci¨®n de las ayudas p¨²blicas a promotores.
- Penalizaci¨®n de las viviendas privadas vac¨ªas retenidas con fines especulativos.
- Elaboraci¨®n de un censo de viviendas oficiales vac¨ªas o mal adjudicadas, controlado por comisiones de vecinos con problema de vivienda.
- Construcci¨®n de un parque p¨²blico de viviendas en alquiler, seg¨²n las necesidades formuladas por nacionalidades o regiones.
A estos puntos habr¨ªa que a?adir las reivindicaciones del movimiento de ocupantes.
- Legalizaci¨®n inmediata de las ocupaciones realizadas por familias modestas.
- Defensa de los ocupantes bajo el control de asambleas vecinales, que determinen qu¨¦ familias tienen derecho y prioridades.
- Control de las adjudicaciones por comisiones elegidas en asamblea.
- Expropiaci¨®n urgente de las viviendas vac¨ªas o mal adquiridas.
- Expropiaci¨®n de los lugares p¨²blicos en manos de organizaciones del Movimiento (OJE, Secci¨®n Femenina, etc¨¦tera), para su entrega a los organismos o entidades ciudadanas.
- Contestaci¨®n a las demandas que plantean los afectados a trav¨¦s de las organizaciones vecinales.
De cualquier manera, aunque se ocuparan todas las viviendas oficiales vac¨ªas, no se solucionar¨ªa el problema, ni siquiera los casos m¨¢s urgentes. El movimiento de ocupantes y sus objetivos se corresponden con un determinado grado de conciencia y organizaci¨®n. Es por esto por lo que, a medida que se desarrolle y decrezcan las posibilidades de encontrar viviendas oficiales vac¨ªas, podr¨ªa plantearse la ocupaci¨®n de las viviendas privadas vac¨ªas.
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