La Universidad Popular de Recaldeberri, una experiencia cr¨ªtica de la cultura oficial
En los ¨²ltimos a?os la Asociaci¨®n de Vecinos de Recaldeberri ha estado luchando con un estusiasmo incre¨ªble para obtener de los poderes p¨²blicos unos servicios educativos de los que durante treinta a?os careci¨® por completo el barrio. Esta lucha fue recogida en su momento en un Libro negro de Recaldeberri, en el que se detallan todas las peripecias de la misma. Con independencia, y de forma simult¨¢nea a esta lucha reivindicativa ante las autoridades, en el barrio fueron surgiendo una serie de iniciativas culturales de car¨¢cter autogestionario, la ¨²ltima de las cuales es la Universidad Popular.En un libro testimonio, Cultura para 70.000. Universidad Popular de Recaldeberri, publicado por la Editorial Nuestra Cultura, profesores y alumnos de esta entidad cuentan de manera directa el desarrollo de su experiencia.
Es importante se?alar, tal y como explic¨® a EL PA?S uno de los miembros de la Universidad Popular, que el libro, deliberadamente, a fin de no recrear nada y para no acabar hablando de una realidad ficticia, fue hecho a base de ir enviando directamente a la imprenta los materiales que iban aportando los profesores coordinadores y los alumnos, presentando cada uno de ellos desde su particular perspectiva el an¨¢lisis de la experiencia. El resultado, l¨®gicamente, es un libro plagado de contradicciones que son las que le prestan la m¨¢xima credibilidad; pero, sobre todo, la gran lecci¨®n de este libro testimonial, escrito con la intenci¨®n de estimular a todos los barrios obreros de las grandes ciudades espa?olas, reside en su despiadado sentido autocr¨ªtico, algo que las instituciones educativas y culturales oficiales debieran tomar como modelo.
Or¨ªgenes de la Universidad
La Universidad Popular es el ¨²ltimo hito de toda una serie de creaciones culturales del pueblo obrero de Recaldeberri. Antes hab¨ªan surgido la Escuela Nocturna Batasuna, destinada a la educaci¨®n permanente de adultos; la Escuela de la Mujer del Centro Batasuna y la Academia de la Asociaci¨®n de Familias. En esta Academia, seg¨²n explican sus propias protagonistas, se encuentran las ra¨ªces de la futura Universidad. Durante cinco a?os, venciendo toda clase de dificultades econ¨®micas y peregrinando de unos locales a otros, siempre de prestado, financi¨¢ndose con la venta de papel viejo que los propios alumnos recog¨ªan por las casas, se realizaron viajes por toda Espa?a, se organizaron coros y representaciones de teatro, ?en un ambiente de cooperaci¨®n, de cr¨ªtica y autocr¨ªtica continua, de funcionamiento asambleario donde padres, alumnos y profesores se tiraban mutuamente los trastos?.
La Biblioteca Recalde
El ¨²ltimo paso previo al nacimiento de la Universidad Popular fue la Biblioteca Recalde. A partir de una cuota de veinticinco pesetas por socio, con muy escasa ayuda por parte de organismos oficiales y editoriales, con la singular excepci¨®n de la Editorial ZYX, que dio a la Biblioteca un ejemplar de cada libro de su fondo editorial, en estos momentos la Biblioteca Recalde cuenta con 3.000 socios y cerca de 15.000 ejemplares, lo que dada, la condici¨®n obrera del barrio, la convierte en una instituci¨®n realmente excepcional no s¨®lo a nivel de Bilbao, sino incluso a nivel nacional.
El planteamiento de la funci¨®n de biblioteca como un ente vivo de generaci¨®n de cultura, una plataforma desde la que podr¨ªan promoverse multitud de actividades, origin¨® el nacimiento de la Universidad.
Para entender a fondo el sentido de la misma baste rese?ar algunas de las conclusiones a las que se lleg¨® en una magna asamblea popular convocada para plantearse su definici¨®n y su futuro. En dicha asamblea se lleg¨® al convencimiento de que ?aunque la Universidad oficial ha aparecido siempre como la cuna del saber, eso no es cierto. Es una instituci¨®n vieja a la que s¨®lo ha tenido acceso la clase dominante. El que acaba una carrera universitaria (m¨¦dico, abogado, profesor, ingeniero, etc¨¦tera), normalmente no se pone al servicio del pueblo, sino al lado de los intereses capitalistas. El obrero, en cambio, est¨¢ obligado a vender su fuerza de trabajo y es apartado por todos los medios posibles de aquello que represente ciencia, saber, inteligencia. En este contexto, la Universidad oficial es un claro y valioso instrumento de la clase dominante, la burgues¨ªa. Los libros, los programas, los sistemas de ense?anza, todo es un montaje que huele a pozo s¨¦ptico, donde la verdad que deber¨ªa descubrir la ciencia est¨¢ tapada?.
Y tras este crudo an¨¢lisis de la realidad de la Universidad oficial, la Universidad Popular nace con la intenci¨®n de no parecerse en nada a ella. S¨®lo en el nombre. ?Tal vez por eso debi¨¦ramos haber escogido otro.? Pero cuando a?adimos ?popular?, quiere decir una cosa muy sencilla: del pueblo y para el pueblo. Ya ha habido en la historia otros intentos para crear un saber universal y profundo, enraizado en los trabajadores. Recordemos la Universidad Obrera de Segovia, en la Rep¨²blica; la Escuela Obrera en Par¨ªs, etc¨¦tera. Vamos una vez m¨¢s a intentarlo entre todos.? De este modo, con esta intenci¨®n, comenz¨® su funcionamiento la Universidad Popular en Recalde. Se matricularon un centenar largo de personas, y siempre sobre la base de no partir nunca de definiciones aprior¨ªsticas sobre lo que es la cultura popular, entre todos los miembros programaron tanto los cursillos que habr¨ªan de darse como los ternas que podr¨ªan interesar a la mayor¨ªa.
El citado libro recoge la apasionante experiencia que profesores y alumnos llevaron a cabo en el primer curso de funcionamiento, en el que se impartieron cursillos de Derecho Laboral, Historia General de Euskadi, Historia del Movimiento Obrero, Arte, Econom¨ªa Pol¨ªtica, Sicolog¨ªa y, finalmente, un cursillo sobre la mujer.
Es imposible recoger aqu¨ª todos los testimonios de los hombres y mujeres de clase trabajadora que siguieran con asiduidad estos cursillos, pero s¨ª conviene resaltar algo que podr¨ªa servir como definici¨®n de lo que dichas personas han ido a buscar en la Universidad Popular, en la medida en que estos objetivos de los interesados est¨¢n apuntando una cr¨ªtica de los sistemas educativos convencionales. ?Lo que yo quiero no es obtener un titulo u obtener unas buenas notas, sino aprender cosas para la vida corriente, sobre todo, comprenderlas ideas, saber analizar y sacar consecuencias... Con este m¨¦todo me distraigo y me veo capaz de hacer algo en mi realidad.? Es la opini¨®n de una trabajadora que asisti¨® a la Universidad Popular en el pasado curso. ?Todos los maestros debieran pasar por esta Universidad Popular para aprender a escuchar a sus alumnos?, afirma un joven obrero que s¨®lo hab¨ªa realizado anteriormente los estudios primarios. Ahora leo el peri¨®dico y me aclaro. Me doy cuenta de que los medios de diversi¨®n que pone a nuestro alcance la sociedad de consumo lo ¨²nico que hacen es adormecemos y distanciamos cada d¨ªa m¨¢s a unos de los otros. Para m¨ª lo m¨¢s importante de esta experiencia es que estoy aprendiendo a convivir, a comunicarme. Ni el f¨²tbol, ni la televisi¨®n ni el tapeo por los bares me ayudan a eso.?
Al margen de la pol¨ªtica profesional
Hay una duda que f¨¢cilmente puede suscitarse al contemplar desde fuera la experiencia de esta Universidad Popular. En una sociedad como la nuestra, caracterizada por la desconfianza, la pregunta ante un fen¨®meno semejante parece obvia: ?qu¨¦ partidos pol¨ªticos, qu¨¦ grupos de presi¨®n pueden estar detr¨¢s? Uno de los profesores, responsable de las clases de sicolog¨ªa, coment¨® para EL PA?S: ?Es l¨®gica esa desconfianza; pero en nuestro caso hay una cosa que est¨¢ bien clara. Nosotros vivimos completamente al margen de ese mundo fant¨¢stico de la pol¨ªtica oficial en que viven inmersos los partidos pol¨ªticos de masas m¨¢s o menos instalados en la actualidad. Ellos est¨¢n m¨¢s ocupados en hablar que en actuar. Lo nuestro es la pr¨¢ctica. Cada uno de los que estamos en la Universidad Popular tenemos nuestra ideolog¨ªa, pero consideramos una ofensa el que se pueda pensar que estamos en ella para catequizar. Nuestra gran preocupaci¨®n, de ah¨ª nuestro continuo proceso autocr¨ªtico, es precisamente evitar el fen¨®meno del adoctrinamiento pol¨ªtico. Quienes hab¨ªan acudido al principio con esa intenci¨®n han desaparecido porque, en realidad, y como casi siempre, ellos quer¨ªan servirse del, pero no servir al pueblo. Y en eso estamos nosotros. Lo malo es que dado nuestro nivel de exigencia en este sentido, y s¨®lo en este sentido, en este curso en el que nos estamos sintiendo desbordados por la demanda de quienes acuden a la Universidad (tenemos este a?o una matr¨ªcula de 515 alumnos) nos faltan profesores. Y esto sucede porque son muy pocos los militantes de la mayor¨ªa de los partidos te¨®ricamente populares que est¨¦n dispuestos a dar algo al pueblo a cambio de nada.?
En otro orden de cosas, este profesor explica la presencia en la Universidad Popular de algunos profesores de la Universidad oficial, porque ?en ella intentarnos salir de la tremenda frustraci¨®n que nos crea el convencimiento de que en la Universidad oficial, aun a nuestro pesar, no hacemos otra cosa que contribuir a sostener un sistema social que desde nuestra inferioridad rechazamos profundamente?.
Es pr¨¢cticamente lo mismo que se recoge en el ep¨ªlogo del libro sobre la Universidad Popular que venimos comentando: ?La sociedad burguesa tiene una enorme fuerza asimiladora. Casi todo lo que toca lo absorbe, lo engulle, lo enmascara y lo hace cuerpo suyo. Segrega su cultura y nos la presenta tan cotid¨ªanamente que llega a producirse en nosotros la imagen y la sensaci¨®n de que ?esa? es la cultura.
Nosotros, los de la Universidad Popular, hemos arrastrado, sin duda, mucho de ese lastre. Cuando en las primeras asambleas discut¨ªamos sobre nuestra experiencia se o¨ªan cr¨ªticas a la pasividad de muchos. Algunos dec¨ªan que lo normal era que los que no supi¨¦ramos aprendi¨¦ramos de los que conoc¨ªan el tema. No ve¨ªan que la norma de considerarnos absolutamente ignorantes es un mito. Otros respond¨ªan que tem¨ªan hacer preguntas pueriles o presentar en p¨²blico una opini¨®n rid¨ªcula. Otro mito. Hubo quienes abandonaron porque descubrieron que no se ajustaba a lo que consideraban Universidad. El modelo de la ense?anza oficial era para ellos algo incuestionable.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.