Sobre Saura y "El Paso"
Con grata sorpresa e inter¨¦s he le¨ªdo, en EL PA?S del domingo d¨ªa 15, la entrevista de Santiago Am¨®n al pintor Antonio Saura en torno al grupo ?El Paso?. La entrevista es amena y, salvo en contados casos, estoy de acuerdo con entrevistador y entrevistado. Pero dec¨ªa que no estaba de acuerdo completamente; y es que Saura da, en su versi¨®n, unos hechos y opiniones que no se ajustan a la realidad y que afectan a compa?eros que, como yo, fuimos miembros fundadores de ?El Paso?.La entrevista comienza por el ?suspense? de la gran revelaci¨®n, y que guardado celosamente durante los ¨²ltimos a?os, nos ser¨¢ desvelado como ?primicia? en la entrevista. Pero nada he encontrado de revelador. ?O se trataba de hacer saber que el papel protagonista de ?El Paso? fue asumido por el propio Saura?; si es as¨ª, tendr¨¦ que manifestar que es rigurosamente cierto. Pero eso ya lo sabe todo el mundo, todos los miembros del grupo est¨¢n cansados de manifestarlo, y si hemos dicho alguna ?inexactitud e incongruencia? de lo que nos acusa: no ser¨¢ la de robarle el papel que le corresponde.
En otro pasaje de la entrevista Saura manifiesta: ?Me sent¨ª en posesi¨®n de un caudal informativo que la triste realidad espa?ola estaba reclamando a voz en grito, y me consider¨¦ con fuerzas para actuar. El primer menester consist¨ªa en informar, en llenar el inmenso vac¨ªo cultural que asolaba a la Espa?a de aquella hora.? Por favor, un poco de seriedad y rigor. Saura sabe que cuando vino a Espa?a fue para ponerse en contacto con un movimiento art¨ªstico que ya empezaba a tener cierta resonancia, con unos j¨®venes que ya ten¨ªan puntual informaci¨®n y que expon¨ªan regularmente en algunos pa¨ªses de Europa. Saura no busc¨® y tuvo la visi¨®n de ofrecernos una estrategia de lucha colectiva. Tambi¨¦n su informaci¨®n fue valiosa, sin duda, pero siempre como parte y suma al contexto existente. Su papel de redentor de la cultura espa?ola es de risa.
Comete otras inexactitudes -o medio-verdades- cuando manifiesta, como motivo de su retirada de bienales y exposiciones oficiales, el ?burdo juego? del comisario espa?ol despu¨¦s de la Bienal de Venecia de 1958. Ni esta exposici¨®n fue su ¨²ltima participaci¨®n como representante oficial de Espa?a, ni las razones de ruptura tan simples como ¨¦l aduce, ni tiene nada que ver T¨¤pies con esa decisi¨®n que dice que tomaron juntos. (En la exposici¨®n patrocinada por Relaciones Culturales en 1959, en el Museo de Artes Decorativas, de Par¨ªs, el ¨²nico ausente es T¨¢pies.) No me habr¨ªa molestado en desmentir a Saura si no fuese por el descarado manejo de la verdad, para al final verter opiniones poco honestas para los dem¨¢s miembros del grupo.
Su versi¨®n del ?cerrojazo? es tambi¨¦n incorrecta. Esas llamadas telef¨®nicas fueron, ni m¨¢s ni menos, un puro gesto en beneficio de su propio ego. La realidad es que todos est¨¢bamos ya de acuerdo en terminar con la aventura. Dir¨¦, de una vez para siempre, que Saura fue, efectivamente, el motor de uni¨®n de ?El Paso?, pero que, al mismo tiempo, su gesti¨®n tambi¨¦n actu¨® como elemento disgregador. S¨ª, ?El Paso? termin¨® con un saldo positivo de realizaciones y logros, pero con un poso de amargura, ninguno de nosotros estaba dispuesto a continuar, cansados ya de maniobras y politiqueos del amigo Saura.
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