La m¨²sica en vivo invade las calles de Madrid
La Semana de M¨²sica en vivo, organizada por el Sindicato Musical de Madrid, presenta actuaciones todos los d¨ªas, tanto en recintos cerrados (Universidad, barrios y pueblos cercanos a Madrid), como actuaciones en plena calle. Los artistas que participan en esta semana vienen de todos los campos de la actividad musical, y as¨ª junto a Pablo Guerrero, Luis Pastor o Agua viva, actuar¨¢n grupos y solistas de m¨²sica cl¨¢sica y l¨ªrica, flamencos como Morente, Menese o Paco de Luc¨ªa, y grupos de rock como Coz, Asfalto, etc¨¦tera. La Semana, que ya tuvo su antecedente en la organizada hace unos meses en Barcelona por el Sindicato Musical de Catalu?a, trata de sensibilizar a la opini¨®n p¨²blica sobre los problemas de los m¨²sicos, que son, por tanto, los de toda la m¨²sica espa?ola.Dichos problemas se desarrollan en varios frentes: como son la Seguridad Social de los m¨²sicos y cantantes, est¨¢ acogida a un r¨¦gimen especial que en lo absoluto cubre las necesidades de estos profesionales o las cada vez m¨¢s complejas (en raz¨®n de la dimensi¨®n del mercado) relaciones con las empresas discogr¨¢ficas. Sin embargo, el tema candente, es el de la falta de puestos de trabajo, que ha lanzado al paro a cerca de un 80% de los 11.000 miembros activos de la profesi¨®n.
Esta falta de trabajo, que resulta parad¨®jica en una sociedad que cada d¨ªa escucha mayor cantidad de m¨²sica, tiene sus causas pr¨®ximas y lejanas. Las discotecas y salas de fiesta han encontrado en estos ¨²ltimos tiempos la forma de ofrecer al p¨²blico m¨²sica bailable (o simplemente ambiental, como en el caso de bodas y bautizos) mediante la utilizaci¨®n exclusiva de lo que se ha dado en llamar m¨²sica enlatada, es decir: discos y cassettes. Con ello, los empresarios evitan la contrataci¨®n de unos artistas que hoy por hoy resultan m¨¢s caros que una docena de discos sencillos. Otro factor importante es la utilizaci¨®n del playback (cinta grabada con una base instrumental). El cantante, obligado muchas veces por el mismo empresario, llega a la sala con su cinta bajo el brazo, ¨¦sta es colocada en un magnet¨®fono ad hoc y el artista trabaja con el fondo de una orquesta que se escucha, pero nunca se ve.
Todo ello no puede m¨¢s que ir en detrimento de conceptos tan importantes en arte como son la comunicaci¨®n y la espontaneidad. El p¨²blico no protesta, por cuanto los temas que est¨¢ escuchando han sido radiados una y mil veces, y a trav¨¦s de la familiaridad siente satisfechas sus exigencias. No hay necesidad de que participe (?quien va a aplaudir a un altavoz?), sino de que escuche. El oyente se convierte as¨ª en el convidado de piedra del proceso, ya que los m¨²sicos s¨®lo llegan al subsidio de desempleo cuando han conseguido acceder a ¨¦l superando las caprichosas normas vigentes.
Ordenanza incumplida
El hecho es que existe una ordenanza laboral del a?o 1977 en la cual los empresarios se ven obligados a contratar un n¨²mero determinado de m¨²sicos cuando quieran contar con la presencia de un cantante en su local. Esta ordenanza, que no dice nada acerca de la obligaci¨®n de que las salas cuenten con artistas en directo, impone al menos unas obligaciones en el caso de que el empresario as¨ª lo decida, pero tampoco se cumple. En opini¨®n del secretario del Sindicato Profesional de M¨²sicos Espa?oles, ?la vigilancia que la Administraci¨®n ejerce sobre este tema es pr¨¢cticamente nula y las sanciones administrativas son tan reducidas que existen empresarios que prefieren pagar la multa antes que a un grupo de m¨²sicos?. En el campo de la m¨²sica cl¨¢sica se ha venido arrastrando por parte de la extinta Comisar¨ªa de la M¨²sica, una acci¨®n que parec¨ªa basarse exclusivamente en el mantenimiento de las orquestas conocidas por todos y en la confecci¨®n de un par de festivales por a?o, en los cuales los mel¨®manos pudieran satisfacer sus necesidades. Las zonas alejadas de Madrid, Barcelona, Valencia o Bilbao (y aun en estas ciudades, sus suburbios) no han tenido durante a?os m¨¢s contacto con la m¨²sica cl¨¢sica que los conciertos que retransmite RTVE, con lo cual se consideraba cubierta esa parcela.Si el Sindicato Musical de Madrid ha decidido organizar esta Semana de M¨²sica en Vivo, es porque, aparte de medidas administrativas, se hace cada d¨ªa m¨¢s necesaria una verdadera conciencia ciudadana sobre el tema. Seg¨²n el Sindicato Musical de Madrid, es necesario que se faciliten los recintos (cubiertos o descubiertos) de la administraci¨®n y los ayuntamientos, para que asociaciones de tipo ciudadano puedan tomar la iniciativa de programar m¨²sica en vivo.
Por el camino que vamos, y que los m¨²sicos denuncian, la m¨²sica (la viva y la grabada) pasar¨¢ a ser un producto de laboratorio recreado continuamente por las mismas personas, puesto que seg¨²n una frase citada estos d¨ªas ?el m¨²sico que participa en la grabaci¨®n de un disco est¨¢ cavando su propia tumba, ya que ese mismo disco servir¨¢ para dejarle sin trabajo?. Frase que adquiere toda su dimensi¨®n sabiendo que solo una ¨ªnfima parte de los artistas llegan alguna vez a pisar un estudio de grabaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.