"La homosexualidad puede ser vivida digna y cristianamente"
?La homosexualidad es una alternativa digna de existencia, susceptible de ser vivida en consonancia con el Evangelio?, seg¨²n afirma Antonio Roig, carmelita que se declara homosexual, autor de un best-seller finalista en el premio Planeta, Todos los parques no son un para¨ªso, que ayer fue presentado en Madrid. Su autor, en entrevista con EL PA?S, critic¨® a las instituciones sociales y religiosas que condenan a la homosexualidad al ghetto de los lavabos, parques y clubs, fomentando en millones de seres humanos una profunda escisi¨®n entre su parte er¨®tica y sexual y su dimensi¨®n social y afectiva cotidiana.
?Una persona heterosexual no puede darse cuenta de la angustia que supone existir con esa modalidad de la sexualidad que es la homosexualidad. Cosas que son obvias para un heterosexual: ir de la mano con una chica, darse un beso, decirse un piropo, bailar. Todo eso le est¨¢ prohibido al homosexual; todo ello es vivido como rid¨ªculo?. As¨ª se expresa Antonio Roig, al referirse a los sentimientos que percibe una persona a la que el funcionamiento social le impide manifestar espont¨¢nea y sanamente su sentir.Antonio Roig, carmelita que confiesa sus sentimientos homosexuales, describe el comienzo de su liberaci¨®n como una lucha contra las instituciones en lo que tienen de totalitario: la familia, la Iglesia. ?No es que yo quiera hacerlas saltar -dice-, pero me opongo a esas instituciones. Yo critico a la familia aunque la adoro en el fondo. Cuando en casa tuvieron que afrontar la posibilidad de que optase por un camino de secularizaci¨®n, siempre hicieron como algo superior a sus fuerzas "el que yo pudiera casarme". Mi hermana me advert¨ªa que, seg¨²n qu¨¦ noticia, no se la diese, que en casa quer¨ªan recordarme como el que siempre he sido.?
La cr¨ªtica a las instituciones no se centra en la familia. ?La represi¨®n de la sexualidad es la forma mejor con la que las instituciones poderosas, ambiciosas de poder, intentan controlar a los individuos. Muchas familias dicen a sus hijos: "Ni?o, no te cases, que dejas sola a tu madre", o "?De d¨®nde vienes a estas horas?", "?Con qui¨¦n andas?". Incluso muchas madres, en el fondo, ven con m¨¢s confianza, seguridad y halago las relaciones homosexuales que las heterosexuales. En el fondo se trata de reprimir la sexualidad. De hecho, la Iglesia mira con desconfianza la misma sexualidad. Le da una acogida calurosa s¨®lo en funci¨®n de la procreaci¨®n. Me temo que en el trasfondo de esto subsista una actitud maniquea.?
Ante la posibilidad de que, sin embargo, la misma Iglesia que reprime la homosexualidad de alg¨²n modo contribuya a fomentarla, se da la circunstancia de que existe una profunda relaci¨®n m¨ªstica-erotismo. Antonio Roig cuenta: ?Cuando yo era novicio, me mostraron im¨¢genes de una religiosa con llagas. Yo vi en aquello, en las im¨¢genes de las figuras que la contemplaban, que se agarraban a su ropa, una actitud muy er¨®tica que me repugn¨® por lo que hab¨ªa de mentira en todo aquello. El erotismo es maravilloso y la experiencia religiosa tambi¨¦n. El individuo debe ser consciente de lo que siente, debe librarse de las trampas de su inconsciente, de los enga?os que se hace a s¨ª mismo. ?
Precisamente, en esa misma historia, Antonio Roig narra la recuperaci¨®n del valor de su erotismo. La transici¨®n de la homosexualidad de los urinarios, parques y cines de barrio a la autoaceptaci¨®n de la sexualidad como forma de amor, como valor en s¨ª: ?Yo me encontr¨¦ en Londres -cuenta-, desolado. Tuve que descender a eso que los moralistas llaman el ¨²ltimo nivel de la cloaca. Buscaba, en realidad, una relaci¨®n humana que encerrara ternura, afectividad... y tuve que reducir mis aspiraciones, conform¨¢ndome con lo que hab¨ªa. En los lavabos uno tiene que conformarse con un intercambio de miradas que deja muy frustrado. Se enciende el deseo sin posibilidad de realizaci¨®n, o en una realizaci¨®n bajo el miedo. Despu¨¦s vinieron los parques. La polic¨ªa me cogi¨® all¨ª masturb¨¢ndome con otro. Hasta se moviliz¨® la Interpol, informando a mis superiores..., "por una cosa as¨ª". Despu¨¦s, en un pub de Londres, conoc¨ª a Ronald, un hombre viudo de 59 a?os, con dos hijos. Tuvimos una relaci¨®n plena, afectiva, que fue duradera... Hasta los cinco meses en que lo dejamos porque ¨¦l no quer¨ªa comprometer sus relaciones familiares, profesionales ...?
Esa evoluci¨®n de Antonio Roig le llev¨® a la dignificaci¨®n de su sentir homosexual, cosa que, seg¨²n ¨¦l, ha sido mal entendida por los medios de opini¨®n. ?Se me ha atribuido, concretamente en la revista Intervi¨², a la que agradezco, por otra parte, la difusi¨®n dada a mis opiniones, el haber recogido las opiniones que consideran a los homosexuales como carentes de sentido moral, personas que se acuestan sin conocerse, sin pudor alguno, incapaces de amar, ego¨ªstas... Eso es lo que la gente piensa de ellos. Lo que yo opino es todo lo contrario. Creo que los homosexuales pueden vivir su sexualidad de un Modo tan digno y cristiano como los heterosexuales... salir de esa oscuridad. Lo milagroso es que no est¨¦n todos en tratamiento psiqui¨¢trico, en una sociedad que les a¨ªsla.?
Otra cosa que no se ha entendido de su pensamiento, seg¨²n la opini¨®n del autor de Todos los parques no son un para¨ªso, es su dimensi¨®n rotundamente religiosa: ?La ¨²ltima dimensi¨®n de mi libro es religiosa. El que no llega a eso ser¨¢ por los motivos que sean -prejuicios, consideraci¨®n de que la religibn aliena, etc¨¦tera-, pero es su m¨¢s profunda dimensi¨®n. Las vivencias religiosas me liberan para que sea, capaz de afrontar mi destino y mi vida. He querido testimoniar el sufrimiento de una gente marginada que no ha encontrado una palabra de esperanza por parte de la misma Iglesia, cuya ¨²ltima aspiraci¨®n debe ser crear esperanza, no apagar la llama que a¨²n humea, como dice Jes¨²s, reconciliar a los hombres. Y en esa alternativa, sin embargo, la Iglesia enfrent¨® a los homosexuales con el resto de los hombres, y lo m¨¢s grave, enfrent¨® al homosexual consigo mismo, en cuanto que divide tr¨¢gicamente su carne y su esp¨ªritu.?
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