Constituci¨®n para el presente y futuro

?Organizar la democracia no es tarea f¨¢cil, y del arsenal de modelos constitucionales que se nos ofrecen habr¨¢ que buscar f¨®rmulas que protejan a la vez la libertad, la participaci¨®n de todos y la estabilidad del r¨¦gimen. Y hay que llamar la atenci¨®n a quienes pretenden retorzar en exceso la posici¨®n constitucional del Gobierno, y recordar que la alternancia pac¨ªfica y desdramatizada del Gobierno a la Oposici¨®n -prueba de toda democracia madura- requiere que no se debilite el poder del Parlamento, y advertir tambi¨¦n que una preocupaci¨®n obsesiva por la estabilidad gubernamental puede llevar a adoptar reglas restrictivas capaces de bloquear el proceso pol¨ªtico, amenazando as¨ª la estabilidad, no ya del Gobierno, sino de la misma democracia.La democracia y la autonom¨ªa de las nacionalidades y regiones est¨¢n estrechamente unidas, y ambas exigen una soluci¨®n constitucional. No es posible pretender la garant¨ªa de la primera si se da a la segunda un tratamiento constitucional incompleto y ambiguo que todo lo conf¨ªa al desarrollo legislativo posterior. En este campo hace falta claridad: la Constituci¨®n debe establecer expl¨ªcitamente las competencias respectivas del Estado y de las autonom¨ªas. Lo contrario ser¨ªa dar pie a unas pr¨¢cticas constantes de negociaci¨®n y regateo entre los ¨®rganos auton¨®micos y el Gobierno de Madrid, situaci¨®n que podr¨ªa prestarse a chantajes y oportunismos. La Constituci¨®n debe proporcionar seguridad jur¨ªdica y establecer procedimientos claros para que ejerciten sus derechos los ciudadanos, los grupos y los pueblos. Esta es su misi¨®n prioritaria.?

2 febrero