Estreno de Shostakovitch, en los conciertos de la RTV
Una tersa versi¨®n de La procesi¨®n de Roc¨ªo, de Turina, abr¨ªa el ¨²ltimo programa de la Orquesta de RTVE. El mayor inter¨¦s de la velada estribaba sin duda en el Segundo concierto para viol¨ªn, de Shostakovitch, que ten¨ªa como int¨¦rprete al ganador del premio Solista de la Orquesta de Radio Televisi¨®n, premio otorgado por los propios profesores. No cabe duda que este peculiar concurso ha constituido un ¨¦xito: ya los finalistas, el viol¨ªn Eusebio Ibarra y el oboe Antonio Faus, hab¨ªan puesto de manifiesto su magn¨ªfica clase d¨ªas antes, en la clausura de las jornadas de ?Cooperaci¨®n m¨¦dica hispano-argentina?, en interpretaciones de Wienawsky y Mozart, respectivamente.La actuaci¨®n de Francisco Javier Comesa?a ha tenido todo el car¨¢cter de un acontecimiento. Comesa?a toc¨® con la seguridad, virtuosismo y conocimiento de la obra propias de una primera figura. Junto a la calidad y potencia de su sonido, a la perfecci¨®n de su afinaci¨®n, al dominio de la doble cuerda, hay que destacar la calidad de su fraseo y la madurez de la interpretaci¨®n. A esto debe a?adirse la magn¨ªfica colaboraci¨®n de sus compa?eros y maestro en la dificil¨ªsima labor acompa?ante.
El Segundo, de Shostakovitch, escrito el a?o 67 y dedicado a David Oistrakh, que se estrenaba en Espa?a, es obra interesante, aunque no clave dentro de la produc ci¨®n del m¨²sico sovi¨¦tico. En ella destaca, como siempre, el talento arm¨®nico de su autor y su inventiva mel¨®dica. Comesa?a supo sacar la energ¨ªa tensa, expresiva, algo desolada del primer tiempo, la atm¨®sfera herm¨¦tica del adagio, o el virtuosismo incisivo a lo Prokofiev del final. Cabr¨ªa destacar momentos de especial belleza como la preparaci¨®n del tercer tiempo a cargo de la trompa, o la virtuosa cadencia final, formidablemente expuesta por el solista. El ¨¦xito de ¨¦ste, con orquesta y director, fue muy grande. Cerraba el programa la Cuarta sinfon¨ªa, ?Rom¨¢ntica?, de Bruckner. Obra interesante, llena de aciertos, combina un lirismo espont¨¢neo, casi ingenuo, muy schubertiano, con los desarrollos lentos, carentes de todo sentido dram¨¢tico (en lo que posiblemente retorna a formas musicales antiguas), en los que se pierde el sentido de la acci¨®n, en sentido teatral, del qu¨¦ va a pasar. Como resultado, tenemos una partitura tan bella y bien construida corno poco apasionante. Se podr¨ªa destacar la belleza mel¨®dica del andante, o los temas de fanfarre y toques de caza del scherzo, encerrando el simp¨¢tico tr¨ªo.
El trabajo de la orquesta fue excelente, por afinaci¨®n, ductilidad y virtuosismo. Magn¨ªfica labor la de Od¨®n Alonso, que supo sacar todo el lirismo, reduciendo al m¨¢ximo los aspectos ret¨®ricos, y buscando el contraste sonoro en todo momento.
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