El Ej¨¦rcito, instituci¨®n

? ... ) En una parte de nuestra Espa?a hay tendencia a considerar al Ej¨¦rcito como fuente de poder.Otra parte tiende a mirarle con m¨¢ximo miedo, y aunque para ambas actitudes sea posible encontrar alguna justificaci¨®n en la agitada historia de nuestro ¨²ltimo siglo y medio, yo creo que entre los muchos factores que explican formas de hablar como la antes citada (no digo formas de pensar, porque eso no lo piensa nadie), merece especial menci¨®n la reconocida alergia de los espa?oles a la realidad. En este, pa¨ªs no es dif¨ªcil hacer aceptar cualquier cosa con tal de que no sea real o verdadera. Porque verdades y realidades nos molestan. De aqu¨ª que para hacerlas valer sea necesario mucho valor y, desde luego, disfrazarlas.

Hoy, vencidos ciertos peligros, y aparentemente disminuidas las posibilidades de los que trataron de instrumentalizar al Ej¨¦rcito, el temor ha dejado de ser visible, pero late en la halagadora unanimidad con que todos los partidos que merecen tal nombre y la mayor¨ªa de la prensa tratan del comportamiento de las Fuerzas Armadas en el cambio que est¨¢ experimentando el pa¨ªs. Cualquier extranjero que pretenda saber lo que aqu¨ª ocurre por lo que dicen la prensa y los pol¨ªticos puede llegar a pensar que los hombres que en Espa?a llevan uniforme est¨¢n realmente dotados de esa extraordinaria visi¨®n y capacitaci¨®n pol¨ªtica de la que se creen en posesi¨®n los militares que mandan en ciertos pa¨ªses.( ... )?

11 febrero