Paro en TVE
Lo que no saben los espa?oles, manchegos o no, es que Televisi¨®n Espa?ola est¨¢ parada, que la f¨¢brica de sue?os centristas ya no produce sue?os, que el Hollywood de Prado del Rey est¨¢ tan parado como el Hollywood de Goldwin. Estamos aqu¨ª tan tranquilos y resulta que dentro de tres meses ya no vamos a tener seriales, ni telenovelas, ni teleteatros, ni nada.Un pa¨ªs no puede vivir sin imaginaci¨®n, y la imaginaci¨®n del pa¨ªs era Prado del Rey, pero ahora nos han castigado a no contarnos m¨¢s cuentos, porque los ¨²ltimos informes, chismes, bulos, comit¨¦s anticorrupci¨®n, dimisiones y cosas han llevado al se?or Arias Salgado a tomar una decisi¨®n de preceptor metodista y victoriano:
-Se acabaron las historias.
?Que dice la prensa que las historias son caras, que se gasta mucho dinero en filmarlas, que los programas son un abuso, que anda una pastizara fantasma, que las filmaciones son un negocio? Pues todos quietos. El pa¨ªs se queda sin historias, sin imaginaci¨®n, sin telecosas. Los c¨®micos que van por all¨ª, los ejecutivos que vienen por aqu¨ª, me dicen que los estudios de Prado del Rey, los plat¨®s del Hollywood hortera y manchego, est¨¢n vac¨ªos, huecos, fr¨ªos, sombr¨ªos, solos, y un actor que siempre ha hecho verso entra en el estudio n¨²mero dos y recita a Quevedo:
-Ah de la vida, nadie me responde.
Pero le respondi¨® el propio Quevedo, vestido por Cornejo de guardarrop¨ªa:
-Poderoso caballero es Don Dinero.
Y el poderoso caballero, asustado de informes, disgustado de comit¨¦s, se retira a sus arcas y no hay un duro para nada. Alfredo Gonz¨¢lez, un dibujante genial y asturiano, un Dor¨¦/Durero del underground, me dice que lleva varios meses trabajando para TVE, y nada:
-Todav¨ªa no he visto una chapa.
-Tranquilo, Alfredo, que a m¨ª van a pagarme dentro de dos o tres meses lo que me prohibieron el a?o pasado.
Televisi¨®n Espa?ola es ya La casa donde nunca se come, del Lazarillo, y en la oquedad de los estudios y el ocio de los pasillos dicen que se oy¨® un d¨ªa la voz de Su¨¢rez.
-Mir¨¦ los muros de la Patria m¨ªa...
Quevedescos est¨¢n los uced¨¦s. La ¨²nica noticia que se ha movido estos d¨ªas, como c¨¦firo, por el Mar Muerto de la Tranquilidad de TVE, inquietando un poco la nada, ha sido el rumor de que Chicho Ib¨¢?ez Serrador va a encargarse de los Trescientos millones esos, a ver si levanta tan postrado programa y consigue que, si no trescientos millones de manitos, rotos, guajiros y macumberos, lo vean al menos diez o doce indios de Machu-Pichu.
A los rumores de corrupci¨®n, Arias Salgado responde con la inanici¨®n. Son atavismos de pap¨¢. ?Que hacemos las cosas caras? Pues ahora no hacemos nada. Nos van a castigar sin Caperucita ni gato con botas a la hora de irnos a la cama. Televisi¨®n Espa?ola, madre madrastra de la fantas¨ªa nacional, ya no contar¨¢ m¨¢s cuentos a los ni?os malos de las instancias unitario-auton¨®micas. Han decidido matar la fantas¨ªa, porque la fantas¨ªa es cara. ?Y qu¨¦ echar¨¢n por el aparato cuando no tengan telebobadas? Habr¨¢ que volver a filmar los pantanos de Franco, los nidos fascistas de anta?o, sin p¨¢jaros hoga?o, las-realizaciones-del-R¨¦gimen y un revival del Consejo Nacional del Movimiento, como el revival flamenco del Corral de la Pacheca que nos est¨¢ dando TVE, donde Lola Flores se sue?a un entierro surrealista con los mariquitas lorquianos del Sur cantando en las azoteas.
A Pilar Mir¨® le han prohibido un cap¨ªtulo entero de Curro Jim¨¦nez. Se resisten a filmar La pechuga de la sardina, de Lauro Olmo, y El tintero, de Mu?¨ªz, tambi¨¦n por razones morales, y alegan que no hay estudios libres, cuando los estudios est¨¢n vac¨ªos, l¨®bregos, como farallones de soledad o acantilados por los que se pasean suicidas solitarios, con un vago parecido a Sotillos, a Azcona, a Mac¨ªa, a Gozalo. La estame?a moral y el numantinismo econ¨®mico est¨¢n matando el Hollywood manchego. Esto es el crep¨²sculo de los dioses, Sunsel Bulevard con Maruja Callaved como una Gloria Swanson de plantilla. TVE, que en veinticinco a?os ha secado la imaginaci¨®n de los espa?oles para sustituirla, nos castiga ahora sin imaginaci¨®n, por maledicentes. La f¨¢brica de suenos ya no echa humo. Que roben, que mientan, que corrompan, pero, por favor, que vuelva Un, dos, tres. Y hasta Marisa Medina, si es posible.
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