El Pa¨ªs Vasco ante la autonom¨ªa

LA CONSTITUCION definitiva del Consejo General del Pa¨ªs Vasco inaugura de hecho el proceso preauton¨®mico m¨¢s dificil, complejo y dram¨¢tico de todos los que Espa?a tiene planteados. Ha costado largos meses de negociaciones y ha sido lento, plagado de dificultades que, seg¨²n el Gobierno, se deb¨ªan a la desuni¨®n de las fuerzas pol¨ªticas que representan con total legitimidad al pueblo vasco desde las elecciones del pasado 15 de junio. Sin embargo, otro dato ha contribuido a dicha lentitud, y no es achacable a esta desuni¨®n: no ha habido en Euskadi un Tarradellas que facilitara la capacidad de maniobra que Adolfo Su¨¢rez y su equipo supieron aplicar al caso catal¨¢n. Y no pocas dilaciones y retrasos han venido de Madrid, argumentando o pretextando la cuesti¨®n navarra.Un dato relevante de este proceso -a diferencia del caso catal¨¢n- ha sido el absoluto protagonismo que han asumido los parlamentarios vascos para llevarlo a cabo, sin interferencias por parte del Gobierno vasco en el exilio: el lendakari Leizaola ha jugado as¨ª un papel encomiable y discreto, de respeto a la democracia y colaboraci¨®n ?desde fuera?.

El problema navarro ha retrasado, como hemos dicho, este proceso, y lo retrasar¨¢ todav¨ªa m¨¢s en el futuro. La acci¨®n de la UCD de Pamplona resulta decisiva al respecto. La integraci¨®n o no de los navarros en el Pa¨ªs Vasco no podr¨¢ resolverse hasta que no exista un organismo foral aut¨¦ntico y representativo que la solicite. Pero tanto si lo hace como si no, la ¨²nica manera de zanjar la cuesti¨®n ser¨¢ acudir al veredicto popular. Sin embargo, las elecciones municipales siguen inscritas en el limbo sin calendario de los buenos deseos. El retraso en la renovaci¨®n democr¨¢tica de las instituciones locales afecta de esta manera muy especialmente al caso navarro, y, por tanto, a los proyectos auton¨®micos de todo el Pa¨ªs Vasco.

Las repetidas votaciones -ocho- que han sido necesarias para que el socialista Ram¨®n Rubial sea elegido presidente del Consejo General muestran, por otra parte, las dificultades de la situaci¨®n. En Euskadi coexisten hoy dos grandes esferas pol¨ªtitcas, seg¨²n pongan o no el acento primordial en la peculiaridad nacional. A veces, la derecha (PNV) se muestra en esto verdaderamente m¨¢s agresiva y recalcitrante que la izquierda. Y parad¨®jicamente, parece haber sido decisiva una abstenci¨®n de UCD para propiciar el triunfo socialista. El enfrentamiento PNV-PSOE se reproduce entre ?nacionalistas? y ?espa?olistas? a todos los niveles, hasta en el interior de los grupos y formaciones pol¨ªticas m¨¢s radicales y minoritarios. La escisi¨®n en el seno de Euskadiko Ezkerra, por la retirada del EMK (Movimiento Comunista de Euskadi), de tendencia ?espa?olista? , tal vez, menos ?nacionalista?, es un ejemplo claro de esta dial¨¦ctica. Esta retirada se ha producido por el voto concedido al PNV por el senador de Euskadiko Ezkerra se?or Bandr¨¦s, de la tendencia ?nacionalista?, dentro de esta coalici¨®n izquierdista. Hay lectores, por tinto, sobre todo nacionalistas, desde el PNV a los grup¨²sculos de izquierda, y otros que aun reclamando la autonom¨ªa con no menos fuerza defienden en realidad posturas unitarias, desde el PSOE y UCD -que se ve obligada a jugar ambiguamente- hasta los peque?os grupos de tendencia trotskista o maoista, salvando distancias e intensidades. Y como tel¨®n de fondo una ETA-militar empe?ada en una tarea tr¨¢gica y minoritaria, en trance de convertirse en una absurda y terrible m¨¢quina de producir muertes sin sentido.

La fuerza m¨¢s importante del Pa¨ªs Vasco, sin Navarra, es el PNV, por escasa diferencia. Pero si se incluye Navarra, esa diferencia se vuelve a favor del PSOE. Las perspectivas de la autonom¨ªa vasca son, pues, muy dif¨ªciles. Lo m¨¢s urgente es conseguir la unidad, o al menos la coordinaci¨®n entre todas las grandes fuerzas pol¨ªticas para trabajar conjuntamente en la consecuci¨®n de dicha autonom¨ªa. El Gobierno vasco en el exilio, ahora que ya existe el Consejo General, debe completar su comportamiento democr¨¢tico con una pronta autodisoluci¨®n. Y todos los esfuerzos,deben dirigirse a la m¨¢s r¨¢pida clarificaci¨®n en el sentido que sea, que eso debe decidirlo el pueblo- de la cuesti¨®n navarra. Por ¨²ltimo, es preciso el definitivo aislamiento pol¨ªtico y la condena expl¨ªcita y fehaciente del terrorismo y la violencia. S¨®lo mediante estas acciones el pueblo vasco y sus representantes podr¨¢n negociar eficazmente con el Gobierno y en el seno de las Cortes el estatuto al que por historia, realidad actual y voluntad evidente de su poblaci¨®n tienen leg¨ªtimo derecho.