Cuarenta y un ex ministros mantienen cargos importantes en las empresas del Estado
La elaboraci¨®n de un estatuto de la empresa p¨²blica constituye uno de los compromisos contra¨ªdos por el Gobierno en los pactos de la Moncloa. Pero la situaci¨®n de las sociedades del sector p¨²blico presenta un cuadro confuso y en ocasiones sorprendente. Sus consejos de administraci¨®n contin¨²an siendo refugio y retiro con que recompensar a?ejas lealtades, a base de. remuneraci¨®n, influencias, privilegios y dem¨¢s disfrutes. Esto contrasta fuertemente con una mayor profesionalizaci¨®n en las ¨¢reas de gesti¨®n que, sin embargo, suelen tropezar con problemas de actuaci¨®n por la presencia en los consejos de personas que trascienden los habituales cometidos de los consejeros de sociedades, en base a su nunca eclipsada influencia pol¨ªtica. El equipo de redacci¨®n del ¨¢rea de econom¨ªa de EL PA?S ha elaborado un informe sobre el tema. En su primer cap¨ªtulo aparecen los numerosos ex ministros que, adem¨¢s de la remuneraci¨®n establecida -60.000 pesetas mensuales- con car¨¢cter vitalicio, cuentan con recompensas superpuestas en pago a sacrificados cometidos.
Los nuevos aires que invaden -con tonos democr¨¢ticos- la sociedad espa?ola no han alcanzado, en contra de lo previsto, a determinadas ¨¢reas de la Administraci¨®n. Mientras el. Gobierno y los partidos pol¨ªticos suscriben en los pactos de la Moncloa el compromiso firme de elaborar un estatuto democratizador de la empresa p¨²blica, persisten innumerables chollos y prebendas con las que el viejo r¨¦gimen premiaba lealtades, consolaba ceses o complementaba remuneraciones reducidas a altos cargos.Casi dos centenares de ex ministros y otros altos cargos y notables de la Administraci¨®n espa?ola y del antiguo r¨¦gimen siguen disfrutando de puestos en consejos de administraci¨®n de empresas estatales, uniendo en algunos casos a la dotaci¨®n salarial y dieta por asistencia a reuniones del consejo y del comit¨¦ ejecutivo los porcentajes de beneficios que corresponden al consejo seg¨²n la ley de Sociedades An¨®nimas, que pueden alcanzar hasta el 5% del total. Algunas empresas ofrecen, adem¨¢s de esto, ping¨¹es disfrutes no dinerarios, como viajes, productos, recompensas y, en cualquier caso, influencias. Las empresas estatales conforman, en muchos casos, el mercado, o tienen en su poder el instrumento id¨®neo para contratar suministros, concertar operaciones, obtener informaci¨®n puntual y valiosa, y otras muchas cosas.
Uno de los problemas m¨¢s graves con que se enfrenta un modelo que, como el espa?ol, pretende implantar un sistema de econom¨ªa mixta, es sin duda la falta de efectividad del sector p¨²blico, tanto en planificaci¨®n e inversiones como en la gesti¨®n de las empresas estatales. En este ¨²ltimo aspecto, la profesionalizaci¨®n de las ¨¢reas ejecutivas de las empresas y sus entes superiores parece b¨¢sico.
De muy poco valen gestos como los de un grupo de altos cargos del Ministerio de Hacienda, cuando hacen p¨²blica su decisi¨®n de renunciar a las percepciones que les corresponden como consejeros, en raz¨®n de sus cargos, en determinadas empresas p¨²blicas. Lo importante, lo que prevalece, es el riesgo de que la efectividad quede abiertamente disminuida en base a una multiplicidad exagerada de funciones. Tal puede ser, por ejemplo, el caso del INI, cuyo consejo directivo est¨¢ formado por una pl¨¦yade de subsecretarios que, en virtud de la escasa profesionalizaci¨®n sectorial de los cargos ministeriales y la din¨¢mica pol¨ªtica apenas tienen tiempo de contactar con los problemas antes de ser relevados.
El franquismo en la empresa p¨²blica
Ante el reto de futuro, Espa?a debe plantearse no s¨®lo una eliminaci¨®n radical y total de las prebendas y corruptelas sino, sobre todo, ir a una profesionalizaci¨®n de la empresa y el sector p¨²blicos en aras de la m¨¢s elemental efectividad.
Era de prever que en la etapa democr¨¢tica se procediera a una inmediata remodelaci¨®n de todos los cargos empresariales derivados de reconocimientos y recompensas. Parece que, en principio, el presidente Su¨¢rez vet¨® el tema por evitar enfrentamientos frontales con los viejos franquistas. ?Este es el mejor sistema para tenerles comprados?, dijo entonces el presidente. Posteriormente, ya consolidados los resultados electorales que auparon a UCD al gobierno, los ministros encargados, b¨¢sicamente los de Econom¨ªa, Hacienda e In-
Cuarenta y un ex ministros mantienen cargos importantes en las empresas del Estado
dustria, han obviado el tema, salvo excepciones que no hacen regla general, a pesar de sus reiteradas manifestaciones previas. As¨ª, bancos oficiales, empresas p¨²blicas y sectores clave en la actividad econ¨®mica espa?ola siguen regentados por representantes de una clase pol¨ªtica antigua aferrada a sus poltronas, y cuyo m¨¦rito empresarial fue estar al lado del franquismo en sus momentos estelares. La lista es tan impresionante como reveladora.300 empresas vinculadas al Estado
M¨¢s de tres centenares de empresas y no menos de dos mil puestos en sus consejos de administraci¨®n dependen a la hora de designar titulares, de la decisi¨®n de los ministros de Hacienda, Industria, Econom¨ªa, Comercio y Transportes, principalmente.
Los intereses del Estado, mayoritarios o minoritarios, en monopolios, empresas industriales y de servicios, se defienden en base a estas decisiones.
El INI participa directamente o indirectamente en centenar y medio de sociedades. El patrimonio del Estado (Ministerio de Hacienda) participa en medio centenar de empresas que a su vez cuentan con m¨²ltiples filiales. Por estas dos v¨ªas se encauza m¨¢s del 90% de los intereses empresariales del Estado.
Los sueldos que perciben los representantes del Estado en estas sociedades permanecen en el m¨¢s riguroso secreto y pocas personas pueden llegar a conocerlos con precisi¨®n. En todo caso se completan verdades parciales que muy dif¨ªcilmente llegan a sumarse en una verdad total cuantificable y sobre la que se puedan sacar conclusiones definitivas.
Un primer sondeo realizado por EL PA?S entre los consejos de esas 300 sociedades ha permitido detectar, al menos, la presencia de 45 ex ministros y un centenar de notables del pasado que presiden o aconsejan los intereses del Estado desde poltronas discretas y generalmente bien remuneradas.
En muchos casos, lo importante no es la remuneraci¨®n en s¨ª. Pocos consejos merecen el calificativo de millonarios por alcanzar su retribuci¨®n esa cifra anual. Al margen la informaci¨®n y otros beneficios (coche, despacho, secretaria, viajes, dietas...) completan perfectamente las ventajas de mantener un puesto en el consejo.
De los ministros vivos de los ¨²ltimos cuarenta a?os, el 60% mantiene una posici¨®n en empresas p¨²blicas. La mayor parte de los dem¨¢s no lo necesitan por su fuerte presencia en empresas privadas, en la pol¨ªtica o incluso en cargos oficiales. Los se?ores L¨®pez Bravo, Mortes, Fern¨¢ndez de la Mora, Garrigues, Villar Mir, Carriles y aIg¨²n otro mantienen s¨®lidas posiciones en la gran empresa. A otro nivel, Fern¨¢ndez Cuesta, Gir¨®n, Fraga, L¨®pez Rod¨®, Areilza... se mantienen en primera l¨ªnea pol¨ªtica con mayor o menor (Gir¨®n y Areilza en el primer caso y Fraga en el segundo) dedicaci¨®n a los negocios.
Cambio de actitud
En este primer cap¨ªtulo de la serie, facilitamos ¨²nicamente la relaci¨®n de ex ministros con posiciones en la empresa p¨²blica. EL PA?S ha tratado de verificar en lo posible todos los datos que suministramos, aunque este chequeo no resulta nada f¨¢cil. Hemos podido detectar un cambio de actitud en numerosos organismos p¨²blicos a la hora de facilitar informaci¨®n, aunque tambi¨¦n hemos comprobado que no se encuentra demasiado actualizada ni es completa.
En pr¨®ximos cap¨ªtulos se?alaremos la posici¨®n de ex altos cargos y notables del pasado en los mismos consejos; el papel de los actuales altos cargos en la empresa p¨²blica; a nivel sectorial se plantear¨¢ la representaci¨®n del Estado en los monopolios, en las empresas del Patrimonio y finalmente en las del INI.
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