Contra el boxeo "profesional"
ESTA MADRUGADA se ha extinguido la vida del p¨²gil Rubio Melero, tras varios d¨ªas de coma profundo, y su nombre ha pasado a engrosar la larga lista de muertos, vegetales humanos o simplemente sonados que indefectiblemente depara el boxeo profesional.Aun sin excesivo ¨¦nfasis ya se ha pedido en numerosas ocasiones la desaparici¨®n de este deporte en su faceta profesional. Todos los argumentos del debate, a favor o en contra, se han expuesto suficientemente sin que ning¨²n Gobierno occidental haya entrado en el fondo del asunto: la degeneraci¨®n del submundo del boxeo como espect¨¢culo comercial.
Es trivial aducir que otros deportes implican tantos riesgos como la pr¨¢ctica del boxeo e incluso que comparativamente ocasionan m¨¢s desenlaces fatales. No es esa la cuesti¨®n. Acaso, excepci¨®n hecha del ajedrez, todos los deportes entra?an riesgos f¨ªsicos; pero la competici¨®n limpia, la emulaci¨®n ol¨ªmpica, el esp¨ªritu que informa el lema de m¨¢s alto, m¨¢s r¨¢pido, m¨¢s lejos, asume esos peligros y los compensa crecidamente con lo que la pr¨¢ctica del deporte tiene de superaci¨®n fisica y moral para el ser humano.
Claro que la idealizaci¨®n deportiva del bar¨®n de Coubertin qued¨® en eso, en utop¨ªa incapaz de imponer definitivamente o mayoritariamente la desvinculaci¨®n de las pr¨¢cticas deportivas de los intereses econ¨®micos. Hasta en las olimpiadas por ¨¦l rescatadas ha terminado penetrando el factor corrosivo del dinero.
Pero todav¨ªa quedan fronteras identificables entre una mayor¨ªa de deportes que, bien con mal, con sus miserias y sus intereses extra-atl¨¦ticos, a¨²n se alimentan de lo mejor del esp¨ªritu deportivo, y unos pocos espect¨¢culos -entre los que descuella el boxeo profesional- que no en balde han servido de inspiraci¨®n a los guionistas del mejor cine negro y que extienden en muchos casos sus actividades en un confuso terreno de nadie, entre la legalidad y la delincuencia.
Enlo que respecta al boxeo es dudoso que su pr¨¢ctica profesional se reconozca en el pugilato de la antigua Grecia, o en aquel deporte de caballeros reinventado por los ingleses en el XVIII. Los reglamentos del marqu¨¦s de Queensberry no han civilizado esta lucha entre hombres que a la postre s¨®lo tiene por mejor y m¨¢s celebrado objetivo la p¨¦rdida del conocimiento del contrincante. Por esta caracter¨ªstica este deber¨ªa ser el deporte m¨¢s protegido de injerencias comerciales y cremat¨ªsticas. Sin embargo, el boxeo profesional ha sido pr¨¢cticamente absorbido por intereses ajenos al deporte. en medida inigualable.
As¨ª las cosas, la petici¨®n de que el boxeo se circunscriba exclusivamente a un protegido ¨¢mbito amateur no es tan s¨®lo la expresi¨®n de un deseo altruista, de un sentimiento humanitario que evite desgracias como la ¨²ltima del espa?ol Rubio Melero; el pa¨ªs que d¨¦ el primer paso en la prohibici¨®n del boxeo profesional no habr¨¢ hecho otra cosa que un primer avance en el rescate de los m¨¢s preciados valores del deporte.
Por otra parte, el boxeo profesional est¨¢ en decadencia en toda Europa occidental, y solamente conoce cierto auge popular en el sur de Estados Unidos y en Centroam¨¦rica. En el resto del mundo este mal llamado deporte se sostiene casi exclusivamente gracias a la televisi¨®n. Prohibir que el boxeo de este tipo se asome a la peque?a pantalla ser¨ªa un golpe mortal que terminarla con esta lastimosa y a veces tr¨¢gica especulaci¨®n sobre el destrozo humano llevado al limite insoportable a merced de equ¨ªvocos intereses monetarios artificialmente creados, mantenidos y atirantados.
Un colof¨®n: en este comercio disfrazado de deporte, en esta trata del cuerpo humano, apenas hay quien mantenga una aut¨¦ntica profesi¨®n. Son muy pocos los p¨²giles que llegan a vivir exclusivamente del boxeo: s¨®lo los que consiguen alg¨²n campeonato europeo. El resto, la peque?a multitud de quienes ostentan campeonatos nacionales, en sus prolijas categor¨ªas, trabajan para vivir en otros oficios y menesteres. El boxeo les da una ayuda para vivir, como la que el padre de Rubio Melero espera de sus hijos. La supresi¨®n definitiva del boxeo mal llamado, pues, profesional no supondr¨ªa el m¨¢s m¨ªnimo perjuicio econ¨®mico a la colectividad, y desde luego, ning¨²n problema social verdaderamente aut¨¦ntico.
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