Encrucijada rodesiana
SEIS MESES despu¨¦s de que unas elecciones para blancos dieran al partido de lan Smith el copo de los cincuenta esca?os reservados a los 270.000 europeos (en un Parlamento de setenta asientos), el primer ministro ha sorprendido al mundo anunciando un acuerdo que prev¨¦ para los casi siete millones de negros de Rodes¨ªa una representaci¨®n mayoritaria en un Parlamento independiente. La cautela con que este compromiso entre Smith y los l¨ªderes nacionalistas moderados ha sido recibido ilustra una convicci¨®n general acerca de las grandes dificultades que se han de superar para alcanzar al final una convivencia pac¨ªfica para la antigua colonia brit¨¢nica. El mayor de dichos riesgos es la posibilidad de una guerra civil, provocada por el enfrentamiento de los partidos del Frente Patri¨®tico -la organizaci¨®n guerrillera que permanece al margen del ?arreglo interno?-, y los seguidores de los dirigentes moderados Muzorewa,, Sithole y Chiran, que han pactado con Smith.Para los participantes en las negociaciones de Salisbury, el acuerdo adoptado es satisfactorio. Cada parte cede tanto como consigue. lan Smith ha obtenido garant¨ªas suficientes para los blancos bajo un Gobierno de mayor¨ªa negra; los dirigentes nacionalistas moderados encuentran, por su parte, una v¨ªa expedita hacia el poder. Ahora bien, en la mesa de negociaciones ha estado ausente el tercer gran protagonista del drama rodesiano: las organizaciones guerrilleras del Frente Patri¨®tico parecen dispuestas a impedir por las armas la celebraci¨®n de elecciones, como lo declara en Lusaka Joshua Nkomo, su principal l¨ªder.
Siempre resulta aventurado, en situaciones tan lejanas y confusas, determinar cu¨¢les son los factores decisivos de un cambio hist¨®rico. Por un lado, las presiones diplom¨¢ticas y econ¨®micas contra el se?or Smith (la ONU, primero, Washington y Londres, despu¨¦s) se han dejado sentir agudamente en el ¨²ltimo a?o y medio, y han acelerado los acuerdos de Salisbury. Pero tambi¨¦n las expeditivas actuaciones del Frente Patri¨®tico han contribuido a transformar el escenario. La guerra en sus fronteras es la causa fundamental del desplome de la econom¨ªa rodesiana, que se desangra a raz¨®n de casi cien millones de pesetas diarias en necesidades b¨¦licas. Su rica producci¨®n minera se ha estancado, las grandes industrias han dejado de ser competitivas, el desempleo ha aumentado vertiginosamente y los blancos comienzan a abandonar casi en masa el pa¨ªs.
El Gobierno provisional rodesiano que salga de las negociaciones deber¨¢ poner fin a las sanciones internacionales acaparadas por el r¨¦gimen racista de Ian Smith, requisito indispensable para hacer posible la recuperaci¨®n econ¨®mica. Ahora bien, el respaldo internacional al pacto no tiene por qu¨¦ ser un¨¢nime, aunque puede darse por descontado el apoyo del mundo occidental.
Para que la soluci¨®n negociada prosperase, el Frente Patri¨®tico tendr¨ªa que incorporarse al control de esta etapa de transici¨®n, o, como m¨ªnimo, renunciar al uso de su fuerza contra el nuevo poder de mayor¨ªa negra que se implante en el pa¨ªs. Ni que decir tiene que la estrategia sovi¨¦tica en ?frica ser¨¢ quien decida, en ¨²ltima instancia, la continuaci¨®n de la guerra librada por el Frente Patri¨®tico o la pacificaci¨®n de este peligroso foco.
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