Roland Topor: "El dibujo es una playa de libertad"
Entrevista con el artista ante su exposici¨®n madrile?a
?Dibujar es mi pr¨¢ctica m¨¢s ¨ªntima. Se establece entre yo y yo, y es la manera que tengo de hacer salir lo que hay en lo m¨¢s profundo de m¨ª, sin tener que darle formas codificadas por los otros. En cambio cuando escribo tengo que acudir a los c¨®digos de los dem¨¢s, que deben participar en mi escritura.??Escribo para los dem¨¢s, dibujo para m¨ª. Y de ah¨ª salen tantas cosas... Por eso lamento tanto que la gente deje de dibujar tan pronto. El dibujo es muy importante porque no se puede calificar, no se puede encasillar, es dif¨ªcil decidir si est¨¢ bien o mal. No hay bien y mal en el dibujo. S¨®lo el propio dibujante puede decir, acaso, si consigui¨® lo que pensaba. Creo que la gente no est¨¢ familiarizada con el dibujo, y piensa que hacerlo bien es hacerlo como los otros. Y en cambio los que dibujan bien son, precisamente, los que se inventan su propio lenguaje. Me gustar¨ªa decir a todo el mundo que es posible hacer lo que uno quiera, si quiere.?
EL PA?S: Usted, Topor, ha creado una escuela cruel.
Roland Topor: No, yo no he sido. Esta manera de dibujar y pensar es fruto del tiempo. Vivimos rodeados de esa particular imagen de la felicidad: encendemos el televisor, vamos al cine, salimos, y ah¨ª est¨¢, todo felicidad. No hay v¨ªsceras ni humores. Los h¨¦roes de la publicidad no manchan la ropa de sudor, no van al WC, no tienen sangre. Esta civilizaci¨®n sin humores es muy agresiva para la gente. Porque la gente s¨ª mancha su ropa y s¨ª tiene v¨ªsceras. Negarlas es someterse a violencia.
Mucha gente ha sentido la misma revuelta que yo y hace parecidas cosas. Y esto ocurre en Estados Unidos y en Polonia, en Francia y en la Uni¨®n Sovi¨¦tica. No, yo no he creado una escuela de eso que llaman humor negro. Ha sido la agresividad de la cultura oficial y del contexto en que vivimos.
EL PA?S: Topor perteneci¨® al Grupo P¨¢nico, ese grupo de extranjeros en Par¨ªs, en el que se un¨ªan Arrabal, Jodorowsky, Diego Bard¨®n, a veces Jerome Savary, para dinamitar el entorno cultural, fuera cine, teatro o pintura o literatura. ?Qu¨¦ fue el Grupo P¨¢nico?
R. T.: El P¨¢nico es un grupo que no existe. Es una idea, un sue?o de grupo. Y no es un grupo porque no nos gustan los grupos, pero lo inventamos para probar que todav¨ªa funcionan los grupos.
La gente tiene conciencia de grupo, le gustan mucho los grupos. Todav¨ªa hay gente interesada, por ejemplo, en montar exposiciones del Grupo P¨¢nico... Es porque la historia del arte es una enfermedad, y habiendo un grupo nos pueden meter en la historia, que es lo que les gusta. Yo creo que no hay historia en el arte. Creo que hay evoluci¨®n, pero no progreso. Y la historia en arte a lo m¨¢s que llega es a explicar cu¨¢ndo pas¨® la gente o las cosas.... pero Vel¨¢zquez no es peor que Goya porque ocurriera antes, a ver si me explico. Los dos son posibilidades del esp¨ªritu humano, que en cada caso ocurri¨® que se encontraron... Ahora, para que se considere cualquier arte como importante hay que encontrar su historia. Pues bien, yo sigo pensando que el arte est¨¢ en otro terreno.
EL PA?S: Sin embargo, no creo que se pueda entender Topor sin el surrealismo.
R. T.: Pues yo me siento m¨¢s cercano a sus precursores. Y te podr¨ªa dar una lista bien larga de nombres, desde Goya, desde el Bosco, desde Blake. Los surrealistas han dado un nombre a todo esto y lo han limitado. No digo que sean malos -hay maravillas entre los surrealistas, hay muchas cosas que me gustan-, pero han dado la idea err¨®nea de que lo fant¨¢stico - visceral es hist¨®rico. Han inventado esa palabra y la gente se ha quedado muy contenta. Creo que los surrealistas son importantes, pero Goya o Blake se limitaron a pintar y no ten¨ªan por qu¨¦ dar una receta. En este sentido, a m¨ª lo que me interesa es el cuerpo humano, y la posibilidad de enfermedades, las mil exageraciones de su uso, y etc¨¦tera. Pero ¨¦sta no es la ¨²nica posibilidad.
EL PA?S: ?Y Artaud?
R. T.: Artaud era un tonto genial. Me interes¨®. Ahora s¨®lo me queda cierto inter¨¦s por la gente que habla de Artaud. Es demasiado serio.
EL PA?S: ?Demasiado serio? Usted ha dicho que no le gusta que se hable del humor de sus dibujos.
R. T.: Es que cuando hablamos de humor estamos forzados a¨²n a hablar de algo ingl¨¦s. No me interesa el humor. Me interesa el burlesco, el grotesco, no el humor. Yo creo que esta palabra, humor, ha tenido tanto ¨¦xito porque toda la Europa mediterr¨¢nea se enamor¨® del fant¨¢stico, elegant¨ªsimo, impasible y je, je, je lord ingl¨¦s. El humor es una cuesti¨®n de standing. Ahora que son m¨¢s pobres, los ingleses son mucho menos humor¨ªsticos. Los verdaderos humoristas son los suizos.
EL PA?S: Yo no consigo verle la gracia a los suizos.
R. T.: Pero estar¨¢ de acuerdo conmigo en que un lord ingl¨¦s justifica esa pasi¨®n amorosa de la pobre Europa. Es la mejor idea de un hombre, de un verdadero hombre. Con sus dom¨¦sticos, y sus monoculos, y esa elegancia inglesa. Los ricos meridionales son burdos y gritones, y no tienen charme ni gusto. En cambio los ingleses...
EL PA?S: ?Qu¨¦ es el cine para Topor?
R. T.: He hecho mucho cine, hubo una ¨¦poca en que me interes¨® mucho, pero ahora ya me interesa menos. Es muy frustrante, porque es una industria. Tienta al artista con ese se?uelo del gran p¨²blico, de la posibilidad de hablar con mucho m¨¢s p¨²blico que desde el libro escrito o desde el cuadro. Pero en cambio lo que se puede decir es mucho menos. Es una l¨¢stima: el proyecto cinematogr¨¢fico, cuando empieza, es lo m¨¢s exaltante que hay. En cambio, cuando se acaba es para llorar... Hablo del cine en Francia. Yo he hecho cine con Leloux y con Arrabal, con Jerome Savary y con Polanski, y voy a seguir haci¨¦ndolo.
Trabaj¨¦ con Fellini, en Casanova, y fue muy interesante para m¨ª ver su lucha por conseguir plasmar lo que sent¨ªa en medio de esa terrible dominaci¨®n de las razones comerciales.
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