Importante participaci¨®n extranjera en los casinos de la zona norte
En medios pol¨ªticos y empresariales se estima que el casino de La Toja ser¨¢ uno de los pocos autorizados que no tendr¨¢ ?contestaci¨®n?. Era la ¨²nica petici¨®n no s¨®lo de Galicia, sino tambi¨¦n de las tres provincias colindantes con el Pa¨ªs Gallego.Cuando hace aproximadamente un a?o se formul¨® la petici¨®n, en nombre de Casino de La Toja, SA, pod¨ªan existir dudas sobre la posible competitividad de otras zonas, que pronto se disiparon. En La Coru?a no se mostr¨® el menor inter¨¦s formal -aunque hubo varios rumores en otro sentido- de conseguir un casino, y en Vigo, que pod¨ªa ser la otra ciudad aspirante, el alcalde, que forma en la Comisi¨®n Nacional del Juego, se mostr¨® p¨²blicamente contrario a esta posibilidad. Consecuentemente, los peticionarios, el grupo financiero m¨¢s importante de Galicia, el del Banco Pastor, con Fuerzas El¨¦ctricas del Noroeste, Autopistas del Atl¨¢ntico y otras empresas en su ¨®rbita -adem¨¢s de la Fundac¨ª¨®n Barrie de la Maza, con 3.000 millones de pesetas de capital- no tuvieron siquiera necesidad de plantearse un problema de influencias o presiones. No lo necesitaban, simplemente.
Al plantearse la posibilidad de que se autorizara el juego en Espa?a, La Toja, SA, sociedad que participa con casi la totalidad del capital en el casino, ten¨ªa un grave problema en perspectiva. A pesar de que ha empezado a mejorar la cuenta de explotaci¨®n del complejo tur¨ªstico -varios hoteles, balneario y otras muchas instalaciones, con una capacidad hotelera de 750 plazas en la isla pontevedresa que da nombre a la sociedad- en aquellos momentos todav¨ªa se resent¨ªa la empresa de la fuerte inversi¨®n, unos trescientos millones de pesetas, hecha poco antes, cuando era presidente de la sociedad el actual ministro de Cultura, P¨ªo Cabanillas.
La Toja, que tiene a menos de setenta kil¨®metros algunas poblaciones importantes de Galicia y a menos de doscientas todas las ciudades, incluyendo varias localidades portuguesas, dispone ya de todas las instalaciones complementarias, por lo que la creaci¨®n del casino ¨²nicamente exigir¨¢ prepararla sala de juego, que se instalar¨¢ en el edificio de t¨ªpica arquitectura gallega que alberg¨® anteriormente un restaurante. En el plazo de un mes estar¨¢ terminada la obra, y en tres meses -dado el problema de formaci¨®n del personal- funcionar¨¢ el casino, con un amplio abanico de juegos, que, en total, crear¨¢n de cien a 120 puestos de trabajo, m¨¢s un ligero aumento en el personal de instalaciones hoteleras y de otro tipo ya existentes.
Ingleses en Santander
Si los fabricantes de las m¨¢quinas de ruleta atienden sus compromisos, el casino de El Sardinero, en Santander, ser¨¢ uno de los primeros en abrir este verano. ?Quiz¨¢ para finales de Junio?, asegur¨® d¨ªas pasados el alcalde de Santander. La empresa contratada para la gerencia de este casino, la sociedad inglesa Coral Leuisure Group Limited, ya tiene a sus expertos trabajando en la capital de Cantabria y han declarado que, como su empresa (que cotiza en bolsa) tiene experiencia y buenas relaciones con los fabricantes de ruletas, esperan contar con las primeras que ¨¦stos env¨ªen a Espa?a.
En Santander, el casino ha sido planteado como una inversi¨®n tur¨ªstica, no como un negocio particular. En el mapa inicial del juego en Espa?a, Cantabria hab¨ªa sido marginada y s¨®lo una en¨¦rgica reacci¨®n del Ayuntamiento y Diputaci¨®n pudo lograr lo que ya se daba por perdido. Hecha la concesi¨®n a nombre de Leandro Valle Gonz¨¢lez-Torre y Juan Hormaechea Caz¨®n, como presidente y alcalde, respectivamente, las dos corporaciones formar¨¢n una sociedad llamada Gran Casino de El Sardinero, SA, a la que aportar¨¢n de momento el edificio adquirido por ambos hace cuatro a?os en unos cincuenta millones de pesetas y valorado ahora, a efectos de participaci¨®n de capital, en 150.
El capital social es de trescientos millones, por lo que Ayuntamiento y Diputaci¨®n habr¨¢n de contribuir con otro medio centenar de millones cada organismo. A cambio, la alcald¨ªa y presidencia provincial se llevar¨¢n la gran tajada de los beneficios, dejando para la empresa inglesa un 25% de los mismos y, de no alcanzar este porcentaje, la garant¨ªa de un m¨ªnimo de siete millones y medio anuales.
Cuando hace tres a?os se acord¨® la compra del casino de El Sardinero nadie pensaba en el juego. Aquel edificio neobarroco de la Belle Epoque santanderina era propiedad del comercial Ribalavgua (que lo hab¨ªa comprado por cuatro perras a la arruinada Sociedad de Amigos de El Sardinero) y los amantes del arte que aguantaban cada verano las incomodidades de la plaza porticada so?aban con convertir este casino en sede decorosa del prestigioso festival internacional. No se ve¨ªa claro c¨®mo se iba a reconvertir el edificio, pero la compra era un negocio y Ayuntamiento y Diputaci¨®n, en medio de una fuerte pol¨¦mica, lo llevaron a cabo. Problemas de acoplamiento y de expropiaciones de bajos y edificios anexos dieron al traste con el empe?o del Palacio de la M¨²sica, y s¨®lo la soluci¨®n del juego ha hecho rentable lo que parec¨ªa un despilfarro. Por otra parte, se da como seguro que el Gobierno no estaba dispuesto a conceder un casino a Santander, s¨ª la petici¨®n hubiera partido de un empresario particular.
La instalaci¨®n de ruletas en El Sardinero cont¨® con la oposici¨®n del b¨²nker de la Diputaci¨®n (muy minoritario) y con la de los alcaldes de Castro Urd¨ªales y Laredo, que so?aban con casino propio para su clientela vasca.
Contestaci¨®n a los franceses
Que el ¨²nico casino de las cuatro provincias vascas se le haya entregado a una empresa orientada y dirigida desde Biarritz y que tiene, adem¨¢s, las obras de sus locales sin hacer, no puede ser comprendido m¨¢s que como una maniobra extra?a motivada por intereses que dif¨ªcilmente se pueden hacer p¨²blicos. En estos t¨¦rminos puede resumirse la impresi¨®n generalizada en San Sebasti¨¢n despu¨¦s de que la ¨²nica licencia para instalar un casino de juego, al menos en esta primera fase, haya ido a parar a manos de la empresa Nuevo Gran Kursal, SA.
La empresa del nuevo casino tiene en construcci¨®n un complejo proyectado por los arquitectos Pe?a Ganchegui, Corrales y Molez¨²n. Pero las obras -junto a la desembocadura del Urumea y a pocos pasos del teatro Victoria Eugenia y del hotel Mar¨ªa Cristina- apenas han pasado de los cimientos, calcul¨¢ndose que har¨¢n falta como m¨ªnimo dos a?os para que las instalaciones puedan quedar terminadas.
La elecci¨®n, a dedo, del Gran Kursal ha sido abiertamente contestada por los promotores de las otras dos solicitudes efectuadas desde San Sebasti¨¢n. La primera de ellas corresponde a la empresa del hotel Mar¨ªa Cristina, enclavado en el complejo del teatro Victoria Eugenia, que se convierte cada a?o en palacio del Festival Internacional de Cine. El hotel, durante las fechas del festival, ha visto pasar por sus salas y habitaciones a los m¨¢s destacados directores y estrellas cinematogr¨¢ficas del mundo. La segunda solicitud frustrada la realiz¨® otro hotel, el Costa Vasca, recientemente inaugurado.
Detr¨¢s de cada uno de los tres proyectos exist¨ªan intereses concretos de casinos extranjeros. El de Biarritz hab¨ªa prometido asistencia t¨¦cnica a cambio de participar con un 25% -m¨¢ximo permitido por la ley- en el capital de las dos empresas que parec¨ªan contar con mayores posibilidades debido a la modernidad de sus instalaciones. De esta manera el casino de Biarritz ha conseguido a trav¨¦s de su participaci¨®n en el Nuevo Kursal o en la Costa Vasca si hubiera resultado beneficiado de la licencia, neutralizar los efectos negativos que las instalaciones de un casino a pocos kil¨®metros de sus salas de juego pudieran ocasionarle. El proyecto del hotel Mar¨ªa Cristina contaba con el asesoramiento de otro casino, el de M¨®naco, elegido precisamente para evitar que los beneficios de juego fueran a, parar en parte a instalaciones que compiten directamente con las de San Sebasti¨¢n.
?El juego se le ha entregado a Biarritz y adem¨¢s a dedo?, se lamentan los promotores de los dos proyectos desechados. Resulta sospechoso ciertamente que el casino donostiarra, cuyo funcionamiento esperan como agua de mayo el Ayuntamiento, el Centro de Atracci¨®n y Turismo y buena parte de las fuerzas vivas de la ciudad, por ver si consiguen revitalizar el decadente verano de otros tiempos, deba instalarse en un complejo del que a¨²n no se ha puesto un solo ladrillo y a cargo de una empresa en la que el 25% del capital y, por tanto, de los beneficios, corresponde a quienes explotan unas instalaciones similares y directamente competidoras.
Los dos o tres a?os que ser¨¢n necesarios para terminar las obras del Nuevo Kursal, sin embargo, no quitan el sue?o a sus propietarios, que han prometido poner el juego en marcha en pocas semanas. Mientras su emplazamiento definitivo termina de construirse, las ruletas, los dados y las cartas distraer¨¢n a los opulentos visitantes en los salones del hotel Londres.
Alemanes financieros en Zaragoza
La sociedad promotora del casino de Alfajarin, pueblo situado a dieciocho kil¨®metros de Zaragoza, aport¨® inicialmente un capital de trescientos millones de pesetas, para terrenos e infraestructura y para la ejecuci¨®n de la obra. Un grupo de particulares de Zaragoza formaron dicha sociedad, sobre la que, una vez concedida la autorizaci¨®n, se ha formado la sociedad Montesblancos, SA, para absorber los derechos opcionales anteriores.
Un grupo financiero de Baden-Baden (Rep¨²blica Federal de Alemania) interesado en la promoci¨®n y explotaci¨®n del casino Montesblancos, entr¨® en contacto con el arquitecto zaragozano se?or Oros (uno de los opcionistas) y con otros miembros de la sociedad inicial. Dado que la legislaci¨®n espa?ola proh¨ªbe que ninguna persona f¨ªsica o jur¨ªdica del extranjero tome parte en la promoci¨®n, montaje o explotaci¨®n de negocios del juego dentro de nuestro pa¨ªs, el grupo alem¨¢n est¨¢ intentando llegar a un acuerdo financiero con los opcionistas espa?oles. Estos son cinco en total, y suscriben cada uno de ellos veinte millones de pesetas en el capital social necesario para la obra del casino propiamente dicha. Al parecer, los alemanes pretenden adelantarles a los opcionistas espa?oles los cien millones de pesetas (veinte a cada opcionista), y una vez est¨¦ el casino en marcha y a pleno rendimiento, renovar sus entregas de capital. El prop¨®sito final del grupo de Baden-Baden es conseguir colocar hombres de paja al frente de la sociedad explotadora del casino para obtener as¨ª de manera indirecta los beneficios que ¨¦ste reporte. Los testaferros estar¨ªan bien pagados (alrededor de cuarenta millones por persona, seg¨²n un c¨¢lculo pesimista) y seguir¨ªan ostentando la titularidad de las acciones del casino mientras la legislaci¨®n espa?ola no sufra variaciones en este tema.
El casino Montesblancos estar¨¢ situado en el t¨¦rmino de Alfajar¨ªn, a dieciocho kil¨®metros de Zaragoza por la autopista que conduce a Barcelona.
El tema del casino no ha despertado en Zaragoza un inter¨¦s especial. Las autoridades no se han pronunciado al respecto.
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