La "promesa" del Gobierno no impresion¨® a la izquierda
La promesa formal y solemne del Gobierno Su¨¢rez, por la boca autorizada de su ministro del Interior, declarando la intenci¨®n del Gabinete de convocar elecciones a los treinta d¨ªas de aprobada la Constituci¨®n, no impresion¨® a la izquierda ni fue prenda suficiente de reconciliaci¨®n de la UCD con el PSOE.La impresi¨®n recogida por EL PAIS en la madrugada de ayer, cuando algunos diputados socialistas se dirig¨ªan a tornar churros con chocolate -eran casi las cinco de la ma?ana- fue la de que la promesa gubernamental no va a evitar las movilizaciones populares previstas en favor de una r¨¢pida convocatoria electoral. Los diputados del PSOE, que no participaron en el aplauso con que la parte derecha y central del hemiciclo acogi¨® la promesa gubernamental, consideraban que las promesas no tienen valor para este Gobierno.
Por lo dem¨¢s, la concesi¨®n que se contiene en la promesa difiere las elecciones a finales de a?o, si no a 1979. Baste tener en cuenta los dos meses largos que establece la propia ley aprobada ayer entre la fecha de la convocatoria de la celebraci¨®n de las elecciones locales para llegar a la conclusi¨®n de que la novedad de la promesa gubernamental reside m¨¢s en la declaraci¨®n de que el Gobierno tiene intenci¨®n de convocarlas que en el plazo preconstitucional prefijado.
?Content¨® la promesa a los grupos parlamentarios no socialistas? Desde luego que a Alianza Popular s¨ª, triunfadora del Pleno, junto a la otra minor¨ªa de segundo grado, la comunista. Pero el gozo pol¨ªtico de las minor¨ªas comunista y autonomistas se deb¨ªa a la modificaci¨®n del sistema de elecci¨®n de los alcaldes. La promesa gubernamental no cambi¨®, en realidad, nada para nadie. Los comunistas no hab¨ªan amenazado en ning¨²n momento, a diferencia de los socialistas, con movilizaciones populares, y la minor¨ªa catalana, por boca de Miguel Roca, renunci¨® con ¨¦nfasis a ellas, circunscribiendo la actuaci¨®n de su grupo al ¨¢meito parlamentario.
La carencia de eficacia pr¨¢ctica de la promesa gubernamental no le quita, sin embargo, valor pol¨ªtico. Ante la opini¨®n p¨²blica, el Gobierno ha logrado que las reivindicaciones que claman por unas r¨¢pidas elecciones locales puedan volverse contra los mismos que las invocan, en un h¨¢bil efecto boomerang. Cuando los grupos parlamentarios se detengan en el debate constitucional, el Gobierno siempre tendr¨¢ pendiente sobre sus cabezas la espada de Damocles de las elecciones pendientes. ?Si ustedes quieren de verdad unas r¨¢pidas elecciones municipales -dir¨¢, sin decirlo, el Gobierno-, apru¨¦benme r¨¢pidamente la Constituci¨®n.? Y en ese ¨¢mbito, el regreso socialista a la ponencia constitucional obtiene una nueva presi¨®n: contribuir¨ªa a acelerar las elecciones municipales... Claro est¨¢ que aqu¨ª se parte de dos concepciones distintas, que estuvieron presentes en el Pleno y en las dos conversciones Su¨¢rez-Felipe a lo largo de las dieciocho horas de sesi¨®n: para el PSOE, el debate constitucional es compatible con el proceso electoral a nivel local; pata el Gobierno, no.
Pero en este punto, Adolfo Su¨¢rez ha tenido la habilidad de rodearse de nuevas adhesiones a su criterio: la de Alianza Popular result¨® evidente y explicitada ayer en la explicaci¨®n de voto que hizo Mart¨ªnez Emperador, mientras que las restantes minor¨ªas, si no la solidaridad, s¨ª parece seguro que el Gobierno ha obtenido la seguridad de un no excesivo hostigamiento.
El precio, ya se sabe, fue la f¨®rmula comunista de elecci¨®n de alcaldes, en virtud de la cual las fuerzas pol¨ªticas tendr¨¢n que contar en los ayuntamientos, sobre todo en los de grandes ciudades, copn el voto en ocasiones decisorio, de los concejales aliancistas y comunistas.
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