La operaci¨®n para sustituir a Taranc¨®n no logr¨® su objetivo
Con dos tercios justos de los votos episcopales (cincuenta sobre 75) el cardenal Taranc¨®n accedi¨® a su tercer mandato como presidente de la Conferencia Episcopal Espa?ola, cargo que viene ocupando desde 1971. Con el m¨ªnimo, pero suficiente, porcentaje establecido para este supuesto, el grueso de los obispos espa?oles ha desbaratado en el ¨²ltimo plenario de la Conferencia Episcopal, celebrado la semana pasada, la operaci¨®n que se hab¨ªa empezado a gestar hace algunos meses en los aleda?os democratacristianos del poder (UCD y Gobierno) para ponerla en pr¨¢ctica en el momento preciso: sustituir a Taranc¨®n al frente del organismo rector de la Iglesia espa?ola por un obispo m¨¢s en l¨ªnea con los planteamientos pol¨ªticos de la derecha cat¨®lica.
GORLa reelecci¨®n del cardenal Taranc¨®n ha resultado, a la postre, inevitable, pues ninguna de las alternativas posibles, y m¨¢s concretamente la propiciada desde los sectores democratacristianos, ha madurado lo suficiente como para tomar cuerpo en este momento todav¨ªa confuso de la transici¨®n espa?ola hacia la democracia.El tercer mandato otorgado al cardenal Taranc¨®n ha estado motivado, seguramente, por un cierto miedo al cambio de la mayor¨ªa de los obispos espa?oles, que habr¨ªa dado en estos momentos la sensaci¨®n de inseguridad en la direcci¨®n de la Iglesia, pero tambi¨¦n por un certero instinto de rechazo a ser arrastrados a una concreta y partidista l¨ªnea pol¨ªtica, que la mayor¨ªa episcopal parece que quiere superar.
Los objetivos de la operaci¨®n, que no lleg¨® a cuajar, tend¨ªan a encuadrar las relaciones Iglesia espa?ola-UCD democratacristianizada, en un marco a la italiana, con una mayor coordinaci¨®n de ambos poderes ante los problemas pol¨ªtico-religiosos que se plantean en el actual periodo constituyente. Se tratar¨ªa de que una determinada visi¨®n pol¨ªtica sobre el tratamiento del hecho religioso en la Constituci¨®n, sobre la ense?anza, el matrimonio, el divorcio o la moral p¨²blica, fuese canonizada por la Iglesia como la ¨²nica v¨¢lidamente cristiana.
"Taranconismo"
Esta visi¨®n difiere bastante de lo que se ha dado en denominar taranconismo, que desde los a?os de despegue del franquismo ha ido reforzando la neutralidad pol¨ªtica de la Iglesia espa?ola, actitud en la que, por el momento, han decidido persistir los obispos espa?oles. El taranconismo que rezuman las cartas cristianas o los discursos inaugurales de los plenos episcopales, si se tiene en cuenta s¨®lo la acci¨®n hacia fuera de la Iglesia, tiende a resaltar la independencia pol¨ªtica de esta ¨²ltima, a no confundir el ¨¢mbito de la creencia religiosa con el de la vida civil, a respetar los derechos de los no creyentes y de los no cat¨®licos, y a defender el papel de la Iglesia en la promoci¨®n de los derechos humanos. En la campa?a de las elecciones generales del 15 de j¨²nio, el taranconismo se manifest¨® contrario a la formaci¨®n de partidos pol¨ªticos con el apellido de cristianos, aunque posteriormente matiz¨® que podr¨ªan tener una ?inspiraci¨®n cristiana?.La posici¨®n del cardenal Taranc¨®n en las elecciones influy¨®, sin duda, en el fracaso electoral de los grupos confesionales, que fueron claramente a la contienda electoral con el apellido de cristianos por delante. Estos grupos, o bien los que declar¨¢ndose tambi¨¦n p¨²blicamente cristianos obtuvieron cierto ¨¦xito en las elecciones, pero bajo el manto protector de otras siglas, no aprecian, evidentemente, la postura del cardenal Taranc¨®n.
Antes de que Ricardo de la Cierva denunciase en Opini¨®n (4-11 de marzo de 1977) la conspiraci¨®n contra Taranc¨®n, ciertas fuentes, que fueron calificadas de interesadas, insistieron en el tras lado a Roma del presidente de la Conferencia Episcopal Espa?ola. Posteriormente se habl¨® del entonces arzobispo de Granada y en la actualidad vicario general castrense, Monse?or Benavent, pr¨®ximo a la l¨ªnea democratacristiana, como posible candidato para sustituir al cardenal Taranc¨®n, y en los ¨²ltimos meses han sido p¨²blicas las referencias a monse?or Yanes, antiguo secretario general del Episcopado, promovido a mediados del a?o pasado a la sede arzobispal de Zaragoza, como candidato tambi¨¦n al mismo puesto. Su condici¨®n de obispo auxiliar de Oviedo no fue ¨®bice para que accediera directamente a una sede arzobispal por delante de obispos titulares tan cualificados como Cirarda (m¨¢s tarde nombrado arzobispo de Pamplona), Gonz¨¢lez Moralejo Roca.
Puestos claves
El contenido del discurso de monse?or Yanes en el Club Siglo XXI, en noviembre pasado, o de su posterior art¨ªculo en el semanario diocesano de Zaragoza, coincidi¨® sorprendentemente con las tesis que vienen manteniendo los sectores democristianos de UCD sobre la presencia de la Iglesia cat¨®lica en la Constituci¨®n y, en general, en la vida legal y social del pa¨ªs.En este intento de hacer bascular la l¨ªnea de la Iglesia espa?ola hacia posiciones democristianas no han sido ajenos, seg¨²n fuentes que han seguido de cerca este tema, algunos sectores influyentes del episcopado y de la democracia cristiana alemanes. Los viajes de obispos espa?oles a Alemania, entre ellos el del propio cardenal Taranc¨®n en enero de 1977, quiz¨¢ para explicar a sus colegas cu¨¢l era exactamente su posici¨®n, as¨ª como los de algunos pol¨ªticos democristianos al mismo pa¨ªs, han sido frecuentes el a?o pasado. Tampoco han faltado viajes parecidos a Roma, aunque medios eclesi¨¢sticos bien informados han insistido en la postura de neutralidad mantenida en este asunto por las m¨¢s altas jerarqu¨ªas de la Iglesia cat¨®lica, rota solamente, y no a favor del cardenal Taranc¨®n, por algunos cuadros intermedios de la Curia.
Aunque el taranconismo va a perdurar a¨²n tres a?os m¨¢s, el sector democristiano del Episcopado espa?ol ha conseguido en el ¨²ltimo pleno colocar a algunos de sus hombres en puestos claves de los organismos directivos de la Iglesia, que pueden dar juego en el momento preciso. Monse?or Cirarda, reci¨¦n nombrado arzobispo de Pamplona, ha accedido a la vicepresidencia, y ha pasado a ser en este momento el candidato m¨¢s firme ala presidencia en 1981, cuando el cardenal Taranc¨®n, por obligaci¨®n reglamentaria, ya no pueda optar de nuevo a este cargo.
Aunque la candidatura de monse?or Yanes a la presidencia episcopal no cuaj¨® en el ¨²ltimo momento, este arzobispo ha conseguido la presidencia de la comisi¨®n episcopal m¨¢s. importante en estos momentos: la de Ense?anza. Monse?or Montero, auxiliar de Sevilla, ha sido elegido presidente de la comisi¨®n de Medios de comunicaci¨®n Social, que controla la importante cadena radiof¨®nica COPE, mientras que monse?or Roca, obispo de Cartagena-Murcia, se mantiene al frente de la Comisi¨®n para la Doctrina de la Fe. Otro obispo pr¨®ximo al sector democristiano, monse?or Gonz¨¢lez Moralejo, titular de Huelva, fue elegido para formar parte del Comit¨¦ Ejecutivo, nuevo organismo directivo de la Iglesia, a medio camino entre la presidencia y la Comisi¨®n Permanente, nacido con la finalidad de agilizar la toma de decisiones al m¨¢s alto nivel.
De composici¨®n muy equilibrada, el Comit¨¦ Ejecutivo est¨¢ formado por un conservador, el cardenal Gonz¨¢lez Mart¨ªn; un liberal, monse?or D¨ªaz Merch¨¢n; un moderado independiente, monse?or Mart¨ª Alan¨ªs; y por el ya citado monse?or Gonz¨¢lez Moralejo. Por raz¨®n de su cargo tambi¨¦n forman parte de este comit¨¦ los presidente y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, y el secretario general, monse?or Iribarren, tambi¨¦n pr¨®ximo al sector democristiano, nombrado para este cargo el 24 de junio pasado.
Aunque la derecha cat¨®lica, ahora en el poder, intenta colocar con antelaci¨®n sus piezas, ello no quiere decir, sin embargo, que tiene asegurada sin m¨¢s en el futuro su posici¨®n preponderante dentro de las distintas fuerzas pol¨ªticas que intentan influir en la marcha de la Iglesia. En el rumbo que adopte de aqu¨ª a tres a?os la Iglesia de Espa?a jugar¨¢n, sin ninguna duda, un papel importante la treintena de j¨®venes obispos que entraron en la Conferencia Episcopal por la puerta falsa de su nombramiento como auxiliares en los ¨²ltimos y conflictivos a?os del franquismo.
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