Un freno para la crisis del Archipi¨¦lago

En noviembre de 1975 se firmaba en Madrid el denominado ?acuerdo tripartito? por el cual Espa?a entregaba la administraci¨®n del Sahara occidental a Marruecos y Mauritania. En marzo de 1976 sal¨ªan del territorio los ¨²ltimos soldados espa?oles. En junio de 1977, en las primeras elecciones generales, el pueblo canario daba su voto masivo a la Uni¨®n del Centro Democr¨¢tico. Y en febrero de 1978, el tema de la ?africanidad? del archipi¨¦lago era planteado en el seno de la Organizaci¨®n para la Unidad Africana, quienes acordaron el apoyo material y moral al supuesto Movimiento para la Autodeterminaci¨®n e Independencia del Archipi¨¦lago Canario y la insistencia al Gobierno de Madrid de que permita visitar las islas una comisi¨®n de encuesta de dicha organizaci¨®n para comprobar in situ el posible arraigo de las tesis independentistas entre la poblaci¨®n canaria.Todos estos sucesos, producidos en tan corto espacio de tiempo, junto a la profunda crisis econ¨®mica y social que vive la regi¨®n (uno de cada diez canarios no tiene trabajo, uno de cada cinco no cuenta con vivienda, una de cada dos empresas canarias est¨¢ en crisis), ha provocado una situaci¨®n que no hab¨ªa conocido jam¨¢s la corta historia de las islas Canarias. Porque si bien el canario hab¨ªa resuelto estos mismos problemas en otras ocasiones de la forma m¨¢s sencilla, es decir, emigrando a pa¨ªses suramericanos cuando no hab¨ªa trabajo o entreg¨¢ndose abiertamente a la potencia que en ese momento dominaba el Atl¨¢ntico, ahora ya no est¨¢ dispuesto a abandonar ol¨ªmpicamente su tierra ni tampoco a dejarse zarandear por potencias u organismos extranjeros.

Incertidumbre hist¨®rica

Pero no quiere decir esto que la sociedad isle?a tenga ideas claras acerca de su futuro. En la actualidad se est¨¢n produciendo una serie de tirones y vaivenes en torno a su ¨¢rea geopol¨ªtica que acrecienta, por otro lado, la confusi¨®n y la profunda incertidumbre hist¨®rica en la que vive sumergida la poblaci¨®n de las islas. Y este factor de irritaci¨®n y de desesperaci¨®n es, precisamente, el caldo de cultivo que intentan explotar por todos los medios los grup¨²sculos independentistas canarios, respaldados por las fuerzas pol¨ªticas que son protagonistas directas en el conflicto africano.

As¨ª y todo, el panorama futuro del archipi¨¦lago, aunque se presenta dif¨ªcil, es muy esperanzador. Porque lo que est¨¢ claro es que al pueblo canario s¨®lo le queda una alternativa: el binomio autonom¨ªa-democracia. Y la verdad es que el Estatuto canario de autonom¨ªa a elaborar en los pr¨®ximos meses tendr¨ªa que estar contemplado en la nueva Constituci¨®n espa?ola, con el objeto de asegurarle una permanencia en el tiempo que pudiera quedar comprometida si le consagrara una disposici¨®n de menor rango. Y uno de los aspectos decisivos en la delimitaci¨®n de funciones y poderes de la regi¨®n aut¨®noma y la Administraci¨®n central ser¨ªa para las islas el ¨¢mbito de una pol¨ªtica exterior de cara a los problemas espec¨ªficos canarios en su ¨¢rea geopol¨ªtica. Los hechos que est¨¢n a la vista de todos son una realidad a la que no se puede volver la espalda.