La incertidumbre francesa
Secretario de relaciones internacionales de UCD
Con m¨¢s preocupaci¨®n fuera de Francia que dentro del mismo pa¨ªs, las elecciones que hoy comienzan en el pa¨ªs vecino, traducen varias insuficiencias, que yo resumir¨ªa en dos. Por una parte -la de las formaciones que hasta aqu¨ª han dominado la mayor¨ªa parlamentaria para, efectivamente , ?conducir, el cambio? varias veces prometido. Por otra parte, las de los partidos de izquierda, depositarios en efecto de la necesidad psicol¨®gica de una alternativa pero incapaces, al mismo tiempo, de proponerla en t¨¦rminos inequ¨ªvocamente democr¨¢ticos y posibles. Todo ello incluido en un proceso de polarizaci¨®n que ha terminado por agrupar en dos bloques a fuerzas muy diferentes entre s¨ª. El gaullismo no ha podido sobrevivir con una carga ideol¨®gica coherente a la desaparici¨®n de su fundador. En el camino han quedado descartadas o en situaci¨®n minoritaria una serie de opciones que, en otras circunstancias, hubieran debido dar cohesi¨®n al centro pol¨ªtico. Entre aquel gaullismo residual y estas opciones, urgencias inmediatas de autodefensa han forzado a un pacto circunstancial e inestable. La izquierda, por su parte, ha cultivado irremediablemente la irrigaci¨®n producida por su car¨¢cter de permanente oposici¨®n, desarrollando la misma capacidad autodefensiva en la coalici¨®n de unas fuerzas dispares: desde un socialismo que se quiere democr¨¢tico hasta un comunismo que, en sus constantes ambig¨¹edades, deja planear todav¨ªa la sombra estaliniana.
En el caso de que se produjera una victoria de la izquierda las hip¨®tesis para el inmediato despu¨¦s son varias y no todas incluyen necesariamente la presencia de ministros comunistas en el Gobierno -sobre todo cuando en los ¨²ltimos d¨ªas preelectorales se segu¨ªan produciendo virulentos ataques entre comunistas y socia listas. Esa victoria, en cualquier caso, incluye datos in¨¦ditos y no pocas incertidumbres. La presencia de partidos socialdem¨®cratas en el poder en la Europa occidental no es nueva ni preocupante, pero ?entra Mitterrand en la misma categor¨ªa que los Schmidt, Benuyl o Jorgensen? En el caso de una presencia comunista en el Gobierno, ?quedar¨ªa plenamente garantizada lo que yo llamar¨ªa ?reversibilidad democr¨¢tica?? Un Partido Socialista que nunca se ha distinguido por sus entusiasmos europeos y uno comunista que es manifiestamente contrario al proyecto europeo occidental, ?estar¨ªan dispuestos a prestar su plena colaboraci¨®n al mantenimiento y desarrollo del Mercado Com¨²n? Desde el punto de vista espa?ol, y en esa perspectiva, ?no quedar¨ªa nuestro proceso hacia la integraci¨®n europea seriamente afectado por la presencia en el poder de fuerzas cuando menos tibias y cuando m¨¢s decididamente contrarias a esa integraci¨®n? Esas y otras preguntas justifican una cierta aprensi¨®n: la que en medios occidentales se percibe con respecto a los resultados de las elecciones francesas.
El resultado, sea cual sea, habr¨¢ de forzar a nuevos planteamientos y quiz¨¢ a reflexiones amargas. La fundamental ser¨ªa intentar recobrar, si ya no es demasiado tarde, un esquema pluripartidista anclado en un amplio centro de alternativa democr¨¢tica.
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