Stielike salv¨® al Madrid con un gol espl¨¦ndido
El Madrid se tom¨® cumplida revancha de la derrota sufrida en la primera vuelta ante el Rayo, pero s¨®lo cara al marcador. En el campo su superioridad s¨®lo fue clara en la primera media hora de juego. Despu¨¦s, de no haber sido por el gol salvador de Stielike, un tanto de bell¨ªsima factura, el Rayo pareci¨® en completa disposici¨®n para empatar al menos el partido. El Madrid volvi¨® a quedar en evidencia durante la segunda parte, en la que tuvo momentos de aut¨¦ntico rid¨ªculo ante la fuerza rayista. De todas formas, el l¨ªder mejor¨® mucho en relaci¨®n a partidos anteriores, pues al fin encontr¨® por un tiempo un centro de campo en el que apoyarse, basado en el mando inicial de P¨ªrri. El equipo vallecano, por su parte, cometi¨® el gran error de confiarse al principio dando excesivas facilidades defensivas. El partido, cosa muy a destacar, devolvi¨® el espect¨¢culo del buen f¨²tbol perdido casi en Madrid, aunque por esta vez con m¨¢s goles que juego.El l¨ªder dio pronto se?ales de querer tomar las riendas en el campo. No s¨®lo con mejor sistema t¨¢ctico previo que en ocasiones anteriores, sino incluso con inteligencia. Antes del minuto San Jos¨¦ hizo pasar grandes apuros a Alc¨¢zar que no pudo blocar un disparo suyo, y Roberto tuvo el primer fallo de su rosario interminable. El c¨¦sped, l¨®gicamente muy resbaladizo, invitaba al disparo a puerta como primera y elemental t¨¢ctica. El Madrid, sin embargo, no necesit¨® m¨¢s ensayos y el siguiente de Pirri ya fue gol. Para que llegara y para que en s¨®lo diecisiete minutos m¨¢s el marcador se colocase en un rotundo 3-0 sucedieron dos cosas: Molowny, por fin, hab¨ªa formado un verdadero centro de campo, y el Rayo, ante un juego rival rapid¨ªsimo, en el que incluso sus delanteros sal¨ªan desde atr¨¢s en avances muy apoyados por toda la zona central y hacia las alas, daba excesivas facilidades defensivas, sorprendido al contraataque.
Pirri fue pilar b¨¢sico en el Madrid inicial del domingo y Land¨¢buru no pudo al principio con ¨¦l; Guerini super¨® con su velocidad a Ferm¨ªn, y Stielike, en fuerza, a Guzm¨¢n. Unicamente Nieto sostuvo a Jensen, que apenas tuvo tiempo de colaborar. Su marcha por lesi¨®n se iba a notar a la larga, porque Vitoria demostr¨® con creces su suplencia, pasando a emparejarse con Ferm¨ªn -que empez¨® a funcionar- mientras Guerini -que empez¨® a perderse- se fue m¨¢s al ataque, seguido por Nieto. El Rayo se asent¨® algo m¨¢s en defensa y siguiendo su costumbre de no desmoralizarse, pese a la gran desventaja, marc¨® su primer gol tal vez en fuera de juego. A partir de ah¨ª, cuando el partido parec¨ªa coser y cantar para el Madrid, se convirti¨® en un continuo temor de que se volvieran las tornas.
Lo curioso es que en el minuto veinte de la segunda parte, cuando ya el Rayo era due?o absoluto de la situaci¨®n y el Madrid volv¨ªa a ser el desastre de partidos anteriores, sin fuerza y desorganizado, el equipo blanco tuvo la gran ocasi¨®n de poner el 4-1 en el marcador. Tras otro corte de Stielike, Santillana elev¨® muy bien sobre la salida de Alc¨¢zar el bal¨®n, pero ¨¦ste sali¨® rozando el poste derecho. La angustia, pues, deb¨ªa continuar, y en aumento, pues tras el susto del gol justamente anulado al Rayo, vino el 3-2 en uno de los goles cl¨¢sicos y simples de ese astuto y h¨¢bil jugador que es Gonz¨¢lez. Cuatro minutos despu¨¦s un centro de Guzm¨¢n lo salv¨® in extremis Miguel Angel, y el tipo posterior del propio Gonz¨¢lez dio en el lateral de la red. El Rayo, como alguien coment¨®, daba la sensaci¨®n en esos momentos de que acababa de saltar al campo, tal era su fuerza. Compensaba as¨ª de sobra su flojo y ?dormido? comienzo.
Pero el rumbo del partido, que pudo inclinarse definitivamente del lado vallecano, lo enderez¨® Stielike, con un gol antol¨®gico, pleno de fuerza -rayista, cabr¨ªa decir, o ?a la alemana?-, y lo fij¨® Wolf, con un rival ya abierto a la desesperada y nuevamente descuidado en su defensa. El Rayo se la hab¨ªa jugado y... perdido, pero era un digno vencido, y dando espect¨¢culo, pues aparte del dudoso penalti fallado al final, Miguel Angel salv¨® otra ocasi¨®n de gol ante Astegiano. Este, que sali¨® por Ferm¨ªn, fue el ¨²ltimo cartucho de H¨¦ctor N¨²?ez, pero no le funcion¨®. Antes, sin embargo, hab¨ªa acertado plenamente al dejar en la caseta a Rial, sin sitio toda la primera parte, entrando en su lugar el lateral Luna. De esa forma Nieto se pudo dedicar a Pirri, quedando Land¨¢buru con Stielike y Guzm¨¢n m¨¢s adelantado, primero, y con Vitoria, al entrar Astegiano, despu¨¦s. El Rayo se asegur¨® as¨ª el dominio de la parcela central y se permiti¨® el lujo de ridiculizar a un l¨ªder que s¨®lo jug¨® bien media hora y que volvi¨® a ganar -golear, esta vez- a base de recursos, aciertos individuales y oportunismo. El 5-2 no debe enga?ar a nadie. Ni al propio Madrid.
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