Bernab¨¦u, esa instituci¨®n
Ser presidente de algo, de cualquier entidad, durante 35 a?os, es una noticia ins¨®lita para los tiempos que corren, en especial si a¨²n se contin¨²a en el cargo. Dificilmente se puede dar un caso as¨ª, y si pasado 1975 no es un espejismo, es que s¨®lo caben en ¨¦l dos protagonistas: Bernab¨¦u y el Real Madrid.Santiago Bernab¨¦u pasar¨¢ a la historia, con todo merecimiento, como uno de los personajes m¨¢s populares en Espa?a a partir del segundo tercio del siglo XX. La Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol le ha impuesto ahora su medalla de oro, una m¨¢s en su historial. ?Hac¨ªa falta? El ?mito? Bernab¨¦u est¨¢ por encima de la ?medallitis? existente en este pa¨ªs, que un buen d¨ªa se acuerda de que m¨¢s vale tarde que nunca para quedar bien. Tal vez sea, adem¨¢s, porque con Porta la Federaci¨®n es ahora m¨¢s Federaci¨®n y el Madrid es ya s¨®lo el Madrid, para ser homenajeado sin suspicacias.
Del Real Madrid se ha asegurado que ha sido e equipo del r¨¦gimen anterior. Desde su posici¨®n privilegiada, con sus seis copas de Europa como bagaje, ten¨ªa que serlo. Su ?formaci¨®n? nunca ha resultado precisamente democr¨¢tica. Pero su dictadura ha dado los mejores frutos, y por algo ser¨¢ que en muchos pa¨ªses del mundo, los m¨¢s alejados, se asocia ¨²nicamente lo espa?ol con el ?Real? de los Di St¨¦fano, Puskas y compa?¨ªa.
Pero los tiempos han cambiado -malas rachas incluidas- y de ah¨ª que el ¨²nico error de Bernab¨¦u haya sido siempre su desmesurado madridismo. Aunque es de admirar la fidelidad de un hombre a unos ideales, cabe censurarle no haber visto que por tratarse del Real Madrid no siempre se tiene raz¨®n. Pero ese es el fruto inexplicable del ?apasionante? f¨²tbol, al que ha dedicado su vida con un desprendimiento y honestidad ejemplares.
Bernab¨¦u es un gran hombre, un hombre bueno, que dejar¨¢ huella de su paso por esta vida. S¨®lo de eso debe estar orgulloso, medallas aparte; porque se le recordar¨¢ como una instituci¨®n. El d¨ªa que falte, el Real Madrid ser¨¢ mucho menos Real Madrid.
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