El Madrid, mal y sin suerte
El Madrid sufri¨® en Valencia una nueva derrota -s¨¦ptima ya del Campeonato- ante un equipo reserv¨®n y sin grandes virtudes. El mal momento madridista, agravado por la abundancia de bajas, ha convertido al l¨ªder lanzado de la primera vuelta en un conjunto inofens¨ªvo, que invariablemente va contando sus salidas por derrotas. El Valencia s¨®lo hizo f¨²tbol de lucimiento al final del partido, cuando ganaba por 2-0 y el Madrid jugaba con un hombre menos por expulsi¨®n de Guerini.Se present¨® el l¨ªder en el Luis Casanova con cinco bajas en lo que podr¨ªamos definir como su once ideal: Camacho, Del Bosque, Stielike, Jensen y Juanito. A pesar de eso y de la conocida baja forma general, Molowny aline¨® un equipo con tres puntas de ataque, Aguilar y Macan¨¢s -carne de banquillo desde hace mucho tiempo- saltaron al campo con la misi¨®n de darle al Madrid una alegr¨ªa y una rapidez de las que viene careciendo, y con la de ofrecer a Santillana el n¨²mero de servicios suficientes como para que su presencia en el campo resultase algo m¨¢s que una amenaza. Pero la voluntad de ataque de Molowny se contradec¨ªa con su inter¨¦s defensivo, porque mantuvo hasta que estuvo perdido el encuentro a dos ?iberos en el centro de la defensa -Benito y Wolff-, mientras San Jos¨¦ se sacrificaba en la persecuci¨®n de Kenipes por todo el campo -el argentino ha aprendido de Cruyff a esconderse por cualquier parte- y Sol e Isidro vigilaban a Felman y Valdez, los ¨²nicos puntas aut¨¦nticos del Valencia. Con ello, al Madrid s¨®lo le quedaban dosjugadores para el trabajo en la media, Pirri y Guerini, que ten¨ªan que moverse entre tres valencianistas, Saura, Arias y Castellanos, hombres los tres de especial poder¨ªo fisico. As¨ª, resultaba que la alineaci¨®n de tres jugadores de vanguardia por parte del Madrid se convert¨ªa, m¨¢s que en un alarde de inter¨¦s ofensivo, en un innecesario sacrificio de elementos; con el flojo apoyo que pod¨ªan darles Pirri y Guerini, tan atosigados por la superioridad num¨¦rica del rival en esa zona, estaban condenados a entrar poco en juego y a no servir de nada, como ocurri¨®.
Por suparte, el Valencia demostr¨® excesiva cautela; dado que jugaba en casa y que el Madrid anda tan justito de fuerzas, estaba obligado a hacer m¨¢s, a buscar un lucimiento que habr¨ªa podido obtener sin mucho riesgo. Pero prefiri¨® la prudencia, acaso por ese respeto que siempre inspira el Madrid aun en los peores momentos, y no jug¨® m¨¢s que con dos hombres punta y pocas incorporaciones atr¨¢s. Entre eso y los dos l¨ªberos del Madrid, el partido parec¨ªa llamado a ser uno de tantos que se consumen sin emoci¨®n y sin jugadas de ¨¢rea. Y m¨¢s cuando en el minuto nueve se encontr¨® el Valencia con un gol poco menos que involuntario de Valdez. Y, en efecto, la primera parte result¨® tediosa, s¨®lo animada por alg¨²n que otro buen disparo espor¨¢dico.
La segunda mitad comenz¨® con m¨¢s alegr¨ªa por cuatro agujeros consecutivos de la defensa del Madrid, que oblig¨® a Miguel Angel a jugarse los dientes en salidas temerarias. Luego, otra vez lo mismo. Gracias a un penalti el Valencia mejor¨¦ su resultado y el Madrid poco a poco, con esa especie de verg¨¹enza torera que siempre le ha caracterizado en sus malas rachas, comenz¨® a echarse hacia adelante y sac¨® a Wolff de la defensa para meterlo en la media. Pero Guerini -que no estabajugando mal- hizo una tonter¨ªa que le cost¨® la expulsi¨®n, y cort¨® as¨ª en seco las poqu¨ªsimas posibilidades que ten¨ªa el Madrid de mejorar el resultado. Pese a esta baja, el l¨ªder sigui¨® dando la cara a fuerza de descubrirse atr¨¢s, y fue s¨®lo entonces cuando el Valencia trenz¨® -con todo a su favor- un f¨²tbol bonito, de contragolpe, r¨¢pido y al toque. Miguel Angel lo pas¨® mal en los ¨²ltimos minutos, en los que intervino bastante, y s¨®lo la mala fortuna de Kempes, que fall¨® goles cantados, impidi¨® un resultado espectacular. El Madrid se salv¨® por chiripa de la goleada, pero se dej¨® este domingo otros dos puntos de la ventaja -hace no mucho tiempo de seis- que llevaba el Barcelona. Ahora ya s¨®lo hay uno de distancia entre los dos equipos, y lo peor pa¨ªa los madridistas es que el equipo en alza y con moral de perseguidor suele tener ventajas en estos casos.
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