C¨¦sar Manrique
El visitante que recorra esta exposici¨®n de pintura puede hacerse una pregunta un tanto melodram¨¢tica: ?Qu¨¦ ser¨ªa de la obra de C¨¦sar Manrique si su autor no hubiese nacido en Lanzarote? La pregunta, evidentemente, no deber¨ªa responderse, pero s¨ª reconocerse su necesidad. El propio pintor, los cr¨ªticos y exegetas, y p¨²blico en general, no dudan en afirmar la irremediable relaci¨®n de necesidad entre pintor y tierras lanzarote?as. ?Estamos quiz¨¢ ante la obra necesaria? Posiblemente, s¨ª. Y as¨ª lo han parecido ver los medios de difusi¨®n estatales, paraestatales y privados.Las provincias, regiones, pa¨ªses, pueblos o como den en llamarse las distintas reuniones de gente que pueblan la geograf¨ªa patria buscan su identificaci¨®n: se buscan banderas, himnos, m¨²sicas, pintores, escultores, bailes regionales, etc¨¦tera, que sirvan para identificar y expresar su peculiar manera de ser. Ya se puede esculpir en vasco o pintar en catal¨¢n. El artista quiere ser socialmente necesano, y la sociedad est¨¢ empe?ada en necesitar artistas. La aventura pl¨¢stica del siglo XX, la obra de iluminados y suicidas, y tan generosa en su conciencia de gratuidad, amenaza con apaciguarse en risue?os aires de Feria del Campo. Tanto los artistas como la sociedad parecen haberse cansado de ese arte tan siglo XX, hundido en el individuo, tan irritante muchas veces por su gratuidad y buscan un arte m¨¢s acorde con los nuevos tiempos, un arte m¨¢s identificable, que guste y sea m¨¢s ¨²til para todos. Quiz¨¢ lo consigan, pero, por el momento, Justo es reconocer que si siguen persistiendo en la casi rutinaria repetici¨®n de unos hallazgos pl¨¢sticos, ya manidos y gastados, entint¨¢ndolo con tales o cuales peculiaridades ¨¦tnicas, se corre el riesgo de llegar a un arte cuya funci¨®n predominante sea la decorativa; lo cual, despu¨¦s de todo, no es ni bueno ni malo, sino todo lo contrario.
C¨¦sar Manrique
Galer¨ªa TheoMarqu¨¦s de la Ensenada, 2
Magmas, cenizas y arenas negras del paisaje vivido emergen en los cuadros de Manrique. La tradici¨®n expresionista e informalista los configura. El pintor, con buen tino, les da orden, medida y color .
Babelia
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