Los diarios israel¨ªes subrayan la "pol¨ªtica inepta" del se?or Begin
Los diarios israel¨ªes eran ayer un¨¢nimes en considerar como un fracaso las conversaciones mantenidas el martes y mi¨¦rcoles pasados por el primer ministro de Israel, Menahem Begin, con el presidente norteamericano Jimmy Carter.?Estados Unidos contin¨²a acusando a Israel de ser responsable del punto muerto actual.? Este diagn¨®stico del diario laborista Davar, insertado en primera p¨¢gina a ocho columnas, es compartido por todos los observadores israel¨ªes.
Hasta aqu¨ª, nada de sorprendente. Habr¨ªa que estar ciego para no constatar el fracaso de las conversaciones Carter-Begin. Pero lo que es nuevo, y tal vez sorprendente, es que la mayor parte de los diarios israel¨ªes no acusan esta vez al se?or Carter de haber hecho prueba de mala voluntad. No reprochan a la Casa Blanca o al Departamento de Estado el ?ignorar las necesidades de seguridad de Israel?, el ?querer hacer presi¨®n sobre Israel?. Sus cr¨ªticas se dirigen m¨¢s bien hacia el se?or Begin, a quien el Jerusalem Post reprocha el practicar una ?pol¨ªtica inepta?.
Incluso el peri¨®dico nacionalista Maariv, que sostuvo al primer ministro durante la campa?a electoral y que salud¨® 1a formaci¨®n del Gobierno Begin-Dayan, exige del Gabinete una ?revisi¨®n fundamental de su pol¨ªtica, no solamente a corto plazo, sino tambi¨¦n a medio y largo plazo. Es necesario revisar, reexaminar los objetivos estrat¨¦gicos y pol¨ªticos de Israel?.
El editorial del Maariv, vespertino de gran tirada que se dirige a las masas populares, es revelador del nacimiento de un nuevo estado de esp¨ªritu y ?deber¨¢ encender una luz roja en la presidencia del Consejo?, seg¨²n declar¨® a este corresponsal un consejero pr¨®ximo del se?or Begin.
Begin ya no emociona
Los israel¨ªes se encuentran inquietos. Muy inquietos incluso.Las esperanzas de renovaci¨®n que se hab¨ªan puesto en el nuevo equipo gubernamental se han visto frustradas. En el plano interior, econ¨®mico y social, es el marasmo. El Gobierno Begin parece todav¨ªa m¨¢s impotente que los dirigentes laboristas en yugular la inflaci¨®n y detener la baja de poder adquisitivo de los salarios. El descontento es general y las huelgas se multiplican.
En el plano internacional, la inmensa esperanza de la visita a Jerusal¨¦n del presidente Sadat agoniza. Y a medida que la iniciativa de paz del presidente egipcio se eclipsa, se agravan las relaciones israel¨ªes-americanas.
Los israel¨ªes comienzan a no sentirse impresionados por la elocuencia supernacionalista de Menahem Begin y toman cada vez en menos consideraci¨®n -sobre todo las j¨®venes generaciones- sus acentos pat¨¦ticos. Incluso la operaci¨®n de represalia en L¨ªbano contra comandos palestinos no ha suscitado el entusiasmo habitual.
El hombre de la calle comienza a darse cuenta de que la caza de palestinos en el sur de L¨ªbano no resuelve nada y puede comprometer las negociaciones con Egipto, ya de por s¨ª pendientes de un hilo.
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