El pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad
Secretario de relaciones internacionales del PSOEEn un reciente art¨ªculo de Javier Rup¨¦rez, as¨ª como en una carta al director de Jos¨¦ Luis Fern¨¢ndez, se citan p¨¢rrafos entrecomillados de mi art¨ªculo sobre las elecciones francesas, publicado en EL PA?S el 12 de marzo ¨²ltimo.
De entrada debo agradecer el honor de ser citado con tanta profusi¨®n. Unos d¨ªas antes, el se?or Oreja, en su importante discurso en el Senado, hac¨ªa lo propio refiri¨¦ndose a un art¨ªculo que publiqu¨¦ en El Socialista.
Uno, que ten¨ªa la convicci¨®n de que los art¨ªculos no los le¨ªa nadie, comienza a creer lo contrario. Al menos lo leen con atenci¨®n los prohombres del Gobierno y de UCD. Algo es algo.
Gramsci, en una conocida expresi¨®n, dec¨ªa que hab¨ªa que afrontar el pesimismo de la inteligencia con el optimismo de la voluntad.
Sin pensar en Gramsci en los momentos en que escrib¨ªa el art¨ªculo ?La izquierda va a ganar?, realmente estaba aplicando su m¨¢xima. La inteligencia me dec¨ªa que la divisi¨®n de la izquierda francesa desde el 23 de septiembre de 1977 iba a dar al traste con lo que era, hasta entonces, una casi segura victoria electoral. Pero la voluntad, el entusiasmo militante (yo no era, ni soy, un observador imparcial), me inclinaba a pensar que el votante franc¨¦s medio, hastiado del fracaso de la derecha giscardiana y gaullista, iba a votar mayoritariamente a la izquierda, a pesar de la desuni¨®n de sus l¨ªderes.
Y no es de extra?ar esa predilecci¨®n hacia el voluntarismo en quien, como yo, ha estado quince a?os luchando contra el franquismo, cuando quiz¨¢ la inteligencia dictara que lo m¨¢s ?razonable? era hacer carrera personal, colaborar o no con el franquismo para aparecer a ¨²ltima hora como dem¨®crata de toda la vida.
Pero la verdad es que si la izquierda no conserva su capacidad de entusiasmo, su motor ut¨®pico, su idealismo, habr¨¢ perdido gran parte de su esencia, de su raz¨®n de ser..., a pesar de que, a veces, como en el caso de mi art¨ªculo, se quisieran convertir los deseos en realidades.
Rup¨¦rez, que milit¨®, antes de adherirse a UCD tras las elecciones, en un partido de izquierdas, entender¨¢ lo que digo. Por eso no comprendo su irreprimible alegr¨ªa ante la victoria de la derecha en Francia.
Menos mal que en el error de predicci¨®n de lo que iba a ocurrir en las elecciones galas me acompa?aron las grandes firmas de sondeos de opini¨®n, la mayor parte de las cuales son empresas norteamericanas y de otros pa¨ªses de la OTAN, que supongo respetar¨¢ tanto Rup¨¦rez en sus nuevos ¨ªmpetus atlantistas.
Tambi¨¦n me refer¨ªa en mi art¨ªculo al efecto expansivo que pod¨ªa tener en nuestro pa¨ªs la victoria de la izquierda en Francia, y a la credibilidad que el ejercicio del poder de un Gobierno socialista en un pa¨ªs de caracter¨ªsticas socioecon¨®micas semejantes al nuestro podr¨ªa tener para nosotros. Hoy es una inc¨®gnita si esta predicci¨®n era acertad¨¢ o no, porque no se ha producido la victoria prevista.
Pero la derrota en esca?os (que no en votos, no olvidarlo) de la izquierda francesa no da pie a la esperanza de la derecha espa?ola de hacer imposible la alternativa de poder socialista en Espa?a. ?Qu¨¦ m¨¢s quisiera UCD!
Por desgracia, para el partido del Gobierno el apoyo de la derecha francesa (o del Departarnento de Estado de Estados Unidos) no es decisivo para su permanencia en el poder. Lo decisivo es contar con el pueblo espa?ol. Y convencer. Ni lo uno ni lo otro parece estar consigui¨¦ndolo el Gobierno Su¨¢rez. ?Por qu¨¦ si no ese miedo a las elecciones municipales?
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