Para¨ªso econ¨®mico e infierno fiscal
Los pr¨®ximos 7 y 8 de abril, los jefes de Estado o de Gobierno de los ?nueve? del Mercado Com¨²n, se reunir¨¢n en Copenhague para celebrar su primer Consejo Europeo del a?o. La actual presidencia danesa de la CEE no provoca gran inter¨¦s pol¨ªtico entre los ciudadanos de este pa¨ªs, poco entusiastas de las decisiones comunitarias que se toman en la sede de la CEE, en Bruselas.Los daneses parecen algo cansados de la vida pol¨ªtica, en una sociedad de gran bienestar social, -la quinta ?renta per c¨¢pita? mundial con 7.530 d¨®lares- pero condicionados por unas estructuras r¨ªgidas en materia fiscal que, en opini¨®n de algunos, contribuyen a paralizar la iniciativa individual. ?No vale la pena trabajar m¨¢s o crear nuevos negocios, para darlo todo al fisco?, dicen los daneses.
En pol¨ªtica exterior, este peque?o pa¨ªs de una extensi¨®n de 43.000 kil¨®metros cuadrados, para algo m¨¢s de cinco millones de habitantes- es miembro del Mercado Com¨²n, a pesar de que casi la mitad de sus ciudadanos se declaran contra las Comunidades Europeas. La crisis econ¨®mica mundial afecta a la econom¨ªa danesa. Con las l¨®gicas reservas de rigor, el actual Gobierno dan¨¦s se declara favorable a la entrada de Espa?a al Mercado Com¨²n Europeo.
Considerados como los ?m¨¢s meridionales? del conjunto de pa¨ªses n¨®rdicos, los daneses parecen haber llegado al frente del muro. La completa libertad sexual, la tolerancia para el uso de drogas, el alto ¨ªndice de alcoholismo, el considerable consumo de calmantes, la facilidad de obtener el divorcio, el elevado ¨ªndice de suicidos son, quiz¨¢s, elementos claves que originan movimientos de contestaci¨®n originales, como los protagonizados por unos centenares de j¨®venes que intentan vivir al margen de la sociedad de super-consumo. La ocupaci¨®n de cuarteles militares desalojados por el ej¨¦rcito, en el centro de Copenhague, da origen a la denominada ?Ciudad Libre de Christiania?.
Gobierno minoritario frente a d¨¦bil oposici¨®n
?La crisis econ¨®mica y la lucha contra el desempleo centran los esfuerzos del Gobierno?, declar¨® el primer ministro, Anker Joergensen, en una entrevista publicada en el diario Berlingske Tidende, en el momento de asumir Dinamarca la presidencia de la CEE, para el primer semestre del a?o en curso.
Con 65 esca?os en un parlamento de 179, los socialdem¨®cratas se mantienen en el poder, gracias al apoyo parcial de los socialistas de izquierda -veintis¨¦is esca?os- y a los socialistas populares -siete esca?os. En total una escasa mayor¨ªa te¨®rica de 93 puestos.
?La ventaja para el Gobierno es que nadie quiere administrar la crisis?, dice un colega dan¨¦s. En la oposici¨®n, los liberales, con veinti¨²n esca?os, no parecen recuperarse de la salida de la escena pol¨ªtica nacional de su ex l¨ªder y antiguo primer ministro Poul Hartling, nombrado embajador en la ONU, en Ginebra.
Los movimientos de ciudadanos que, sin ideolog¨ªas pol¨ªticas y al margen de los partidos, se formaron para participar en las municipales, no representaron un cambio fundamental del electorado.
El equipo del primer ministro Anker Joergensen, sali¨® reforzado de la consulta municipal y regional, lo que le coloca en buen sitio para contraatacar a la dividida oposici¨®n. Sobre todo, al partido a la primera formaci¨®n de oposici¨®n del Folketing -Parlamento-, el Partido del Progreso, que cuenta con veintis¨¦is diputados.
Dirigido por el abogado M¨®gens Glistrup, la ascensi¨®n del Partido del Progreso -derecha- fue fulminante en las ¨²ltimas legislativas. Su doctrina principal se basa en la r¨¦plica a la pol¨ªtica socialdem¨®crata. Principalmente en el sector fiscal. El propio Glistrup intent¨® predicar con el ejemplo rechazando, sin m¨¢s, pagar impuestos al Estado. El popular pol¨ªtico antifisco fue condenado el pasado 18 de febrero a una multa de mill¨®n y medio de coronas -veinti¨²n millones de pesetas- m¨¢s el reclamo de otro dos millones de coronas -veintiocho millones de pesetas- de impuestos impagados.
De propagarse el ?ejemplo? de Glistrup, peligrar¨ªa toda la estructura social danesa, donde es normal pagar el 50 % de los ingresos en impuestos. En contrapartida, el Estado vela para una seguridad social casi perfecta, un seguro de desempleo al 90% y una ensenanza gratuita a todos los niveles.
?Somos el ¨²nico pa¨ªs de la CEE sin pr¨¢cticamente ninguna materia prima?, declara a EL PA?S, Orstrom M?ller, jefe de gabinete en el Ministerio de Asuntos Econ¨®micos. ?Nuestra econom¨ªa -prosigue- se basa casi exclusivamente en el valor a?adido que damos a una serie de productos industriales de alta tecnolog¨ªa.?
Dinamarca debe importar carb¨®n, acero, petr¨®leo y madera, por citar los principales cap¨ªtulos. Los daneses miran con envidia la riqueza petrol¨ªfera de sus vecinos noruegos o las reservas naturales en madera y minerales de los suecos.
?Los precios de los productos industriales daneses son muy altos. Hay que competir con una gran calidad para poder exportar?, declaran en el Ministerio de Asuntos Econ¨®micos. La industria representa cuatro veces m¨¢s el volumen econ¨®mico de la agricultura, caracterizada, tambi¨¦n, sobre todo en productos c¨¢rnicos porcinos y pesca, por sus ventas al exterior.
A pesar de las quejas ante una administraci¨®n omnipresente, el ciudadano dan¨¦s parece contento o resignado en esta sociedad que le garantiza un bienestar social ininterrumpido desde hace cuarenta a?os. Todos, excepto una minor¨ªa calificada de folkl¨®rica por sus oponentes, de ?nueva sociedad? por sus defensores, que vive en ?la Ciudad Libre de Christiania? o en otras de las m¨²ltiples comunidades que nacen y mueren con frecuencia en el reino de Dinamarca.
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