Los derechos del torero y los del espectador

Podr¨¢n traer cola o no las reivindicaciones planteadas por la asamblea de toreros celebrada ayer en Sevilla, pero no es, en absoluto, irrelevante, que un centenar de los toreros de la regi¨®n hayan hecho unas propuestas concretas y adoptado una postura de fuerza que pueden afectar al desarrollo de las ferias m¨¢s importantes de la temporada taurina, como son las de Sevilla y San Isidro.Pero sus intereses no quedan en la mejora salarial, sino que se extienden, como es razonable, a los derechos que creen deben percibir de RTVE por la retransmisi¨®n de las corridas. Y a¨²n van a m¨¢s, porque pretenden fijar el m¨ªnimo de corridas que han de ser televisadas, de las cuales una de ellas ser¨¢ en fecha que se decida por sorteo.

Que las partes interesadas resuelvan sus diferencias, pero pensamos que tampoco se trata de pedir la luna y debemos hacer una llamada sobre los derechos del espectador (el que supuestamente se sentar¨¢ ante la televisi¨®n, el p¨²blico que acudir¨¢ a la plaza, el aficionado), con quien nadie parece haber contado.

Ofrecer al pa¨ªs la corrida de la Feria de Sevilla que la suerte decida es sencillamente una arbitrariedad, porque no se puede forzar al p¨²blico a que llene su ocio la bolita que saca del sombrero una mano inocente; y obligar a RTVE a que televise un determinado n¨²mero de festejos es forzar al pa¨ªs a que se trague una raci¨®n de toros, quieras o no, tengan o no tengan entidad estos espect¨¢culos.

Radiotelevisi¨®n Espa?ola puede y debe dar informaci¨®n sobre toros, y puede y debe retransmitir corridas, pero s¨®lo aquellas que verdaderamente interesen y supongan o no a sus protagonistas un apaleamiento de millones o una masita complementaria de lo que cobran por torear. Otra es que RTVE haya hecho mal las cosas en este sentido (francamente, no podr¨ªa haberlo hecho peor), pero la queja generalizada al respecto, t¨¦nganlo en cuenta los toreros, no es porque haya rozado sus intereses profesionales, sino por el da?o que hace a la fiesta y el asombroso olvido que tiene para quienes gustan de la misma.