El contraataque madridista pudo al desorden atl¨¦tico
El Real Madrid continua su semana de triunfos importantes y no desaprovech¨® tampoco en el Manzanares la oportunidad de dar un paso m¨¢s hacia un t¨ªtulo que ya casi es suyo. Venci¨® con todo merecimiento a un Atl¨¦tico sin orden ni concierto, que record¨® los peores d¨ªas de su aciaga temporada. Las almohadillas que sus aficionados lanzaron contra el ¨¢rbitro del partido, cabeza de turco habitual en tantos casos as¨ª, debieron haberlas dirigido contra sus propios jugadores, que se convirtieron la mayor¨ªa de las veces en un grupo de amigos haciendo la guerra por su cuenta y no en un verdadero equipo con aspiraciones a¨²n, pese a tanto fallo anterior, a jugar la Copa de la UEFA. Ahora esa posibilidad europea es un espejismo. El Madrid, en cambio, tras un primer tiempo en que se contagi¨® del desastre de mal juego imperante, jug¨® su baza del contraataque en la continuaci¨®n y gan¨® sin paliativos.El derby de la segunda vuelta, como casi todos los derbies, no pasar¨¢ a la historia por su buen juego, desde luego. S¨®lo lo har¨¢ como el ¨²ltimo apeadero para el equipo blanco antes de llegar a la estaci¨®n final de la liga 77-78. A falta de cuatro partidos la ventaja del l¨ªder -cuatro puntos reales y positivos- le puede dar ya el t¨ªtulo el pr¨®ximo domingo, si adem¨¢s de vencer al desahuciado C¨¢diz en Chamart¨ªn, el Barcelona cae derrotado en Gij¨®n y tambi¨¦n el Valencia -que est¨¢ a cinco puntos del Madrid, pero igualmente a cuatro reales, por mejor coeficiente particular- en Bilbao. La diferencia ser¨ªa ya insalvable sobrar¨ªan tres jornadas. El cuadro de Molowny, en realidad, ha demostrado en el sprint final una seguridad de verdadero campe¨®n.
Las ausencias de Jensen y San Jos¨¦ beneficiaron ayer al l¨ªder. La obligaci¨®n de jugar un 4-3-3, al tener tres hombres en punta, Roberto, Santillana y Juanito, dio al equipo m¨¢s armaz¨®n, m¨¢s semejanza al de casa, que funciona ¨²ltimamente mucho mejor que el de fuera. Las precauciones normales de ?equipo visitante?, no fueron ¨®bice para que, sobre todo, en la segunda parte, el Madrid jugara un contraataque decisivo. Guerini y Stielike rayaron a gran altura y Wolf, con m¨¢s campo para desenvolverse al haber s¨®lo tres centrocampistas en lugar de cuatro, no desenton¨® como otras veces. El argentino, al igual que Ayala, en el Atl¨¦tico, fue de nuevo el ?hombre libre?. -ya de moda, por lo visto- en la parcela central. El cuadro rojiblanco prefiri¨® romper su centro de campo organizador, prescindiendo de Alberto y Marcelino sali¨® al principio para marcar a Stielike -porque Eusebio vigil¨® a Roberto-, mientras el alem¨¢n se dedico a Ayala. En el primer tiempo se complet¨® el juego de marcajes con la pareja Guerini-Marcial.
El Atl¨¦tico domin¨® toda la primera parte, pero sin orden, s¨®lo por la inercia de ser el equipo de casa. El Madrid tuvo ya las dos mejores ocasiones de gol, por una solo de su rival. Reina salv¨® a su equipo ante Juanito y Santillana, mientras Leivinha, lent¨ªsimo, seg¨²n su costumbre, perdi¨® el tanto al tirar flojo tras una buena jugada de Rubio. Despu¨¦s de rematar un c¨®rner sufrir¨ªa de amnesia por un golpe y ser¨ªa, sustituido por Leal tras el descanso. Luis trataba con ello de dar un mayor orden a ?su grupo de amigos?, pero Molowny le respondi¨® con una jugada maestra: Stielike pas¨® a marcar al reaparecido internacional, y el alem¨¢n no s¨®lo lo anul¨®, sino que marc¨® el segundo gol y dio el tercero.
En realidad, el Atl¨¦tico del segundo tiempo con Leal se hundi¨® antes de empezar a navegar, por el gol de Santillana. A partir de ah¨ª, al menos, el partido, que en la primera mitad hab¨ªa sido de un nivel lamentable, se anim¨®. Las defensas ya no fueron tan superiores, pues los fallos continuos en el pase, producidos anteriormente se espaciaron y se decantaron, adem¨¢s, del lado rojiblanco, el equipo m¨¢s premioso y con juego demasiado horizontal, como ya es su mala costumbre esta temporada. La entrada de Aguilar no solucion¨® nada. El Madrid, en cambio, encontr¨® huecos simples por las alas, y tras un contraataque de Roberto, en el que Reiria salv¨¦ otro gol a tiros sucesivos de Santillana y Stielike, lleg¨® el segundo de ¨¦ste. Se ve¨ªa venir. Guerini segu¨ªa muy suelto -Marcelino no le marc¨® bien antes de dedicarse a Juanito- y todo el Madrid tambi¨¦n. Por ello, el gol de Marcial s¨®lo fue otro espejismo. La realidad y la justicia vino con el 1-3. En esta ocasi¨®n el Madrid hizo lo mejor y mereci¨® el triunfo.
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